Unidades de cuidados intensivos colapsadas: la crítica situación que vive Quito

María Belén Arroyo
El hospital IESS Quito Sur aumentó su oferta disponible en todas las áreas. Adicionalmente

Mientras la demanda crece por la pandemia, la oferta de camas para pacientes que requieren oxígeno no llegó a las 370 que anunció el alcalde Yunda. En el centro temporal del Parque Bicentenario de Quito y por las dificultades económicas, el límite será 100.

En el pico de la pandemia, las unidades de cuidados intensivos colapsan por pacientes con COVID-19. Los enfermos esperan en emergencias.

“Me llaman de otras provincias para enviarme pacientes privados a la clínica. No los puedo recibir porque tengo las camas de UCI ocupadas. Este rato tengo dos pacientes críticos, que requieren cuidados intensivos, pero no hay espacio”, confiesa un médico, extenuado por las jornadas en un centro privado de salud.

A nivel internacional se recomienda que en las ciudades con más de 100 mil habitantes, el 10 por ciento de la capacidad hospitalaria se destine a cuidados intensivos. El país tiene déficit de UCI: esto es más notorio durante la crisis sanitaria por el coronavirus.

Los hospitales debieron incrementar la oferta de camas, sobre la marcha. El gerente general del hospital centinela del IESS Quito Sur, Danilo Manzano, explica a Vistazo cómo aumentó la capacidad hospitalaria desde el 13 de marzo, cuan do se recibió a la paciente sueca, el primer caso importado en la ciudad.

“El número de camas subió de 14 a 52 en cuidados intensivos (UCI), y tuvimos que aumentar las camas de hospitalización de 192 a 400. En total, habilitamos 452. Aparte, tenemos 80 camas distribuidas en 10 carpas militares para atender a los pacientes con síntomas respiratorios, así los separamos de otros casos para evitar contagios en el entorno hospitalario”.

En cien días de emergencia, el centro de salud IESS Quito Sur atendió a 11 mil personas: hubo 2.500 hospitalizados y 180 fallecidos. De las 2.300 personas que trabajan en este centro, 50 se contagiaron con el virus, explica Manzano.

En días previos, la coordinadora de emergencias de ese hospital advertía que “la gente se ha confiado (en Quito) y tenemos cientos de pacientes con síntomas del virus”, mientras pedía que los ciudadanos tomen cuidados para evitar la propagación del coronavirus.
 

También el alcalde Jorge Yunda alertaba sobre un “preocupante aumento de demanda de camas hospitalarias” en el contexto de la pandemia, mientras pedía al máximo ente a cargo de la coordinación nacional de emergencias varias medidas para Quito, entre ellas, la Ley seca; sin eco. En contraposición, la máxima autoridad sanitaria nacional relativizaba la magnitud de la crisis, asegurando que la oferta era suficiente.

 

Fue relativamente fácil habilitar la infraestructura en el Parque Bicentenario (antiguo aeropuerto de Quito), pero para mantener 100 camas de atención leve y moderada se requiere un equipo de médicos, enfermeras y tecnólogos que superan los 130 profesionales de la salud.

Centro temporal bajo el microscopio
El CAT, Centro de Atención Temporal “Quito Solidario”, fue levantado durante cuatro semanas, entre abril y mayo, en el parque Bicentenario, donde funcionó el aeropuerto Mariscal Sucre.

Varias entidades apoyaron con donaciones. Según documentos en poder de Vistazo, en la infraestructura se invirtieron cerca de 375 mil dólares. El rubro más caro fue las obras de adecuación (duchas, lavabos, puertas, mampostería), a las que se destinaron 162 mil dólares. Las instalaciones, tuberías y puesta en marcha del sistema de oxígeno para los pacientes costaron 140 mil dólares. Aparte están los costos de los trabajos eléctricos y el sistema de cableado.

El CAT fue inaugurado el 15 de mayo, por el alcalde de Quito. En la apertura del centro, Yunda anunció que la capacidad proyectada era de 370 camas, en dos plantas, en un área 13 mil metros cuadrados.

La infraestructura temporal de salud fue planificada para pacientes con sintomatología leve y moderada, incluyendo casos que requieren ventilación mecánica, que son asistidos por oxígeno. El alcalde anticipó que el centro temporal podría llenarse al tope, dependiendo de la disciplina de los quiteños, pues el cuidado personal dependía básicamente de las medidas de higiene, distanciamiento, lavado de manos y uso de mascarillas.

Días más tarde, la secretaría municipal de salud se quedó sin autoridades, tras denuncias por la compra, con posible sobreprecio, de las pruebas PCR para detectar el coronavirus. Yunda desvinculó a varios funcionarios, señalados como responsables de este contrato, mientras avanza una investigación fiscal.

La tercera semana de junio se posesionaron nuevas autoridades del área. Entre ellas, Daniel Rodríguez asumió la conducción del subsistema de salud. El funcionamiento del CAT está entre sus responsabilidades.

“Cuando asumí las funciones estaban habilitadas 60 camas en el CAT, hemos contratado personal para poder llegar a 100 camas, en los próximos días. La complejidad radica en que por cada cama se necesita de un equipo de médicos, enfermeras y otros profesionales trabajando, por turnos, las 24 horas del día, con los equipos de protección personal necesarios para enfrentar este virus”.

El problema es presupuestario. Sin embargo, no se descarta que en alianza con la red de salud pública (IESS- Ministerio de Salud y otros prestadores del estado) se logre potenciar la capacidad instalada. Desde su inauguración, este centro registró 150 ingresos y 120 altas, sin presentar personal contagiado por contacto con pacientes.

El Ministro de Salud, Juan Carlos Zevallos, admitió que cometió una equivocación. “Debo reconocer que me equivoqué, cuando dije que el Bicentenario nunca se iba a utilizar, que estaba bien planear (...) pero hoy necesitamos más camas”.

No es la única polémica. El exalcalde de Quito, Roque Sevilla, alertó en una entrevista radial que había entregado a Yunda y al concejo metropolitano denuncias. Funcionarios del área jurídica municipal habrían pedido 20 por ciento de “comisiones” en contratos para el hospital temporal. “Merecen el paredón, no hay cómo perdonar a gente que actúa con semejante nivel de corrupción”. Yunda pidió una investigación fiscal para investigar si hubo irregularidades en los con- tratos para el hospital temporal. En tanto, el último fin de semana de junio, los hospitales públicos y privados se saturaron, al punto que las autoridades anunciaban nuevas medidas de restricción a la circulación en Quito.

“Debemos investigar este virus”
Es genetista molecular, pionera en la investigación del ADN en el país. Dora Sánchez estudió medicina en la U. Estatal de Cuenca, se especializó en la Javeriana de Colombia y en Harvard. Tiene dos preocupaciones básicas frente al coronavirus en el país:

“Me preocupa la ligereza con que se toman las pruebas rápidas. Oigo casos de gente que se hace una prueba rápida porque le piden en el trabajo, resulta que le sale negativo y con esa tranquilidad reinicia sus actividades. Qué resulta, que hay altos porcentajes de falsos negativos, sale con ese resultado a seguir propagando el virus.

La única prueba para diagnosticar es la molecular o PCR. No puede ser que las pruebas rápidas se compren por internet, como si fueran accesorios de belleza.

Además, creo que se debe investigar cómo ha mutado el virus en nuestro medio. Estoy revisando estudios que sugieren que en altura, la carga viral no es tan fuerte. Me refiero a una investigación en Tíbet, Bolivia y Ecuador, por un grupo de investigadores, con apoyo de la Universidad de Quebec. Sugiere que en ciudades que están sobre los 3.000 metros (sobre el nivel del mar) la carga viral se reduce. Debemos profundizar esta línea de investigación”.