Dedicatorias

Alfredo Pinoargote

POR ALFREDO PINOARGOTE
 
Desde la maternidad la restauración democrática vio la luz con una marca de familia, las dedicatorias electorales que habían aparecido en restauraciones anteriores para evitar que el vicepresidente del loco Velasco termine de presidente. Pero a estas dedicatorias les salió el tiro por la culata. Al profeta Velasco le brotó un vicepresidente de otra papeleta, a don Buca no lo dejaron ser candidato pero el de la dictadura no triunfó, y entonces surgió el mito del endoso o transferencia de votos. Que con Jaime Roldós funcionó pero le salió hijo macho al padrino.
 
El endoso o transferencia de votos que ha bailado buenos perreos en estos 40 años resulta en verdad un mito porque no hay un comportamiento estándar del electorado pese al estándar judicial que se le ha adherido. Así el retorno de Abdalá en 1988 por el PSC no benefició a Sixto sino a Borja, y el de 1990, del mismo loco por Rodrigo Borja, llevó en
1992 a una final insólita entre dos socialcristianos. Pero fue un retorno que dio frutos cuatro años después, en 1996, contra el binomio febresborjista que formaron el delfín de León y el canciller de Borja. La judicialización de Abdalá volvió y Pachakutik desfiló con su ataúd por las calles de Quito.
 
En 1998 la alianza de los delfines de León y Hurtado, con el loco en el exilio bajo orden indefinida de detención preventiva, dio como resultado la aplanadora PSC-DP en el Congreso pero corrió como candidato del gran ausente un empresario políticamente desconocido que besó el triunfo electoral que le arrancharon en territorio de León. Ese fue el primer caso de transferencia de votos de un prófugo de la justicia. Después en 2006 vino Gilmar luego de que el depuesto Lucio rompiendo la tradición fletó un avión desde Bogotá y vino a la cárcel.
 
Hoy el prófugo de Bruselas, que preparó cuidadosamente su exilio y está sentenciado por haberse empoderado de una maquinaria delictiva que subyugó el sufragio libre, amenaza correr por papeleta electoral sustituta. Espera que le rechacen el cambio, pero lo correcto es que el pueblo vote a conciencia y rechace a su candidato en las urnas.