El legado de Simón Bolívar

Nicole Cáceres Báez
En el bicentenario de la independencia del Ecuador, la herencia del Libertador aún está presente. Un descendiente de la familia Bolívar Palacios nos habla de ello.

Este 24 de mayo se cumplen 200 años de la Batalla de Pichincha. Lucha que fue ese punto final para consagrar la libertad de todas las provincias de lo que hoy conocemos como la república del Ecuador y que se unió a una serie de guerras de independencia que buscaban días mejores para sus pueblos y sus estados en toda la región. En ella, y en todo su proceso, participaron hombres y mujeres valientes que estuvieron dispuestos a dar su vida por una causa justa y en la creían con toda convicción. Son muchos nombres, algunos conocidos y otros no tanto, los que la historia no nos permite, y no debemos, olvidar.

En esta fecha que fue de gran trascendencia en la historia ecuatoriana, también se marca el paso a un sueño de emancipación y de unión. Un sueño que nace, y que invadió el pensamiento de millones de personas de la época, de Simón Bolívar, el Libertador de América. El Padre de la Patria, como también es conocido, hizo el juramento de no descansar hasta que América fuera libre. Y hoy, 200 años después del inicio de un largo proceso, países como Venezuela, Colombia, Panamá, Ecuador, Perú y Bolivia guardamos en nuestra historia y en varios rasgos de nuestras vidas, la herencia y el legado de un hombre que cumplió con su promesa.

CONVERSANDO CON LA HISTORIA

Entender el legado de Simón Bolívar que hoy vivimos es un tema complejo, y quién mejor para hablarnos al respecto que Michel Capelo Portillo, representante y descendiente de la familia Bolívar Palacios en séptima generación, que hoy trabaja por mantener viva la herencia de un héroe. Conversar con él se siente como tocar una parte de la historia, tener acceso a un lado del Libertador que es desconocido y que, sin duda alguna, nos llama a la reflexión.

Cuando le preguntamos por qué es importante reconocer y trabajar por el legado de estas seis naciones y de su gente nos responde que al igual que es importante para cada persona saber de su pasado, así también lo es para los estados. “Salvaguardar el legado de nuestras naciones significa, inequívocamente, trabajar por el fortalecimiento de nuestra historia y cultura; y este va a ser el fortalecimiento de nuestra raíz como nación, y la posibilidad de existencia en el futuro”.

¿QUÉ NOS DEJÓ?

Las tradiciones y las costumbres son las bases de construcción para que los pueblos existan, y saber con certeza cuáles son los valores que vienen con nuestra historia será la clave de todo. “Muy pocos somos conscientes de esta salvedad, que tenemos menos años de existencia como república que como colonias, entonces si no fortalecemos esa estructura nuestra, corremos el riesgo de desaparecer, así de sencillo. Y desaparecer no de erradicarnos, pero sí va a ser una constante transformación que al final de los tiempos nos va a llevar a no existir”, explica.

“Debemos procurar que el estado exista sobre el gobierno”, reflexiona el descendiente de la familia Bolívar Palacios, haciendo hincapié en los valores con los que se fundaron nuestros estados actuales después de las gestas de independencia, despojándonos de los arraigos negativos que traemos de esos años coloniales. Esos mismos valores que desde Francia inspiraron a Simón Bolívar a formar su sueño americano: Libertad, Igualdad y Fraternidad. Y no desde una metáfora o desde un aspecto lejano que ya no rige actualmente, nos dice, sino desde una idea que aún por estos días hay que ir formándola y trabajando.

Estatua de Simón Bolívar en Bogotá, Colombia.

LEGADO EN VALORES

“En la charla con el pirata Brion le hace entender al Libertador que el enemigo es la esclavitud, y debe haber libertad de todos en todos los espacios”, acota Michel. La libertad, que fue la máxima del Gran General después de su conversación con Luis Brion, lamentablemente, aún se sigue buscando. Según la ONU, la esclavitud continúa siendo un flagelo muy vigente en diferentes partes del mundo, pues se la encuentra en la trata de personas, el matrimonio forzado, la esclavitud sexual, el trabajo infantil o la explotación laboral, esas son las principales formas de reflejar la esclavitud en el siglo XXI.

La igualdad y el reconocimiento de los derechos de todas las personas sin discriminar su procedencia, etnia, género, religión, condición económica y más es imprescindible para lograr sociedades pacíficas, con pleno potencial humano y capaces de desarrollarse de forma sostenible. Un ejemplo de la igualdad de género que Simón Bolívar adoptó para su época fue proclamar a Manuela Sáenz como Secretaria de la Correspondencia de su Excelencia, uno de los cargos más importantes y de más confianza, nos detalla el entrevistado. “Es una mujer fascinante, ejemplo para las mujeres al oponerse al ‘me toca’, sino un ejemplo de ‘sí se puede’, si pudo Manuela Sáenz, ¿no vas a poder tú? Ella sí visionaba lo que iba a ser Simón Bolívar, en sus últimas cartas ella decía, el Libertador nunca me creyó que no iba a quedar ni una plaza sin su nombre”.

Y por último la fraternidad, un principio que prima en que todos debemos ser amables y solidarios con los demás. En el fondo, somos todos socios en la construcción y el mantenimiento de una sociedad segura, libre y justa en la que todos queremos vivir. La historia nos dice que el Libertador murió pobre, después de ser parte de una de las familias más acaudaladas del continente para su tiempo, “cuánto habrá costado la libertad de no una, ni dos, ni tres... seis naciones. Crear una nación entera que fue Bolivia, mantener ejércitos, miles de patriotas, alimentarlos diariamente, vestirlos, armarlos”, menciona.

Ilustración de la Batalla de Pichincha, el 24 de Mayo del 1822.

LAS NACIONES DE AYER Y HOY

En 1822 Simón Bolívar estaba consciente de su obra y de cuán lejos podía llegar, se sentía imparable nos dice el representante. “En el Chimborazo dice ‘seré yo el elegido que he vuelto a bajar y subir’. Su filosofía viene de la influencia por sus viajes en Europa, y a sus 37 o 38 años en el punto más alto del mundo, mirando al mundo de frente, dice ‘ya no te miro asombrado ni con desprecio’. Es el primer momento donde Simón Bolívar mira el poder de frente, dice, ‘está bien, esto es inmenso, pero esto no es nada’”. Por desgracia, era tan grande su obra, pero no más grande que su tiempo; la muerte prematura de Bolívar nos llevó a que nuestros estados no estén consolidados, afirma Capelo Portillo, dejando patrias enclenques que fueron un caos y que hasta el sol de hoy guardan problemas.

“Al ser tan jóvenes las patrias nos ha llevado a creer que estamos atrasados y a compararnos con otros sistemas que no tienen ni un punto de comparación con nosotros por cómo iniciamos”, menciona Michel, resaltando que las naciones que estamos formando hoy ya les pertenecen a las generaciones futuras. Y que de todo lo malo, siempre se podrá rescatar lo positivo: “todo esto que vemos en este momento no es nuestro, aunque se sienta como nuestro. Todo pasa y entendemos que con el paso de las situaciones buenas y malas queda la consciencia en las personas, porque es la consciencia de las personas la que va a construir una mejor sociedad”.

La bandera del Ecuador formada por el tricolor: amarillo, azul y rojo.

UN HOMBRE DE CARNE Y HUESO

Y aunque se hable mucho de las proezas del Libertador, al final de todo, no podemos olvidar que simplemente era un hombre, reflexiona Capelo Portillo. “Él recorrió a caballo el equivalente a 3 circunferencias al globo terráqueo, el cuerpo humano no está hecho para aguantar eso, los órganos con el golpe a golpe se fueron dañando”. En un pensamiento más personal de su antepasado, el descendiente de la familia Bolívar Palacios destaca que fue un hombre que siempre encontró la capacidad de levantarse.

“Él regresaba con más fuerza después de los exilios, tenía la credibilidad y el cariño de todos, la gente adoraba a su libertador. Él mueve muchos egos y nacionalismos”, y así como todo referente, su legado personal y humano también quedará entre nosotros. Fue un hombre que al igual de aciertos, quizás, tuvo errores que le costaron la vida.

Michel Capelo Portillo

Es descendiente en séptima generación de la familia Bolívar Palacios, por parte de Juana Nepomucena Bolívar Palacios, hermana de Simón Bolívar. Fue su abuela quien le entregó cuando era solo un niño los documentos que acreditaban su ascendencia. Hoy en día es reconocido por varias sociedades bolivarianas de diferentes países, así como el cuerpo de nobleza del principado de Asturias. Trabaja en la constitución de la orden de la familia Bolívar, para adquirir más miembros que busquen llevar las historias a todo el mundo, hasta el bicentenario de la muerte del Libertador.