Correa: un análisis desde sus reacciones y frases
2017/01/2303:37H.
El líder carismático no se siente atado a reglas y personaliza al Estado, escribe el académico Carlos de la Torre. Correa reaccionó con virulencia más de una vez para defender la “majestad del poder” que él cree encarnar. “Embajador de la partidocracia”, “Recadero de los poderes locales”, “Agoreros del desastre” son algunos de los adjetivos que ha usado el presidente Rafael Correa en más de medio millar de enlaces ciudadanos, tras una década en el poder, para descalificar a sus contradictores.
Desde el inicio de su mandato, Correa se destacó por la fogosidad de su verbo y por su relativa facilidad para perder los estribos cuando siente cuestionada la esencia de la que, en sus palabras, es la “majestad del poder” que él cree encarnar. “El líder carismático no se siente atado a reglas o instituciones y personaliza al Estado”, escribe el académico Carlos de la Torre Espinosa en “De Velasco a Correa, insurrecciones, populismos y elecciones en Ecuador, 1944-2013”.
A seis meses de haber asumido el mando, a mediados de 2007, un ciudadano (Mauricio Javier Ordóñez) fue detenido durante cinco días por presuntamente ofender al Primer Mandatario. Él fue una de las 10 personas amonestadas en los dos primeros años de mandato por supuestas faltas al honor de Correa. Entre ellos, Félix Salvatierra, albañil, quien tomaba un refresco en Babahoyo cuando miró que se acercaba el Presidente. Pensó que quería saludarlo en persona... pero él le increpaba como el supuesto autor de gritos en su contra: estuvo 14 horas detenido.
El 16 de agosto de 2008 un exabrupto presidencial originó una gresca. En plena campaña para el plebiscito que avalara la Constitución de Montecristi, Correa se disponía a iniciar el Enlace Ciudadano en los predios de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil. Antes de su llegada, un grupo de estudiantes repartía hojas volantes que impulsaban la tesis de la no aprobación. Correa gritó: “Dice la seguridad que hay unos 50 estudiantes ahí, con huevos y tomates, para tratar de ofenderme... Yo no voy a dejar ofender la majestad presidencial. Así que, chicos, resuelvan ustedes mismos el problema. Ustedes son 400 y ellos son 50”.
Dos meses más tarde, en el Centro de Quito una mujer se acercó a la caravana presidencial y le pidió al Mandatario que “Ya empiece a trabajar”. El Presidente pidió que se detuviera a la “Pelucona”, resultó ser prima de Alberto Acosta, pocos meses atrás, aliado del gobierno. La impredecible reacción presidencial derivó en los hechos del 30 de septiembre de 2010, jornada durante la cual –según el discurso oficial– se sofocó un intento de golpe de Estado. Las secuelas judiciales todavía las enfrenta un nutrido grupo de uniformados
El Día del Trabajo, en 2015, un menor de edad, de entonces 17 años, sintió el peso de la majestad del poder. Había exhibido los pulgares hacia abajo y mostrado su antebrazo cruzado por el brazo contrario, que en argot popular denota desprecio al “dar yuca”. Fue obligado a 20 horas de trabajo comunitario; insistió en que Correa le increpó. En abril de 2016, cuando el país miraba con dolor los daños del terremoto ocurrido cuatro días antes, la reacción presidencial fue amenazante, cuando a los afectados les dijo que quien gritara iría detenido.
La Fundación Ethos para un Gobierno Responsable, dirigida entonces por Mauricio Rodas (actual alcalde de Quito), determinó que en 2009 el equivalente a un tercio de enlaces sabatinos se destinó para atacar a opositores al gobierno, y se usaron 170 expresiones denigrantes.