Innovadores procedimientos se practican en hospitales y clínicas del país

Sandra Armijos Medrano
El Hospital Enrique Garcés

El avance de la tecnología ha alcanzado grandes logros en el campo de la medicina, especialmente en el ámbito de cirugía. Gracias a estas innovaciones muchas intervenciones que antes parecían imposibles hoy se realizan con resultados satisfactorios para los pacientes. 
 
En Ecuador, hospitales y clínicas están aplicando innovadores procedimientos para el manejo y tratamiento de diferentes enfermedades. Así, tenemos el caso del Hospital Enrique Garcés, en Quito, que en septiembre del año pasado sumó nuevos equipos para mejorar sus procedimientos quirúrgicos. La tecnología implementada, utiliza energía ultrasónica de sellado de vasos y corte de tejidos, a través de la última generación en energía de torsión aplicada a fuerza progresiva, la cual permite un mejor resultado. 
La directora asistencial del hospital, Paulina Cisneros, señala que gracias a la vibración a grandes revoluciones se consigue la desnaturalización proteica de los tejidos, logrando el control de la hemostasia, coagulación y corte. 
 
“Este procedimiento simplifica cirugías de alta complejidad y a su vez, optimiza el tiempo quirúrgico en la resolución de emergencias, tanto laparoscópicas como abiertas. Otorgando un sistema que simplifica la ligadura de vasos sanguíneos, el sellado de vasos de hasta siete milímetros, esto ayuda a tener cirugías con menor riesgo y sangrado”, manifiesta. 
 
Desde septiembre de 2019 hasta marzo de este año, el hospital ha realizado aproximadamente 323 cirugías con tecnología ultrasónica en las especialidades de: cirugía general, vascular, traumatología y ginecología. 
 
Para el tratamiento de tumores en el páncreas y la vía biliar, el Instituto Ecuatoriano de Enfermedades Digestivas (IECED), de Guayaquil, adquirió equipos de radiofrecuencia que, a más de destruir estas tumoraciones, trata las lesiones provocadas por enfermedades como el Esófago de Barrett. El director del instituto, Carlos Robles-Medranda, señala que si bien el tratamiento con radiofrecuencia en tumores, no es curativo, sino paliativo, este ayuda a mejorar la calidad de vida del paciente diagnosticado con cáncer. 
 
“Los resultados han sido bastante favorables. Se ha aumentado la sobrevida de los pacientes con tumores cancerígenos en el páncreas y en las vías biliares; y en los casos del Esófago de Barrett, ha curado completamente la enfermedad, lo cual es bastante prometedor”, destaca. 
 
Hasta el momento alrededor de 100 pacientes se han tratado con esta nueva tecnología. El IECED también implementó un ultrasonido endoscópico y el ecógrafo Arietta Hitachi 850 para mejorar el diagnóstico de lesiones malignas de la vía biliar y del páncreas. Para la detección de lesiones tempranas en el tracto gastrointestinal y la evaluación de enfermedades de la vía biliar se sumaron endoscopios (incluyendo la magnificación óptica y la cromoendoscopía electrónica) y nuevos colangioscopios de más alta definición, como el Spyglass 2. 
 
El instituto destinó alrededor de 1’500.000 dólares en el último año en la adquisición de estas nuevas tecnologías y en mejoras de sus instalaciones. 
 
 
Mínimamente invasivo 
El balón intragástrico digerible Elipse es uno de los procedimientos más recientes que se utiliza en el país para la pérdida de peso. Este dispositivo es una innovación, debido a que no demanda de cirugía, anestesia, endoscopía ni hospitalización para su colocación o retiro, debido a que es digerible y se elimina de forma natural. 
 
Un centro capacitado para realizar su implantación es el Grupo Bariátrico Napoleón Salgado (GBNS). La técnica es amigable para el paciente y este puede llegar a bajar hasta 20 kg en cuatro meses. El dispositivo va plegado dentro de una cápsula, la cual es ingerida con agua, y posteriormente llenada con 550 ml de suero, a través de un catéter. Radiografías antes y después de su llenado permiten al médico confirmar que su posición sea correcta, el procedimiento dura entre 10 y 15 minutos.  
 
“El balón ocupa casi la mitad del espacio gástrico, por tanto, produce sensación de saciedad. Este está diseñado para permanecer cuatro meses en el organismo, pues se ha demostrado científicamente que la máxima baja de peso se da en este tiempo; pasado este periodo el balón se auto digiere y se elimina por el aparato digestivo”, detalla el doctor Napoleón Salgado, director del GBNS. 
 
El procedimiento ha tenido gran aceptación, pues de enero a julio de este año, el centro colocó 20 dispositivos. Para mejores resultados, el especialista recomienda seguir el plan completo, el cual incluye la vigilancia y asesoría en el campo de nutrición, deporte y psicología. 
 
El balón no se recomienda para pacientes con hernias hiatales muy grandes, con enfermedad por reflujo gastroesofágico permanente o aquellos que han sido intervenidos quirúrgicamente a nivel gástrico (manga o bypass). 
 
Especial de Hospitales, Revista Enfoque.