Canoafest: La reactivación del turismo luego del terremoto

Canoafest: La reactivación del turismo luego del terremoto
Vistazo

Canoa, una población costera manabita que vive del turismo, fue de las más golpeadas por el terremoto del 16 de abril de 2016. Gran parte de la infraestructura hotelera cayó, pero un hotel, el Canoa Beach, construido con bases de cemento y estructura de madera, resistió al terremoto sin daños. Su dueño, Greg Gilliam, ganó cobertura internacional cuando abrió sus instalaciones para ayudar a los afectados.
 
Canoa Beach se convirtió en un improvisado hospital, en un centro de logística y de operaciones para misiones y medios extranjeros. Más de un año después del terremoto, Gilliam continúa impulsando la reconstrucción de Canoa. Recién donó espacio para el hospedaje de 70 voluntarios en una iniciativa de DirecTV y LATAM para levantar 10 casas antisísmicas.
 
Fue parte también de la recolección de donaciones por 1,4 millones de dólares para construir 230 casas con la Cámara de Comercio de Quito, Hogar de Cristo y la Cruz Roja en San Vicente.
 
Todos ganamos
 
A pesar de todo esto, algunos habitantes de Canoa ven al ‘gringo Greg’ con recelo. La razón: meses después del terremoto, la Fundación Futuro, liderada por Roque Sevilla, de Metropolitan Touring, presentó una iniciativa para reconstruir y reordenar Canoa, diseñada por una prestigiosa firma de planificación urbana basada en Miami, Oskistudio.
 
Luego de realizar un taller con los habitantes de Canoa, el arquitecto ecuatoriano Max Zabala y su equipo presentaron un proyecto para el uso sustentable del suelo que realmente transformaría al pueblo, con zonificación de barrios, normas para construir las casas con los mismos retiros y alturas, manejo de aguas servidas y de tráfico vehicular. Oskistudio realizó proyectos similares en Haití, y en las islas Isabela y Floreana en Galápagos.
 
Sin embargo, el plan maestro implicaba despejar la playa y reubicar a los pequeños quioscos de comida, y cuando el Municipio hizo público el proyecto, la población puso resistencia.
 
Gilliam apoyó abiertamente esa iniciativa e incluso intentó convencer a los pobladores sobre la conveniencia del proyecto. Lo acusaron de tener intereses personales en el tema. “Claro que sí tengo interés personal en transformar a Canoa en un destino de turismo internacional”, dice Gilliam. “Si a Canoa le va mejor, a mi negocio le va mejor, todos nos beneficiamos. Yo me siento ecuatoriano, tengo dos hijos ecuatorianos, solo lo mejor para mi pueblo”. 
 
“Las playas de Manabí pueden atraer a grandes inversionistas para construir los mejores resorts de Latinoamérica”, insiste Gilliam, quien llegó al Ecuador hace 12 años con la idea de invertir en
turismo y se quedó, primero con un bar, luego con un hotel. Actualmente está construyendo y comercializando un resort más grande en Canoa. Sin embargo, dice que faltan algunas piezas claves, una conexión aérea directa entre Estados Unidos y Manta, exenciones de impuestos para inversionistas, fomento para contratar a pobladores locales.
 
“Cancún se diseñó desde cero y ahora produce millones, pero es un proceso que tomaría entre 10 y 15 años”, dice Gilliam. “Si Canoa decide que no quiere vivir del turismo sino de otra actividad, pues bien, habrá que respetarlo. Pero si quieren vivir del turismo, la única forma es convertir al pueblo en un lugar tan atractivo que atraiga la inversión”.
 
Canoa Fest
 
Gilliam además promueve la reactivación del turismo por medio del CanoaFest, que se celebrará del 10 al 13 de agosto, e incluye recorridos turísticos, una noche de verbena manabita, exhibición de parapente y alas delta, un campeonato de surf, festival musical y feria gastronómica. La idea es que sea un evento turístico al que se pueda acudir en familia, los organizadores ponen énfasis en que se controla la venta de bebidas alcohólicas y aseguran que todo se acaba a las 10 de la noche.
 
“Queremos promover un evento seguro y familiar”, dice Gilliam, “esto no es un rave ni la ‘Fiesta de la luna’, necesitamos reactivar la economía en Canoa con este gran festival”. Esta es la cuarta edición de este festival coordinado por los productores Miguel Vinueza y Rodrigo Intriago.
 
Aunque el gran evento es en agosto, a lo largo del año hay varios eventos para atraer turismo. Uno de ellos fue la Fiesta de Colores, que invitó a artistas a pintar murales libremente en las paredes para iluminar el pueblo.
 
“El CanoaFest deja una gran cantidad de ingresos en las manos de los artesanos, de las mujeres de Canoa. No es algo con lo que hacemos dinero, es una iniciativa social”, dice Greg. Este año Canoa espera a unas 10 mil personas en un proyecto que puede ayudar a su gente a decidir si el turismo es algo en lo que vale la pena apostar.