Con la autonomía de Cataluña

Gabriel Rovayo

Las voces que piden que Cataluña inicie su proceso de separación de España se oyen cada vez más. Y en las últimas semanas parece inminente que el Gobierno español se verá obligado a llamar a los españoles a las urnas para votar en un referéndum que decida si Cataluña continuará siendo territorio español o no.
 
Estamos viviendo un capítulo histórico, que hará que muchas cosas cambien en el futuro de la Unión Europea y en el mundo. Es claro que Cataluña tiene potencial de sobra para ser independiente también en lo económico. Sin embargo, en estos tiempos que corren, de inestabilidad e incertidumbre económica, es posible que al nuevo país le sea difícil financiarse en los mercados y afrontar el pago de su deuda. Algo que, por mucho tiempo, frenó sus intenciones de separarse de España por algunas décadas.
 
Hace pocos días, el editorial de The Economist fue contundente al respecto. Entre otras cosas, esta prestigiosa publicación británica dijo: (…) Cataluña “goza de un nivel de vida superior a la media tanto en España como en la Unión Europea”, (…) y además tiene “más autogobierno que casi cualquier otra región de Europa”.
 
También señala que: “Sin embargo, la mayoría de los catalanes están descontentos con su suerte, ya que creen que el Estado les quita demasiado dinero y que no respeta su sentimiento de identidad, lo que ha derivado en la situación actual”. Para este semanario especializado en economía, Mariano Rajoy se ha equivocado al suponer que el tiempo y la recuperación económica curarían el descontento de los catalanes. Algo que la mayoría de quienes respaldan el proceso separatista creen a pies juntillas.
 
Hay una interrogante que se impone por sobre muchas otras, respecto a si conviene o no que Cataluña alcance la autonomía de España. Y esta es: ¿Qué pasará con la economía catalana, una vez siendo autónoma? En mi opinión, dado que Cataluña tiene un PIB de 250 mil millones de dólares, para una población de un poco más de siete millones de habitantes, en un territorio de 32 mil kilómetros cuadrados, podría lograrlo sin problemas.
 
La economía catalana es dinámica, diversa y fuerte. Eso es, entre otras cosas, lo que ha impulsado su movimiento separatista. Los líderes catalanes están seguros de que lo pueden lograr solos. 
 
El otro lado de la moneda es: ¿Podrá España mantener su nivel económico sin Cataluña? Antes de la crisis, que empezó en 2009 y de la cual no termina de recuperarse, España estaba considerada la quinta economía europea. Y su PIB era de 1.250 mil millones de dólares. Pero la crisis no ha menguado y el último reporte del PIB, que data de 2012 arrojó que el PIB solo había aumentado en un 0,32 por ciento.
 
Pienso que es mucho lo que perderá España al perder Cataluña. Esta última parece tener mucho más claro su panorama, o al menos están dispuestos a pagar el precio económico que su autonomía requiera.