“Ofrezco trabajar sin descanso”
“No hay soluciones milagrosas”, advierte el general Paco Moncayo (Quito, 1940). La trayectoria política y la carrera militar no son como el agua y el aceite, él es la prueba: héroe de la gesta del Cenepa; legislador socialdemócrata; alcalde de Quito en dos ocasiones. Asambleísta del municipalismo.
Ahora aspira al sillón presidencial. Su candidatura no fue una victoria cantada. Desde enero de 2016 se impulsó una coalición que convocara a organizaciones del centro a la izquierda, buscando un binomio de la tendencia. Las organizaciones participantes, Unidad Popular (ex MPD), Pachakútik, y un grupo de notables que impulsó a Enrique Ayala Mora como precandidato, no ocultaban su deseo de imponer el presidenciable.
A fines de septiembre, todos terminaron declinando sus pretensiones para impulsar la postulación de Moncayo, proclamada por la Izquierda Democrática (ID). El General ya tiene quien le inscriba. La coalición a la que representa está bien aglutinada, hasta ahora.
Pero el analista Santiago Nieto discrepa. “Quito no estaba representado con un candidato. Veamos hasta qué punto Moncayo capta esta representación. La ID podría apelar a viejos coidearios que en algún momento fueron absorbidos por Alianza PAÍS, ya que esta tienda se nutrió de la corriente de la ID y de la DP”. El General no pelearía votos a CREO o a la Unidad, sino al correísmo.
Algunos de sus recientes aliados de la ID no están libres de sospecha por haber sido cercanos al correísmo: los exconstituyentes por AP María Paula Romo y Jaime Ruiz. ¿Puntos débiles? Los identifica el politólogo Gabriel Hidalgo Andrade, de la Universidad de Salamanca. “Su trayectoria arranca con una visión del autonomismo defendida como alcalde de Quito. Por esto, parece carecer de una visión nacional de la política. Parece un gestor que dubita constantemente, que no está dispuesto a gastarse en definiciones ideológicas y evita las necesarias fricciones de la política”.