Víctor Hugo Castro, el atleta sin límites que pasó de la hiperactividad a una fuerte depresión

Sebastian Melieres

A los 20 años, Víctor Hugo probó el crossfit gracias a la insistencia de su hermano. Se convirtió en su pasión. Algo vanidoso y obsesivo, empezó a esculpir su cuerpo entrenando muy duro para competir y ganar una y otra vez hasta que llegó el día que lo cambió todo.

El 22 de septiembre de 2012, después de alcanzar el segundo puesto en el Strongman Challenge, subió a su moto y mientras salía del puente de la Unidad Nacional uniendo Guayaquil a Samborondón se estrelló contra un poste de luz a 120 kilómetros por hora.

Esperó 35 minutos la ambulancia con tres vértebras cervicales dañadas, la mandíbula partida en tres partes, los dientes quebrados y un dolor intenso en su brazo derecho. Diez horas de cirugía en la clínica Alcívar, cinco días de coma inducido y al final del calvario, la sentencia de haber perdido la sensación y la función motora de su brazo.

En otras palabras, había perdido el brazo derecho. “Cuando desperté mi mamá estaba a mi lado. Le pregunté si tenía las llaves de la moto y luego si aún se veía mi tatuaje (en esa época tenía un tatuaje que era la firma de su mamá en el brazo derecho).

No podía hablar mucho porque tenía la mandíbula partida y tenía tornillos en cuatro puntos con ligas que tenían la mandíbula cerrada para que se vuelva a alinear. Mi mami tenía un papel con todo el abecedario y le enseñaba las letras para comunicarme con ella”, recuerda.

Víctor Hugo pasó de la hiperactividad a una depresión muy fuerte hasta que se levantó como si fuera el primer día del resto de su vida. “Siempre fui muy espiritual y ese día es como si me hubiera desdoblado. Dejé el dolor de mi cuerpo y cambié mi forma de pensar y ser. Los doctores me habían dicho que tenía que dejar el crossfit, decidí dedicarle mi vida”, recuerda.

VOLVER A VIVIR

Víctor Hugo tuvo que reaprender todo. Se hizo zurdo tras 20 años de ser derecho. “Empecé a escribir luego a lavarme los dientes, amarrarme los zapatos, vestirme, hasta hacer un nudo de corbata, a manejar, aprendí a vivir y hacer todo de nuevo. Las cosas son imposibles cuando no las intentas...”, argumenta el atleta capaz de levantar 330 libras en peso muerto y 350 en sentadillas y cuyo lema de vida es “improvisar, adaptarse y sobresalir”.

“Al principio me costaba mucho ver mi brazo sin vida, después del accidente tuve el brazo durante, pero a la larga fui aceptando que la imagen no lo es todo y decidí amputármelo en agosto de 2020. Me sentí libre y pude entregarme 100 por ciento al deporte. Fue una nueva oportunidad”.

Hoy en día “Super Víctor” -apodo que le puso Camilo en su entrevista en CNN- es el único entrenador adaptado certificado en Ecuador y no se siente discapacitado “porque nací completo y quiero ayudar a todos para que sean autosuficientes. El miedo no vale, el miedo paraliza, hay que luchar por nuestros ideales”.

CUARTO EN LOS CROSSFIT GAMES

Víctor Hugo vive el crossfit como un estilo de vida. Desafiante y luchador, tiene 10 tatuajes en todo su cuerpo y todos están dedicados a esta disciplina.

El atleta ecuatoriano de crossfit adaptado, acaba de conseguir un destacado cuarto puesto en los Crossfit Games 2021 compitiendo en la división 'upper extremity', en Madi-son, Wisconsin, Estados Unidos.

Considerado el evento mundial más importante de esa disciplina, “Victerie”, que es como lo llaman todos porque es su usuario en redes sociales, compitió en siete eventos y quedó cerca del podio.

Actualmente Víctor Hugo trabaja entre Ecuador y Estados Unidos. Entrena cuatro horas al día, compite en crossfit y triatlón, está a punto de lanzar una línea de ropa, quiere su propio gimnasio, es coach, entrenador y motivador.

Para él, “el ser humano se puede adaptar a todo. Solo hay que ser constante. Vengo de una familia de luchadores. Mi mamá es una persona de un carácter fuerte y sobre todas las cosas ella fue una madre soltera y debido a eso seguí el ejemplo de lucha, de resiliencia, de fortaleza y de no rendirme”, finaliza este deportista, que ya no sabe de fiestas y malas noches.

“Mis contrincantes no están acostados sin hacer nada, sino que están luchando por lograr sus metas. Al igual que yo”, acota el hombre que parece invencible porque nunca se rinde.