Los paraísos secretos del correísmo

María Belén Arroyo
'Romeo Charlie' corresponde en el lenguaje radiofónico, a las siglas de Rafael Correa.

“No hay muerto malo ni guagua feo”. Era marzo de 2013. El 7 de ese mes, 115 altos funcionarios ecuatorianos viajaron para asistir a los funerales de Hugo Chávez, en Caracas. El Legacy 600 con 10 pasajeros y un Boeing 721 de la Fuerza Aérea Ecuatoriana, con 105 pasajeros, aterrizaron en Venezuela.
 
A Chávez lo enterraron 10 días más tarde, con los honores de un jefe de Estado. Curiosamente, el 18 de marzo de 2013, el entonces ministro de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana, Ricardo Patiño, inició un extraño periplo. Partió de Quito a Maiquetía, donde está el principal aeropuerto internacional de Venezuela. En este lugar permaneció 21 horas.
 
Posteriormente salió hacia Trinidad y Tobago: allí se detuvo prácticamente un día. Siguió con ruta a Managua, capital de Nicaragua donde se quedó 23 horas; para luego desplazarse a Buenos Aires: en la capital argentina hizo una parada de 10 horas. Durante el viaje de regreso a Quito, hizo una escala en Lima.
 
“No se conoció el objetivo del viaje y en consecuencia, cuál de los destinos mencionados era el final, pero sí se sabe que Trinidad y Tobago es un paraíso fiscal”, advierte el documento de Contraloría que resume meses de investigaciones sobre uno de los secretos mejor guardados en los últimos años: los vuelos presidenciales durante el correísmo.
 
Hay nuevas luces. Sobre todo, las que aclaran que entre enero de 2012 y mayo de 2017 se realizaron 24 vuelos, con los aviones presidenciales, hacia paraísos fiscales, satanizados por el mismo gobierno de Correa. 
 
En 2017 él promovió una consulta popular para impedir que los candidatos para dignidades electas tuvieran inversiones offshore.
 
Panamá, Barbados, Trinidad y Tobago, Guyana, Granada, Antigua y Barbuda, Bahamas, Cabo Verde, Belice, Dominica, Emiratos Árabes Unidos y Luxemburgo fueron los destinos incluidos en esos vuelos. El 50 por ciento de esos desplazamientos fue realizado por los ministros de Relaciones Exteriores y de Finanzas.
 
El excanciller Patiño realizó ocho viajes cuyas rutas incluyeron paraísos fiscales entre 2012 y 2015. Permaneció en dichos destinos entre 45 minutos y 21 horas.
 
El Ministro de Finanzas, entre 2016 y 2017, realizó cinco viajes a estos destinos. En tres de ellos iba como pasajero el gerente general de Petroecuador en funciones. Los viajeros permanecieron entre 8 horas y 5 días en estos paraísos fiscales: Emiratos Árabes Unidos–Dubai; Luxemburgo; Barbados-Bridgetown y Bahamas.
 
Un botón de muestra: el 28 de noviembre de 2016, el entonces ministro de Finanzas, Fausto Herrera; y el gerente general de Petroecuador a la época, Carlos Pareja Yannuzzelli, viajaron hacia Buenos Aires (permaneciendo un día y medio); Natal (Sudáfrica, dos horas); Bangkok (dos días y 17 horas); Dubai (un día y 16 horas); Doha Qatar (11 horas); Dubai (un día con 19 horas); París (50 minutos); Newark (dos horas y media); Mcguire–Burlington (12 horas); Newark (dos horas) para volver a Quito.
 
Por esos días, precisamente, se difundían notas de prensa sobre las inconsistencias en las declaraciones juramentadas de bienes de Pareja Yannuzzelli: los auditores de Contraloría habían reparado que en el Capital Bank de Panamá existía una cuenta a nombre de la firma beneficiaria Capaya. Si bien se justificaron, en forma extemporánea, los motivos de los viajes, no se cumplieron requisitos, entre ellos, contar con la autorización de la Secretaría General de la Presidencia.
 
Más aún, en el caso de 12 de los viajes hacia paraísos fiscales, “No se obtuvo evidencia de los pesos exactos del equipaje y la carga de los pasajeros”. Esto, a pesar de que la normativa vigente desde 2010 obliga a la tripulación a elaborar un manifiesto de carga antes de cada despegue. Según un instructivo de 2014, cada miembro VIP tiene permitido transportar hasta 40 kilos de equipaje. No hubo manera de saber cuánta carga llevaba cada pasajero.
 
'Romeo Charlie' a bordo
‘Romeo Charlie’ corresponde, en el lenguaje radiofónico, a las siglas de Rafael Correa. El canciller que más tiempo estuvo frente a Relaciones Exteriores fue ‘Romeo Papa’, Ricardo Patiño.
 
Para su transportación aérea, el expresidente contó con dos naves específicas: el avión ejecutivo Embraer Legacy 600, con matrícula FAE 051; y el Falcon 7X, matrícula FAE 052. Ambas naves,
destinadas a las autoridades gubernamentales, están a cargo del Grupo de Transporte Aéreo Especial, GTAE.
 
Entre el primero de enero de 2012 y el 24 de mayo de 2017, se realizaron 261 vuelos internacionales y 2.372 nacionales. Del total de internacionales, 214 utilizaron las dos naves. Pero se emplearon además los aviones de Petroamazonas, TAME y la FAE.
 
‘Romeo Charlie’ fue el viajero estrella en el 29,4 por ciento de desplazamientos. El 70,5 por ciento de los vuelos transportó a otras autoridades. El ‘rey de los viajes’ fue el canciller ‘Romeo Papa’ (con el 33,64 por ciento, viajó más que el mismo presidente); el vicepresidente captó el 16,82 por ciento de viajes y los ministros, los restantes desplazamientos.
 
Sin embargo, buena parte de esos vuelos no tuvo autorización de Presidencia, por lo que se desconoce si el objetivo fue cumplir con actividades oficiales. Esto originó un costo de 13,5 millones de dólares para el Estado.
 
“58 vuelos en aviones presidenciales en las naves FAE 051 y FAE 052, y 24 en las naves de TAME no tuvieron requerimiento ni autorización de la Presidencia de la República. Las órdenes de vuelo señalaron que la misión era ‘transporte de diferentes autoridades’ sin precisar ninguna otra información. Un total de 12 vuelos presidenciales a cargo de la nave de Petroamazonas no contaron con manifiestos de pasajeros en todas sus rutas”.
 
Vuelos a cargo de Petroamazonas fueron considerados “de cortesía”, con listas de pasajeros sujetas a un protocolo de confidencialidad. 
 
¿Más novedades al vuelo? En 15 viajes al exterior viajaron personas invitadas “por el Presidente de la República”. En ciertos viajes se usaron varias naves, simultáneamente. En 22 de los desplazamientos se beneficiaron funcionarios extranjeros: ministros de Uruguay, oficiales del servicio exterior de la República de San Vicente y las Granadinas; ministros de la Seguridad de El Vaticano; senadores de Granada, ministros de Guyana, Antigua Barbuda, autoridades de Surinam.
 
Lo más extraño es el viaje fantasma hacia Río de Janeiro. El 22 de junio de 2012 partió a las 11h47 el Legacy hacia esa ciudad brasileña, donde se desarrollaba la Cumbre Río +20. El retorno se produjo el 23 de junio a la 01h59. Sin embargo, no hubo pasajeros en los trayectos de ida ni de vuelta. Paradójicamente la Cumbre reunía a líderes para reflexionar sobre el desarrollo sostenible del planeta. El vuelo costó casi 33 mil dólares al Estado pero no tuvo ocupantes. Fue ordenado por el entonces canciller, Romeo Papa: Ricardo Patiño, según los documentos.
 
Mientras duró la bonanza del petróleo, muchas autoridades actuaron con el desprendimiento de los nuevos ricos. Con la diferencia de que los recursos que dispendiaban eran del Estado. Ahora, la cuenta la pagamos los ecuatorianos.
 
'Romeo Charlie se defiende'
 
“Ya viene la nueva canallada y cortina de humo: los aviones presidenciales. Contraloría está armando el muñeco de supuestos viajes a ‘paraísos fiscales’ (ej.: ¡Guyana!) sin lista completa de pasajeros ni ‘peso exacto’ del equipaje. Realmente ya no saben qué inventar”, escribió el exmandatario en Twitter, advertido sobre la auditoría a cargo del ente de control.
 
A fines de noviembre de 2018, a través de su procurador judicial, Correa dijo que no le correspondía estar al tanto de las autorizaciones para el decolaje de los aviones presidenciales.
 
Como su defensa se escribió posiblemente al apuro, dejó sentado que en los casos en que “No existirá solicitud de viaje” se debe tratar de un error, ya que los viajes se realizaron en función de los intereses del país.
 
¿Y dónde está el piloto? Un comandante de nave, a inicios de diciembre de 2018, explicó que en un vuelo Quito–Trinidad y Tobago–Quito, del 7 de julio de 2014, se embarcó una delegación de ese país en visita oficial. En el vuelo de ida fueron dos personas, y en el retorno volvieron 10, de los cuales ocho eran autoridades extranjeras.
 
“Mi deber era cumplir la orden de vuelo, un comandante no tiene la potestad para usar la nave a discreción”, señaló el tripulante.