Una década de historia y emoción: España campeón del mundo

Miguel Alvarado
Andrés Iniesta se convirtió en el héroe de un país y de un partido que marcó el éxtasis máximo de una forma de jugar, el famoso tiqui-taca.

Si el mundo se detuvo en Johannesburgo fue justo antes que la pelota lanzada por Andrés Iniesta ingresara a la red que cambiaría la historia del fútbol español y europeo. Ese 11 de julio de 2010, España venció a las estadísticas, las cábalas y a los mitos, su primer mundial de fútbol significó la capacidad de poder y conseguir todo lo que se proponga.
 
Hasta ese entonces, España no había superado los cuartos de final en una Copa Mundial de la FIFA. Sus constantes eliminaciones, entre discutidas y apabullantes, reflejaron una sensación de impotencia por alcanzar la gloria. Sin embargo, desde la Eurocopa de 2008, los aires daban sensaciones de cambio. España se hizo de su segunda Euro y, además, sembró una generación de futbolistas con un chip diferenciador en su juego: el famoso tiqui-taca.
 
Quien se hizo cargo de ese equipo para el Mundial fue el español Vicente del Bosque. Confesó que “sé que solo es fútbol, pero hicimos felices a mucha gente”. El camino no se plantó nada fácil al conjunto ibérico. A pesar de ir cargado con la mejor plantilla de toda su historia, en el primer partido fueron derrotados por Suiza (0-1). Las esperanzas caían, parecía que la historia se repetía.
 
Sin embargo, con Honduras, la selección levantó vuelo y venció (2-0) pudiendo alcanzar más. Contra Chile fue la ratificación que España era firme candidato al derrotarlo (2-1). A partir de entonces un solo gol llevó paso a paso a la selección española a alcanzar el máximo trofeo.
 
En octavos de final tocó el turno de la Portugal de Cristiano Ronaldo. El “cambio de tuerca” de juego no sirvió para contrarrestar el dominio español, mucho menos el único gol de David Villa para ganar el partido. En cuartos de final, Paraguay hizo la batalla e, incluso, con un penal fallado cada uno, tres palos en el arco guaraní simplemente adornaron el gol para clasificar, por primera vez, a semifinales. En esa instancia, la siempre favorita Alemania vio desmoronar su maquinaria por el engranaje español. El corte de pelota y el juego por bandas asfixiaron las intenciones teutonas. Y si un español llegó al cielo fue Carles Puyol, quien cabeceó un tiro de esquina que mandó a las redes toda una historia de sufrimiento.
 
 
La finalísima contra la gran revelación del torneo, Holanda, quien jugaba su tercer intento por ser esta vez campeón y no vicecampeón mundial, quedó grabada en la memoria de toda una generación. La patada de Nigel De Jong a Xabi Alonso, las dos atajadas mano a mano de Iker Casillas contra Arjen Robben, los balones aéreos despejados por Sergio Ramos y Carles Puyol, así como el control de posesión dirigido por Xavi Hernández y Andrés Iniesta culminaron con el gol al minuto 116 de la prórroga que le daría el primer campeonato mundial a España. Asimismo, era la primera vez que una selección europea ganó una Copa del Mundo jugada fuera de su territorio.
 
 
Andrés Iniesta se convirtió en el héroe de un país y de un partido que marcaba el éxtasis máximo de una forma de jugar, el famoso tiqui-taca, el juego de toque de la Roja, con el que el completaría el triplete Eurocopa 2008-Mundial 2010-Eurocopa 2012. Han pasado 10 años y el mundo todavía sigue asombrado por una selección que marcó una época y estilo vencedor.