Una historia de rock

Diana Romero
Una historia de rock

Había una vez una banda cuyo sonido era “muy marica para el público metal y demasiado fuerte para el público pop”. “Estación polar (o la historia de Mamá Vudú)” es un documental acerca de un trío punk que superó sus problemas de identidad y se convirtió en un ícono del indie ecuatoriano. Más que eso, se trata de una película que demuestra que una (buena) banda de rock es un momento en la Historia.
 
Eran los 90. En la orilla pop ya sonaban fuerte Tranzas y Tercer Mundo, pero mientras tanto, en varias ciudades, en conciertos y bares pequeños, se consolidaba una escena independiente y de calidad con bandas como Ente,
Cacería de Lagartos, Sal y Mileto, Notoken, o Mamá Vudú. La única forma de darse a conocer era tocando y los Mamá Vudú tocaron hasta en burdeles.
 
A través de una estructura sencilla: entrevistas y un interesante archivo que incluye grabaciones caseras, ensayos, videoclips y tocadas emblemáticas (como su último concierto en 2013 en el Teatro México), esta película dirigida
por David Holguín, con el diseño de sonido a cargo de Franz Córdoba (primer bajista de Mamá Vudú) logra un clima de relajada intimidad.
 
“Estación polar” cuenta cómo las distintas formaciones que tuvo y ciertos momentos de la vida de sus músicos repercutieron en los “estados de ánimo” de la discografía de Mamá Vudú; y aprovecha las anécdotas de un grupo de chicos formando una banda de rock, y volviéndose adultos en el proceso, para hablar de temas como las luchas de egos, el compromiso creativo, los mecanismos de las industrias culturales, los límites que impone un país o una época, o lo inexplicable de la muerte en plena juventud.
 
 
Represión policial
 
Uno de los episodios que recuerda “Estación polar” es la grosera represión que recibieron en marzo de 1996 –durante el gobierno de Abdalá Bucaram– los jóvenes asistentes a un concierto en Ambato con la agrupación mexicana
de death metal Cenotaph: policías y militares entraron con pasamontañas, golpearon y detuvieron a decenas de rockeros, a muchos les cortaron el pelo y se los hicieron comer.
 
Fuimos noticia en MTV: “Aunque suene raro este tipo de prejuicios todavía existe. De nada parece haber servido la lucha que desde los años 70 han librado pioneros locales como Pancho Jaime, Héctor Napolitano o Jaime Guevara. Y aunque con el paso de los años las cosas no han cambiado mucho, hay una nueva generación que sigue luchando”, reportó el noticiero Semana Rock. Al año siguiente los Mamá Vudú organizaron un concierto para
que no se olvide aquel abuso.
 
Eran años menos tolerantes que los que corren hoy, lanzar condones al público en los conciertos resultaba toda una declaración de principios. La banda quiteña se apuntaba en eventos progresistas en contra de la homofobia,
el prejuicio sobre el VIH, o para abolir las corridas de toros. Edgar Castellanos (voz y guitarras) y Álvaro Ruiz (batería) fundaron el emblemático Quito Fest, una vitrina para la música alternativa e independiente del país.
 
Madre solo hay una y se respeta
 
“Un antes y un después de la música ecuatoriana”, “Adelantados a su época”, “Todo el tiempo debería sonar Mamá Vudú”, “Escritores que hacen música”, “Madre solo hay una y se respeta”. Los comentarios de músicos, artistas y periodistas que recoge “Estación polar” señalan la trascendencia de este grupo que se formó entre Ambato y Quito a inicio de los 90 y cuyo disco “Macrosensor” fue considerado uno de los mejores de 2004 por la Rolling
Stone.
 
Letras poéticas y oscuras, un sonido melancólico pero con la fuerza del punk en su ADN, y siempre reinventándose.
 
Su original estilo motivó a 30 agrupaciones latinoamericanas para grabar un disco triple de covers, se convirtieron en banda de culto, conquistaron e influenciaron a varias generaciones. Con 20 años de trayectoria decidieron dejar de tocar para no repetirse pero allí quedó su música, y ahora, una película.
 
Este es el primer largometraje de David Holguín, quien conoce a los Mamá Vudú desde sus inicios y lo considera el homenaje de un fan. Al final de “Estación polar” incluso quienes nunca los hayan escuchado, van a querer salir corriendo del cine a buscar todos los discos de Mamá Vudú.