Sin poder caminar: afiliado al IESS lleva más de 2 años sin recibir sus terapias

Darwin Borja
Ricardo Cabrera muestra una foto de él usando en 2019 el robot Lokomat del Hospital Básico Durán del IESS.

La pandemia marcó un antes y después para todos. Pero para Ricardo Cabrera, quien vive en Guayaquil, el impacto fue mayor. Durante 2020 y hasta la fecha no ha recibido su terapia física en el Hospital Básico Durán del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) con la máquina Lokomat, que utiliza tecnología robótica para el tratamiento de pacientes que perdieron la movilidad. Es el único equipo de esas características en Guayas.

Ese tratamiento de forma privada, de acuerdo a Cabrera, cuesta más de 100 dólares por una hora de uso. Al menos requiere de dos sesiones por semana, pero por sus altos costos no es posible que se realice este tratamiento, ya que por su falta de movilidad él no trabaja y la única que aporta con recursos para los gastos de la casa es su mamá, quien es jubilada.

Lokomat es un robot médico que ayuda en las terapias fisiátricas y su principal labor es que los pacientes recuperen la habilidad de caminar. En el caso de Cabrera, esa máquina le estaba ayudando a vencer la “apraxia de la marcha” o el miedo a caminar. Es decir, con el tratamiento se lograría que el cerebro recuerde el proceso de caminar.

UN ACCIDENTE CAMBIÓ SU VIDA

Ricardo Cabrera fue campeón nacional de pingpong en 1992, era además el gerente propietario de la pizzería Master Pizza que estaba ubicada en el sector Urdesa. Como padre de dos hijas, su vida transcurría con normalidad hasta que en marzo de 2015 todo cambió. Sufrió un accidente de tránsito que le dejó un mes en terapia intensiva y dos meses más de recuperación en el Hospital Vernaza.

Desde ese año, él ha estado en terapias físicas para recuperar su movilidad. Desde 2017, la esperanza volvió a su hogar, cuando esa casa de salud incorporó ese equipo. “Hasta la última llamada que hicimos nos dijeron que el Lokomat estaba dañado”, cuenta Cabrera.

En varias ocasiones, Vistazo solicitó información al IESS para conocer la situación sobre ese equipo y el mantenimiento que se está realizando a otros que dispone en sus diferentes casas de salud. Hasta el momento no hay respuesta del Seguro Social.

“Perdí mi negocio y no he podido volver a ser el hombre productivo que era. Solo me falta caminar”, relata Cabrera. Y añade: “Infortunadamente solo quien ha pasado por algo similar podrá comprender mi situación. Ahora con este obstáculo que es no poder usar una máquina a la cual, por derecho, tengo acceso, siendo afiliado al IESS desde hace muchos años”.

Con la pandemia cerró la pizzería Master Pizza y también perdió su último trabajo como administrador en las piscinas municipales de Sauces.

Hasta que se arregle la máquina, Cabrera continúa con sus tratamientos con un terapista físico y con un terapista ocupacional de forma particular. Además, colocó tubos en su dormitorio en los que se apoya para dar algunos pasos. Y en la puerta de ingreso también tiene otra máquina artesanal que le ayuda a ejercitar sus brazos.

De esa manera, Ricardo espera que se solucione pronto la falta de este equipo, ya que él no ha perdido la fe por caminar.

Ricardo Cabrera adaptó su dormitorio para realizar los ejercicios que le envían los terapistas que le atienden de forma particular.

IESS EN CRISIS

Ricardo podría hacer la terapia que requiere con alguno de los prestadores de salud externos del IESS, pero tampoco ha podido realizar este proceso, ya que ninguno de los autorizados en Guayas cuenta con ese equipo.

Al momento, la seguridad social -cuyos servicios son utilizados por el 30% de los ecuatorianos-, adeuda cerca de $1.400 millones a estas casas de salud privadas.

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Los prestadores externos atienden a los afiliados cuando la infraestructura de los hospitales del IESS no da abasto. Según la institución estatal, en este año solo han podido cancelar $278 millones de la deuda. El problema es aún más estructural.

Este año la seguridad social proyectaba destinar 2.200 millones de dólares para la salud de sus afiliados, pero la recaudación apenas supera los 1.600 millones. Es decir que existe un déficit de 600 millones en el seguro de salud para 2022, según indicó Augusto de la Torre, execonomista-jefe del Banco Mundial y autor de varios estudios sobre la seguridad social, a Revista Vistazo para el reportaje “Salud en Terapia Intensiva”.

Hasta el momento Vistazo no ha conseguido una respuesta de los directivos del Hospital Básico Durán ni de la matriz del Seguro Social.