Fomentar los espacios culturales, una tarea pendiente en el país

Miguel Alvarado

Las iniciativas asiladas, entre academia y organizaciones, alimentan la falta de acceso a espacios culturales públicos en el Ecuador.

“La cultura debe ser pensada como el agua. No se trata de que hayan iniciativas aisladas para que tengas un poco, sino pensar como un sistema de políticas para que llegue a los hogares”. Así ejemplifica la realidad cultural ecuatoriana la directora de la carrera de cine de la Universidad de Las Américas (UDLA), Anahí Hoeneisen. El acceso a espacios culturales en el Ecuador todavía no se desarrolla, tanto por falta de inversión como también por escaso interés.

Dentro de las reducciones presupuestarias, el área cultural es una de las más afectadas. Tomando como referencia el 2019, cuando no había pandemia, el Ministerio de Cultura y Patrimonio era de los tres ministerios con menor presupuesto aprobado. Ese año solamente recibió $ 28,4 millones, de los cuales $ 4,45 millones correspondían al plan de inversiones. Eso representó una reducción del 62% en comparación a 2018.

Sin embargo, otra realidad que se palpa es la falta de interés por el arte. Según una encuesta realizada por la Universidad de las Artes, a más de 2.500 personas dedicadas al arte y la cultura en el país, evidenció que entre las principales dificultades del sector en los últimos años es que los públicos consumen cada vez menos cultura, así como también prefieren ofertas extranjeras. Según cifras del Banco Central, los hogares ecuatorianos destinan $3 al mes para actividades culturales.

Anahí Hoeneisen, directora del Festival Internacional de Cine de Quito (FICQ) y cabeza de la carrera de cine de la UDLA.

“Debemos acercar el arte al público, que no sea necesario pagar una entrada para acceder. Existen formas de exposición como la arquitectura, porque podemos tener contacto con el espacio público todos los días; apreciar esculturas en la calle”, indica Hoeneisen. Además, acota que se debe pensar en una política global de cómo el arte y la cultura conviven con nosotros.

A su percepción, los espacios culturales son un complemento a la educación formal porque se desarrolla pensamiento crítico y habilidades como la empatía, resolución de problemas y análisis de resultados. “El cine te hace más empático porque entiendes situaciones fuera de lo que uno vive y comprendes a esas personas. Con el arte no aprendemos de manera literal, sino figurado”, agrega Hoeneisen.

Si bien la entrada a museos y parques nacionales es gratuita, la academia y organizaciones no gubernamentales también brindan su aporte a estos espacios. Es el caso de la sexta edición del Festival Internacional Cine de Quito, que será del 17 al 22 de agosto. Este año reproducirán 39 películas de 21 países durante seis días, que tendrá un formato híbrido. Es decir, habrá actividades presenciales, aunque todos los filmes estarán disponibles en la plataforma digital del festival. Todo el festival es gratuito y abierto al público.

Por otra parte, el Gobierno Nacional lanzó el proyecto “Teatro del Barrio”, para fomentar la actividad cultural en las comunidades. La asignación es de $1,2 millones que serán concursables para proyectos a partir de los $5.000. Estos son presentados mediante una página web por un aliado estratégico (es decir, una persona jurídica, pública o privada con cinco años de actividad relacionada con el arte y la cultura o que estén inscritos en el Sistema Nacional de Cultura). Además, los proyectos deben ser sostenibles en el tiempo y desarrollados en lugares específicos con relación directa a la comunidad. Con este proyecto aspira reactivar el sector artístico, que en el último año tuvo pérdidas superiores a los $230 millones.