Políticos bisagras

Patricia Estupiñán

POR PATRICIA ESTUPIÑÁN
 
La Asamblea Nacional sepultó la reforma constitucional que eliminaba el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, aquel engendro de la Constitución de Montecristi que dio origen a la acumulación de poderes en manos del expresidente Rafael Correa.Lo hicieron a puertas de las elecciones de la segunda vuelta, impidiendo que la propuesta sea votada en la papeleta de la segunda vuelta. Hubo concordancia entre la bancada correísta y los de Alianza PAÍS. Los primeros votaron en contra de la reforma y los segundos se abstuvieron y con la abstención impidieron su aprobación. Los asambleístas de Alianza PAÍS volvieron al eje común para ser una bisagra en el rumbo futuro, seguramente con la esperanza de que exista perdón y olvido para su pecadillo de deslealtad, en caso del triunfo electoral del candidato del correísmo.
 
Al haber descartado la eliminación del Consejo de Participación Ciudadana, los políticos bisagras confirmaron que no les interesa la participación ciudadana, sino el control de los órganos de poder. Precisamente, una organización ciudadana, el Comité por la Reinstitucionalización de la Democracia, recogió cerca de 300 mil firmas, hizo los respectivos trámites en el Consejo Nacional Electoral y en la Corte Constitucional para que la propuesta sea discutida por la Asamblea. En la Asamblea, se formularon propuestas de reformas adicionales y en el trámite dejaron correr los plazos, para precisamente dejar las cosas tal como están.
 
La decisión es una sombra ominosa sobre el futuro de la independencia de la justicia, los organismos de control y el respeto a los derechos humanos como la libertad de expresión, en caso del triunfo del candidato Andrés Arauz. Aunque él ha buscado distanciarse en algunos conceptos de su mentor ideológico, el ex presidente Rafael Correa y sus seguidores hablan de revanchas y tienen listas de personas e instituciones a quienes ajusticiar y seguramente el Consejo de Participación Ciudadana será la institución para volver a concentrar todos los poderes otra vez y ejecutar su vendetta.
 
El voraz apetito de los asambleístas que han actuado como bisagras ha podido más que la verdadera participación social. Una muestra más de que no son los representantes que el pueblo merece.