Ecuador y el naufragio

Victor Cabezas

POR VÍCTOR CABEZAS
 
Cada día que pasa, se vuelve más latente la angustia de sentirnos náufragos en medio de una marea de cuyas proporciones reales aún no tenemos ninguna certeza. Lenín Moreno pasará a la historia bajo la marca de una paradoja, pues si de un lado logró desmontar un modelo dictatorial de gestión de la cosa pública, por otro no pudo cumplir los mínimos requisitos de lo que se podría denominar “un Gobierno”.
 
Hoy, el país siente el desespero y la angustia del Presidente por dejar su despacho y pasar la posta. Su liderazgo se ha difuminado y, con ello, salta una pregunta tan simple como aterradora: ¿Quién nos gobierna en el día a día? Esto, ciertamente, no sería un problema en democracias sólidas en las que las instituciones funcionan más allá de las personas -Bélgica, por ejemplo, ha pasado unos buenos meses sin mandatario sin mayor complicación. Pero en Ecuador, el modelo de Gobierno impone la necesidad de una figura de liderazgo fuerte. Aquí, el plan de vacunación no marchará sin un presidente decidido y una ministra seria, científica, transparente. Nuestro Gobierno, lamentablemente, funciona con liderazgos robustos de los que hoy carecemos. Este complejo escenario augura un próximo naufragio: la pandemia se agrava, la información sobre la vacunación es nula, las capacidades técnicas del Gobierno para vacunar están en entredicho y nuestra confianza en el Estado está, por decir lo menos, comprometida. Todo esto, en medio del período más crítico en la historia reciente del país. Lo dicho, abunda en que este 11 de abril tendremos una elección trascendental que, como nunca, requiere una reflexión profunda. Ecuador no resiste un mes más sin un capitán, sin un mapa y sin una brújula.