Generación perdida

Patricia Estupiñán

POR PATRICIA ESTUPIÑÁN
 
Casi tan dolorosa como la muerte porque significa una condena a una vida de frustración y pobreza es la disrupción que la pandemia ha causado en los sistemas educativos. Como consecuencia, según los expertos, en el mundo habrá una generación perdida y en los países y las poblaciones de menores ingresos, aún más. En Ecuador, la afectación será general pero las deficiencias serán más profundas en las áreas periféricas de las ciudades y en las zonas rurales, por sus recursos más limitados. Concentrarnos en su solución
debe ser la prioridad de la educación pública y privada. No es una misión imposible. Experiencias en países que han pasado por grandes guerras y desastres naturales demuestran que cuando hay conciencia, planificación y esfuerzo, no solo se puede revertir la desventaja sino inclusive aprovechar la crisis para reformas generales. En Afganistán, después de la guerra que desalojó a los talibanes del poder a comienzos de la década pasada, la matrícula para las mujeres aumentó de 1,2 millones a 3,5 millones.
 
Ismail Khan, un afgano que creció en un campo de refugiados en Paquistán y que aprendió el valor de la educación en ese campamento y hoy es educador en Estados Unidos, sostiene que los vacíos de enseñanza se pueden corregir en poco tiempo reentrenando a los maestros con ese propósito y ubicando a esos maestros en los sitios con deficiencias más profundas. Esto hizo él en su país, en centros que dirige un hermano suyo. También, Nueva Orleans lo estableció así después del huracán Katrina. Sin embargo, se puede ir más allá de ajustar los vacíos dejados por la disrupción educativa. En Kosovo, donde hubo una guerra civil devastadora en los años 90, firmada la paz se cambió el sistema educativo, aprovechando otras aptitudes que se desarrollan en una crisis como son la resiliencia, la tolerancia, la simpatía y la creatividad, que no se miden en las pruebas académicas.
 
Según el Fondo Monetario Internacional, la pandemia ha acelerado el cambio en las competencias laborales que se necesitan. Desaparecerá la demanda para muchas carreras actuales en los próximos años, no en décadas. ¿Por qué no aprovechamos esta crisis para finalmente transformar nuestro sistema educativo? ¿Quién de los presidenciables tiene como prioridad en su agenda esta reconversión? Esa es la verdadera revolución. Será la llave para abrir el candado del desarrollo. Lo demás son como dice una canción “tan solo palabras”.