Eduardo Maruri deja para siempre la publicidad, ahora quiere ganar un Óscar
Después de 30 años, Eduardo Maruri deja la industria publicitaria. Queda atrás su historia como publicista, dirigente gremial y deportivo, y político. Hoy apunta al cine.
Faltaban dos días para Navidad. Era diciembre de 2010 cuando Eduardo Maruri, un publicista y político acostumbrado a triunfar, se enfrentaba a su primer gran fracaso: renunciaba a la presidencia de Barcelona tres años después de asumir ese cargo. “Tal vez fue lo más difícil que enfrenté en mi vida”, recuerda.
Días después amanecía en la cama de un hospital luego de accidentarse en Costa Rica mientras surfeaba. “Me agarraron más de 100 puntos en la boca, me la desgarré por com- pleto. Ese día sentí que había tocado fondo”.
Eduardo Maruri (55 años) es un personaje con admiradores y detractores. Quizá porque ha intentado conseguir cosas que algunos solo imaginan y no se atreven a buscarlas. “Puedes escoger vivir sin sobresaltos, una vida normal o también apuntar a lo más alto. Eso sí, si haces esto último también debes estar dispuesto a sufrir mucho”.
Él vivió esa caída en el club Barcelona. “Fue la experiencia más complicada que viví. Si bien puede considerarse un error, prefiero verla como un aprendizaje”.
Un aprendizaje por el que se trazó una meta hasta ese entonces perseguida por toda la industria publicitaria ecuatoriana: ganar el primer León en el Festival de Creatividad en Cannes. Y lo logró en menos de dos años. “Quizá si no me sucedía lo de Barcelona habría seguido otro camino. Por eso no me quejo de lo que viví”.
El camino, recuerda, no fue sencillo: su agencia Maruri, que fundó con su papá (Jimmy) a inicios de los 90, estaba quebrada financieramente.
“El asesor que teníamos me dijo que si nos daban cero dólares para comprarnos la agencia, era un buen negocio”. Cinco años después de ese episodio, Eduardo y sus hermanos vendieron el 60 por ciento de las acciones de la agencia al holding británico WPP, dueña de la multinacional Grey, una de las redes publicitarias más reconocidas del mundo.
Este año vendieron las acciones que aún poseían. “Eso también influyó en despedirme de la publicidad”, dice. Después de 30 años anunció su retiro de esta industria porque “ya conseguí todo lo que me propuse”. Llevó a su agencia a liderar creativamente en Ecuador, ser la top 10 de Latinoamérica en Cannes, presidente del jurado en ese mismo evento, presidente de Grey en el extranjero... “Cuando no tienes más objetivos por cumplir, es mejor hacerse a un lado y buscar nuevos retos”.
CUESTIÓN DE CULTURA
Tener éxito, en Latinoamérica, a veces es un arma de doble filo. Puede darte gratitud pero también muestras de envidia. Cuando la agencia Maruri ganó el primer León en el Festival de Cannes, algunos comentarios se enfocaban en cuestionar ese triunfo, el primero para el país en ese evento. “Siempre existió ese tabú de que no se podía hacer publicidad con el objetivo específico de ganar un premio, pero la realidad es que en todo el mundo se hacía eso; no íbamos a ser los únicos en hacerlo de otra manera”.
Maruri ganó el primero en 2012 y desde allí otras agencias ecuatorianas también lo hicieron. Ser pioneros no fue un accidente: Eduardo viajó a Alemania, específicamente a Berlín, a estudiar una maestría en Creatividad.
“No sabía que ir allá me permitiría entender el mecanismo para ganar premios. Cuando regresé al Ecuador, al finalizar el primer módulo, dije en la agencia que ganaríamos el primer León ese año y así fue”.
De los cuestionamientos, que incluso se llegó a decir que no era el primer León de Ecuador en ese festival, señala que es parte de la cultura latinoamericana de “que cuando aparece alguien que tiene éxito se piensa en bajárselo o decir que lo hizo de mala manera. No son todos, pero sí es muy distinto a lo que sucede en Europa o EE.UU., donde se aplaude los triunfos de otros”.
En 2015 tendrían su mejor año al ganar 12 premios. “En esa ocasión fui con mi hijo a la premiación y ambos lo sentimos como el momento en que todo lo malo terminó”.
Cuatro años atrás de ese momento, en una entrevista que los hermanos Maruri (son seis) tuvieron con la revista América Economía, reconocieron que tenían el sueño de que sus hijos, es decir la tercera generación, liderara la agencia. “Creo que nadie más que nosotros va a poner todo su esfuerzo en el negocio para que esto salga adelante”, explicaban.
Hoy la agencia solo se llama Grey; ya no lleva el nombre con el que nació, pero aún en la avenida Las Aguas, al norte de Guayaquil, para referirse a la zona donde se creó la agencia la referencia es “por donde Maruri”. ¿Le da nostalgia que se pierda el apellido? “Prefiero que salga de manera digna, como una marca reconocida, y no como cuando tuvimos problemas económicos y nos sugerían venderla a cualquier precio”.
Hoy vive en Miami y es parte del Directorio de algunas empresas. Además dirige su productora Cori Pictures, que es su siguiente objetivo. “Quiero ganar el primer Premio Óscar para Ecuador”. Ahora produce documentales y series, todo con la temática del cambio climático. “La idea es todos los años poner una pieza de Ecuador hasta que en la décima oportunidad lo logremos”.
Del Eduardo Maruri de 2010, que renunció a Barcelona y se accidentó en Costa Rica queda solo el recuerdo. Dice aún ser hincha de Barcelona pero no ve los partidos; y que le gusta el surf pero ya no lo practica. Hoy prefiere enfocarse en ganar el primer Premio Óscar para el Ecuador. ¿Premonición? Al menos deja la duda: casi todo lo que se propuso, al final lo consiguió.