Margarita Rosa de Francisco fue abusada a los 8 años

Diana Romero
Margarita Rosa de Francisco fue abusada a los 8 años

La famosa actriz colombiana contó en la columna que mantiene en un diario de ese país que fue victima de abuso sexual cuando tenía ocho años. Anteriormente se había referido al tema en un video de "Colombianas, una biografía colectiva".
 
“El chofer estaba con nosotros y me miraba todo el tiempo. Yo alcanzo a percibir la mirada de este hombre, distinta. Una mirada contenedora, animal. Una mirada muy penetrante y muy seductora. Acto seguido, el hombre se acerca a la piscina, donde ella jugaba a ser una princesa, y le pregunta si quiere aprender a manejar. Ella dice que sí, sale del agua, se viste y se monta con él en el carro", cuenta en el texto. 
 
“Me lleva lejos por una carretera cerca al aeropuerto –dice la artista en el video–. Yo empiezo a sentir un terror indecible dentro del carro. Empiezo a percibir que algo no está bien ahí. El hombre para el carro y me dice: ‘Siéntense en mis piernas’. Yo me siento allí y creo que el señor empieza a masturbarse, y yo empiezo a sentir el pene de él, pero tengo la confusión y pienso que de pronto estoy sentada en la palanca de cambios. Yo estoy cogiendo el timón con las manos y tengo al hombre detrás con una respiración horrible. Me dice que simplemente coja el timón y él hace lo demás”.
 
Durante un tiempo el carro va y viene, hasta que la niña le dice al chofer que no quiere más. Él, sin embargo, le aclara: “Yo le digo cuanto termina la clase”.
 
Para la actriz es un momento borroso y hoy, tantos años después, le cuesta decir exactamente cómo pasó todo, pero también asegura que es una experiencia que tiene clavada en la mente y que ha llevado siempre con ella.
 
No siente que el hombre la haya maltratado, pero recuerda muy bien haber sentido ese contacto sexual de él debajo de ella. Y no olvida que el chofer le aclaró que no debía contarle a su papá sobre lo que había ocurrido, porque él no tenía permiso para llevarla tan lejos.
 
Margarita Rosa de Francisco asegura que eventualmente lloró mucho esa experiencia en terapias de psicoanálisis y que todavía hoy la pone muy incómoda contar su historia, que la llevó a relacionar lo sexual con algo malvado, con algo sucio y que no está bien.
 
En su columna invita a las mujeres a que sigan rompiendo el silencio y liberando estas experiencias que las marcaron, para empezar a sanar y motivar un cambio social: “El violador en nuestro camino no es un individuo sino todo un sistema de abandonos y de duelos desiguales encadenados unos a otros. Sigamos gritando, mujeres, si eso ayuda a desarmarlo”, indica.