El Quitofest encendió la capital durante tres días y con más de 150 mil asistentes
Este es el festival musical más grande del país y uno de los encuentros culturales más esperados por las fiestas de Quito.
*Por Sarath Rojas
El Parque Bicentenario recibió a miles de personas que llegaron desde el mediodía para disfrutar del concierto más esperado del año. Para los amantes de diversos géneros musicales que se dan cita cada año, la experiencia comenzó desde casa, al elegir la indumentaria que protegería del frío intenso y del clásico aguacero que siempre acompaña al Quitofest.
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Ya en las inmediaciones del Bicentenario, encontrarse con los panas fue casi una odisea: la señal de telefonía era débil y, si no lograbas ver a tu grupo en el punto acordado, la decisión de esperar o entrar solo se volvía necesaria. Una vez dentro, se encontraban personas cantando, bailando, padres jugando con sus hijos y algunos otros simplemente esperando.
Desde lejos se podían ver dos escenarios que se levantaban como una sola estructura gigantesca. En el medio, una pantalla led y luces potentes de colores dominaban el paisaje y captaban la atención desde cualquier punto de la locación.
Este año, San Pedro tuvo piedad y no hubo tormenta, apenas una llovizna suave que acompañó el frío de diciembre mientras la música se expandía por todo el lugar. Este sitio, que antes fue el aeropuerto de Quito y vio despegar aviones, ahora vio despegar música.
Durante el 28, 29 y 30 de noviembre la música fue la protagonista de la ciudad, donde 36 bandas nacionales e internacionales y más de 150 mil asistentes, según estimaciones del Municipio, dieron vida a la edición número 22 del Quitofest.
Cada jornada presentó ocho horas de música distribuidas en doce presentaciones que combinaron proyectos emergentes seleccionados en las audiciones, bandas nacionales reconocidas por su trayectoria y artistas internacionales de gran renombre, según indicaron los organizadores.
El viernes estuvo marcado por propuestas de hip hop, rap y cumbia; el sábado, el rock y la música alternativa tomaron el escenario; y el domingo, como ya es tradición, el metal en sus distintas vertientes ofreció al público un espacio para poguear y disfrutar de esta energía que caracteriza el cierre del festival.
Talento nacional y extranjero
El festival ha tomado fuerza cada año. La Fundación Música Joven, organizadora del Quitofest, dice que una de las grandes innovaciones de esta edición fue la apertura del cartel a nuevos proyectos musicales mediante un proceso de audiciones que recibió más de 600 postulaciones, de las cuales 12 agrupaciones fueron seleccionadas para presentarse en los escenarios oficiales.
Este modelo, que combina la participación de bandas emergentes con agrupaciones consolidadas de la escena local y artistas internacionales, amplía el alcance de este evento y fortalece la circulación musical, afirma la Fundación que también trabaja desde hace años en mercados culturales y procesos de intercambio artístico que permiten que músicos ecuatorianos viajen a otros países y que artistas extranjeros presenten su trabajo en Quito.
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El primer día tuvo la participación de: Orishas, Los Amigos Invisibles, La Malamaña, Kev Santos Band, Iván Pino y los Nosotros, Tam Tam, Guanaco, La Santísima Voladora, la Banda Municipal de Quito con Gustavo Velásquez, Luis Alcívar, Inmortal Kultura e Iguana Brava. El segundo estuvo a cargo de Bersuit Vergarabat, Siddhartha, 2 Minutos, Nicolás y los Fumadores, Mr. Kilombo, La Rola, Guardarraya, Gianny, Los Ultratumba, Menino Gutto, Muy Valen y Melinna. El tercer día cerraron el festival A.N.I.M.A.L, Nervosa, Romasanta, Hijos de Quién, N.O.F.E, Diablo Huma Rock, Descomunal, Horcas, Eblis Desperation, Grotesco, Diego y los Gatos del Callejón y Hananki.
La actual alianza entre la Fundación Música Joven y el Municipio de Quito permite mantener este festival y mejorarlo en cada edición. Carla Coronel, Coordinadora de Comunicación de la Secretaría de Cultura, explica: “Nuestra administración pretende apoyar las iniciativas culturales y la coordinación interinstitucional hace posible que estos espacios sean de calidad y seguros para el público”, explica Carla Coronel, coordinadora de la Secretaría de Comunicación del Municipio.
La funcionaria recalca que el esfuerzo conjunto también responde a una convicción compartida: el público merece estos encuentros y el arte merece tener espacios donde pueda seguir creciendo, celebrándose y expandiéndose hacia todos los rincones de la ciudad.
Los asistentes del Quitofest lo convierten cada año en un punto de encuentro que invita a sentir, escuchar y compartir, recordándonos que la cultura necesita lugares así para seguir creciendo. Mientras la música siga reuniendo a miles de personas en un mismo lugar, el Quitofest seguirá escribiendo una historia que pertenece a todos.