Machismo y violencia

Patricia Estupiñán

Para dejar una relación abusiva se necesita coraje y también una oportunidad para ser económicamente independiente. Hace siete meses, Evelin Bodero, 26 años, tuvo esa valentía y consiguió un trabajo. Dejó a su pareja y se llevó a sus dos hijos, un niño y una niña, de nueve y dos años respectivamente. Luego de capacitarse como orientadora en la defensa de los derechos femeninos, fue contratada por el CEPAM, organización dedicada a ayudar a mujeres maltratadas. Se inició como consejera de otras mujeres que como ella habían sido víctimas de relaciones violentas, en un sector populoso suburbano de Guayaquil.
 
Paradójicamente pese a conocer sus derechos y ayudar a otras, Evelin no pudo salvarse de su agresor. Había recibido amenazas telefónicas contra su vida por parte de este. Hizo lo que debía: inició el trámite para pedir una boleta de auxilio. El trámite fue más lento que la acción de su victimario. El lunes 27, después de dejar a su hijo mayor en la escuela, encontró a su expareja en su casa, quien con un cuchillo de cocina, la asesinó delante de su hija de dos años y una sobrina pequeña.
 
El de Evelin es el femicidio número 36 en 2019. Desde 2014 hubo 600 femicidios, es decir uno cada tres días. ¡Para causar escalofrío! Nada ha cambiado desde las masivas protestas ocurridas a principios de año tras la muerte de una joven en Ibarra, asesinada por su pareja, un migrante venezolano, ante la mirada atónita de policías y transeúntes y de otro caso como fue la violación brutal que sufriera una mujer en Quito, por parte de cuatro individuos, que lo destrozaron con un bate. El caso de Evelin confirma que de nada sirve conocer los derechos, ni acudir a los organismos del Estado por ayuda, porque ésta no se da. Las mujeres maltratadas simplemente no pueden esconderse de la saña de sus agresores. Ecuador tiene un gravísimo problema de acoso y maltrato a la mujer.
 
En 2018, la Fiscalía registró casi 70 mil denuncias por violencia familiar. Estas denuncias superan de lejos a otro tipo de delitos como robo, asaltos, narcotráfico, asesinatos y delitos de cuello blanco. Seis de cada 10 mujeres han padecido violencia de género, una de cada dos violencia psicológica y una de cada cuatro violencia sexual. Ecuador tiene el segundo número más alto de embarazos adolescentes en América Latina, la mayoría de estos casos corresponden a abusos de familiares cercanos y todavía se discute en la Asamblea la opción de un aborto en caso de violación. El abuso de género no solo que es inmoral y tiene consecuencias devastadoras para la vida familiar, niños que quedan huérfanos en el caso de femicidio, niñas madres que trastocan su vida, hijos que crecen en entornos de angustia, sino que también es un peso económico en el desarrollo del país.
 
Un estudio hecho en Bolivia el año pasado logró cuantificar las pérdidas para el PIB del país por esta causa: 2.4 mil millones de dólares al año. El estudio midió el ausentismo laboral y la baja productividad por el presentismo (estar pero no con todos los sentidos) por causa de la violencia familiar, el acoso sexual en el hogar y en el trabajo. Expertos de CARE en Ecuador concluyeron que por violencia de género se pierden 4.6 mil millones de dólares al año. Para solventar parte de la crisis financiera, Ecuador recibirá un préstamo del Fondo Monetario Internacional por 4.2 millones de dólares. ¡Sobran los comentarios!