Acueducto 'La Esperanza' es aprovechado por el agro, pero de forma ilegal

Lucro cesante. “Solo en Rocafuerte se podrían regar tres mil hectáreas y dar seis mil empleos
Vistazo

El sobredimensionado acueducto La Esperanza atraviesa siete cantones de Manabí. Debía llevar agua a la utópica Refinería del Pacífico. Esta obra de 334 millones es hoy aprovechada para el agro, pero de forma ilegal.
 
Simón Centeno tiene un oasis en su propiedad. En medio de la sequedad de la zona alta del cantón Rocafuerte, una pequeña laguna con palmeras contrasta entre el polvo y los árboles secos. Y es que el campesino de 65 años llenó este pozo con agua del acueducto La Esperanza.
 
En las comunidades aledañas es común ver cientos de metros de mangueras atravesando sembríos. “Esta es de un kilómetro”, admite Centeno. Junto a cuatro vecinos, don Simón las conectó a una válvula del acueducto, para que el agua llegue hasta su improvisado reservorio.
 
El acueducto La Esperanza, obra de Odebrecht, costó 334 millones de dólares y entró en servicio en diciembre de 2016, en el gobierno de Rafael Correa.
 
El objetivo era transportar 140 mil metros cúbicos de agua desde la represa La Esperanza, cerca de Calceta, hasta la Refinería, en El Aromo, Manta.
 
Es un ducto de 94 kilómetros que atraviesa los cantones Bolívar, Junín, Tosagua, Rocafuerte, Jaramijó, Montecristi y Manta. Por cada kilómetro existen dos válvulas de venteo. Estos son puntos de control de la infraestructura. Una investigación del programa Visión 360 reveló que en dichos controladores de aire cientos de agricultores han realizado conexiones clandestinas para tomar de forma
ilegal el agua cruda.
 
 
Fernando Corral es ganadero e invirtió tres mil dólares en mangueras para conectarse al acueducto. “Al principio respetamos porque sabíamos que era prohibido, pero como se dice que el proyecto fracasó, hace un mes decidí conectarme. Si tenemos que irnos presos tendríamos que irnos todos a la cárcel”, detalla.
 
El agricultor utiliza el agua para su ganado en las épocas de sequía, que alcanza su momento más crítico en noviembre y diciembre.
 
Johnny Mendoza es el presidente de la Asociación Agropecuaria de la zona alta de Rocafuerte y admite que en un principio hubo detenidos por el control de la Fiscalía. A pesar del temor, menciona que no solo en Rocafuerte se siente la necesidad por el agua. “Cada vez son más los agricultores manabitas, desde Bolívar hasta Manta, que se percatan del tubo que atraviesa el vientre de sus tierras. Mientras tanto arriba, en la superficie, hay sequedad y un ganado que muere”.
 
Patricio Zambrano, alcalde de Rocafuerte, revela que: “Actualmente son entre 800 a mil hectáreas que están aprovechando el agua del acueducto en nuestro sector”. Este cabildo ha tratado de encontrar una solución. “Solo en Rocafuerte se podrían aprovechar tres mil hectáreas de tierra para dar seis mil fuentes de empleo. Sería un gran aporte”.
 
El gobernador de Manabí, Xavier Santos, indica que existe un acto ilícito en la toma de las válvulas del acueducto. Sin embargo, la intención desde la representación del Ejecutivo en esta provincia es unir a los municipios. “A través del Banco de Desarrollo se podrían solicitar préstamos para que los cantones se hagan cargo como una empresa mancomunada, como una empresa pública”. Para llegar a dicho acuerdo, Santos comenta que hay factibilidad jurídica para concretar una administración compartida del acueducto.
 
Los diálogos entre los agricultores y las autoridades han sido infructuosos. El dirigente Johnny Mendoza aclara que han conversado con antiguos gerentes de la Refinería, sin un acuerdo en firme para utilizar el agua para el beneficio agrícola. 
 
Dicha entidad está en liquidación. Cristian García está a cargo del proceso. “Se han identificado 66 tomas clandestinas”. El liquidador agrega que existe una persona sentenciada por vulnerar el sistema del acueducto y que deberá pagar 80 mil dólares por daños.
 
Como la Refinería será disuelta, la administración del acueducto es incierta. Solo en energía eléctrica se consumen 60 mil dólares al mes. Para Senagua, el futuro del acueducto debe definirlo la Presidencia de la República, considerando el beneficio para la provincia y para el país”.
 
 
El día de la inauguración, el entonces vicepresidente Jorge Glas anunció que el 30 por ciento del agua transportada –48 mil metros cúbicos– llegaría a Manta, Jaramijó y Montecristi.
 
Otro uso podría ser industrial. Mario Suárez, representante de una procesadora de café de Montecristi, cuenta: “Hemos hecho acercamientos para obtener un permiso para comprar el agua del
acueducto, esperamos que exista voluntad política para hacerlo”, acota.
 
En el campo manabita, la sed no da tregua. Los agricultores han optado por pinchar el ducto de forma ilegal porque eso significa vida para sus sembríos.
 
En medio de la incertidumbre, esperan seguir usando el agua que viene de la represa La Esperanza o que el invierno sea benevolente con ellos.