La otra cara de la moneda

Diana Romero
La otra cara de la moneda

De acusador pasó al banquillo de los acusados. Faltaban pocos días para que se cumplieran ocho años desde aquel 30 de septiembrede 2010, jornada en la cual dijo haber sido víctima de secuestro. Vueltas que da la vida: también en septiembre, pero de 2018, Rafael Correa era procesado por presunta vinculación en el secuestro del opositor Fernando Balda.
 
En la audiencia evaluatoria y preparatoria de juicio, que se cumplió en la Corte Nacional de Justicia y que concluyó el último jueves de septiembre, la defensa técnica de Correa utilizó alrededor de cinco horas –y 400 fichas– para demostrar las debilidades de la parte acusadora.
 
 
El exmandatario, desde Bélgica donde radica, se defendía a trinos. “Caso Balda. Cheques Presidencia: mentira. Llamadas telefónicas: mentira. Reuniones con Chicaiza: mentira (ni siquiera lo conozco). Operación “Wilson”: mentira. Ahora el Fiscal dice que tuve ‘influencia psíquica’. ¿Cómo se refuta eso? Necesitamos expertos: ¿alguien conoce aTony Kamo?”.
 
Días antes, trinaba con indignación: “Tengo nuevo proceso penal (13 en total, si contamos con el del 30-S) esta vez por ‘fraude procesal’ en el caso Fybeca, donde ni siquiera soy parte procesal. Todo esto es posible, porque ‘si es contra Correa’, saben que tienen apoyo e impunidad para cualquier infamia. ¡Venceremos!”
 
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