El efecto emocional de un despido

Diana Romero
El efecto emocional de un despido

“Como tantas personas han sido despedidas en estos meses, que te digan que ya no tienes trabajo golpea menos al ego. Pero, por otra parte, uno sabe que con la crisis, es mucho menos probable volver a conseguir empleo que antes”, dice Roberto, ejecutivo del área de marketing, quien confiesa que nunca se imaginó pasar por esta experiencia.
 
El despido es un duelo desde el punto de vista psicológico. Es el proceso que se vive después de cualquier tipo de pérdida, aunque se tiende a asociar el término con pérdidas humanas.
 
Perder un trabajo es iniciar un duelo. La psiquiatra Elizabeth Kubbler Ross sostiene en su obra que se vive en etapas: la negación, la ira, la negociación
con uno mismo para empezar a aceptar la nueva realidad, la depresión, la aceptación y el aprendizaje. Otros autores solo mencionan las cinco primeras, pero ella considera que si el duelo no deja un aprendizaje, no está cerrado.
 
Empezar el proceso
 
“Lo primero que le aconsejo a una persona que ha sido despedida es que no se lo tome como algo personal”, dice el psicólogo Diego Vera, consultor organizacional de Intalent. En la mayoría de los casos, los despidos ocurren por decisiones financieras destinadas a sostener la rentabilidad de la empresa, indispensable para mantener la operación.
 
Pero señala que también hay casos en los que se puede tratar de decisiones injustas en la selección de la persona separada y abusivas en la manera de liquidar económicamente al colaborador.
 
Al preguntarle si ante este tipo de situaciones la primera reacción suele ser la ira más que la tristeza, responde que contrario a lo que se cree, la ira no es una emoción primaria, sino una manifestación de la tristeza, de acuerdo a muchos autores.
 
Menciona que, por su experiencia como psicólogo clínico, sabe que la ira puede ser una máscara para ocultar la tristeza. Sobre las diferentes formas en que ellas y ellos afrontan el despido, expresa que las mujeres tienden a tomarse un poco más de tiempo para atravesar el duelo.
 
“En ese lapso la mujer se inhabilita porque socialmente está aceptado. El hombre, en cambio, no se da ese espacio saludable y se mantiene activo. Por la presión social de ser el sustento del hogar, sale de inmediato a buscar un nuevo empleo”.
 
Normal o patológico
 
Si el despido ha generado que se pierda algún punto vital de la rutina diaria saludable, se convierte en algo patológico y se debe buscar ayuda. “Si por el despido la persona no duerme, no come, no sale de la cama o tiene arrebatos de ira en las relaciones familiares o sociales, eso es patológico”, puntualiza.
 
Sobre cuánto debe durar el proceso de duelo, indica que hay muchos factores que pueden influir, pero lo normal sería que después de 30 días ya se logre estar activo para buscar un empleo.
 
“Lamentablemente la mayoría de personas no puede darse ese lujo porque deben cubrir la hipoteca o pagar por los estudios de los hijos, y a los tres días ya tienen que salir a trabajar”.
 
De cualquier manera, el consejo es estar atentos a las señales que indiquen la necesidad de consultar un especialista.