Las poderosas 3 C del cambio

Tengo ya algunos años notando en mi consulta la necesidad de hablar con mis pacientes de temas que van más allá de la nutrición.
Por Gabriella Iturralde – Nutricionista

En esta etapa de mi profesión siento que además de ser nutricionista, estoy haciendo una transición a ser una coach o guía en la que ayudo a todos los que visitan mi consultorio, con ciertas herramientas aprendidas de la psicología para lograr cumplir sus objetivos.

Estamos inmersos en un mundo de fácil y rápido acceso de información, a través del internet y las redes sociales, que nos llevan a una sobreinformación de noticias y la nutrición no es una excepción.

Cuando recibo a un paciente, muchas ocasiones éste conoce tanto del tema, que le pregunto: ¿qué es lo que necesitas de mí? Llegan conociendo “todo” sobre alimentación, pero por alguna razón necesitan mi ayuda. Por otro lado, también recibo pacientes que están confundidos por este exceso de información y necesitan que les aclare muchas dudas; por supuesto también están los que llegan como un libro blanco, a recibir toda la información que yo pueda darles.

En cualquiera de los tres escenarios, todos quieren un cambio, aunque no todos tengan claro su objetivo todavía. Es por esta razón que he desarrollado tres principios puntuales que sugiero a mis pacientes practicar durante el proceso del cambio. Estas estrategias, las he denominado las poderosas 3 C del cambio y estoy segura que las pueden aplicar para cualquier tipo de cambio de hábitos, no solo en relación a la composición corporal, peso o alimentación.

La primera es el compromiso. Una pregunta que le hago a todos mis pacientes: ¿Qué tan motivado estás a lograr tus objetivos? Comienzo por motivación, para poder saber qué los mueve, pero poco a poco busco cosas de más peso que no sólo los mueva, sino que los mantenga en el camino. La motivación no es duradera, es fluctuante, podría decir que temporal. Hoy me levanto muy motivada, pero en la tarde quizá ya no lo estoy tanto. Por eso debo buscar otra herramienta a la que puedo recurrir cuando la motivación se desvanece. Ahí entra el compromiso.

La segunda es la coherencia. “Digo una cosa y hago otra“, esta frase la escucho más de una vez al día. A lo que continúo diciendo, si quieres cambiar debes ser coherente. La coherencia se roba el show, tanto así que la prescribo dentro de las guías de alimentación. En la coherencia no existen ni los famosos “cheat meals”, ni los permisos por parte de los nutricionistas, porque la coherencia se trata de actuar de manera consecuente con el propósito establecido por uno mismo. En otras palabras o de manera resumida y sencilla, la coherencia es estar alineados con lo que pensamos, decimos y hacemos, es decir que si digo algo, lo hago.

La tercera es la constancia. Este principio está relacionado con el tiempo, quiere decir que para lograr objetivos, debo ser consciente de que los resultados no llegan de milagro, como magia o de un momento a otro. Ser constantes es de las habilidades más difíciles en un mundo de inmediatez, en el que queremos y muchas veces tenemos las cosas con solo un botón y en corto período.

Si estamos comprometidos a la causa, seré constante hasta lograrlo. ¿Cómo? Con coherencia. Hay muchas otras cosas que se trabajan y que tienen mucho impacto en el cambio, pero por lo pronto podrías reflexionar y analizar, ¿qué tan comprometido estás? ¿Estás actuando con coherencia? ¿Eres constante? Si la respuesta es sí, felicitaciones, continúa y persevera y si la respuesta es no, empieza a trabajar en ellas. Estoy segura que lograrás grandes cambios en tu vida y en tu salud.