La NASA impulsa la creación de un reactor de energía nuclear en la Luna

Diana Holguín
Ilustración de un puesto avanzado de tránsito con destino Marte y un sistema de propulsión nuclear que algún día podría llevar a los astronautas al Planeta Rojo | NASA

 
La energía nuclear será clave en la exploración espacial estadounidense. Este es el objetivo que encierra la nueva Directiva 6 de Política Espacial (SPD-6, por sus siglas en inglés), que acaba de ser firmada por el aún presidente de EE. UU. Donald Trump. 
 
En concreto, la SPD-6 establece la estrategia que seguirá la NASA para “el uso responsable y eficaz de los sistemas de propulsión y energía nuclear espacial (SNPP)”, afirman en la web de la agencia espacial.
 
Entre los puntos, se señala que se seguirá utilizando esta energía para propulsar las naves, así como la creación de una suerte de “central nuclear” sobre la superficie lunar que proporcionará soporte tanto a la futura estación permanente que la agencia espacial estadounidense se ha propuesto crear, como a los futuros viajes tripulados a Marte.
 
“La propulsión y la energía nuclear espacial es la tecnología que fundamentalmente capacitará las misiones estadounidenses en el espacio profundo a Marte y más allá”, afirma Scott Pace, asistente adjunto del presidente y secretario ejecutivo del Consejo Nacional del Espacio, en un comunicado recogido por Space.com. 
 
La relación de las misiones espaciales y la energía nuclear lleva desarrollándose durante décadas. Por ejemplo, las sondas interestelares Voyager 1 y Voyager 2, así como la nave New Horizons o el rover Curiosity obtienen su energía de generadores termoeléctricos de radioisótopos (RTG), que convierten en electricidad el calor que se genera por la desintegración radiactiva del plutonio-238. Pero la idea es extender este tipo de sistemas a, por ejemplo, futuras colonias o a centrales nucleares espaciales.
 
En concreto, la NASA y el Departamento de Energía de EE. UU. trabajan desde 2015 en el proyecto Kilopower: unos minireactores de fusión de los que se obtendrán hasta 10 kilovatios de energía eléctrica durante diez años de forma initerrumpida (si bien los primeros prototipos se están diseñando con menos capacidad para validar esta tecnología). Estas pequeñas «centrales nucleares» espaciales servirán como puesto de repostaje de energía para los puestos avanzados en las próximas misiones tripuladas a la Luna (que se desarrollarán en la década de 2020) y las futuras expediciones humanas a Marte (previstas a partir de 2030). 
 
Otro objetivo establecido por SPD-6 es la demostración de un “sistema de energía de fisión en la superficie de la Luna que es escalable a un rango de potencia de 40 kilovatios eléctricos (kWe) y más para apoyar una presencia lunar sostenida y la exploración de Marte” a mediados o finales de la década de 2020. Es decir, desarrollar el prouecto Kilopower para establecer una verdadera «central nuclear» en la superficie lunar, cita el portal ABC.
 
Donald Trump ha sido bastante activo en cuanto a temas de política espacial. Además de la firma de este documento a menos de un mes del fin de su mandato efectivo, resucitó al Consejo Nacional del Espacio, que había estado inactivo desde principios de la década de 1990, o ha impulsado el programa Artemis, para la vuelta del hombre a la Luna con la intención «de quedarse», tal y como el administrador de la NASA, Jim Bridenstine ha subrayado en muchas ocasiones.