La infidelidad navega en la web

Luis Medina
La infidelidad navega en la web
Internet dispone de múltiples vías para tener relaciones extramatrimoniales. Desde webs exclusivas para infieles, hasta las redes sociales cotidianas.

Ashley Madison, uno de los sitios más populares para encontrar relaciones extramatrimoniales en Internet, fue hackeado a mediados de este año. Este asalto a la base de datos de una de las páginas webs que más confiabilidad ofrecía a sus clientes, no solo ha dejado al descubierto nombres y números de tarjetas de crédito. También ha expuesto una verdad incómoda: cada vez hay más personas buscando relaciones fuera del matrimonio en la web. Hasta inicios de agosto, Ashley Madison tenía 38,5 millones de miembros. No Strings Attached, otro sitio similar, contaba con 3,43 millones de usuarios. Y cerca de otros 873 mil estaban suscritos a servicios parecidos en Marital Affairs. La infidelidad campea en la Red.

Ser infiel es una práctica más común de lo pensado. Un artículo publicado este año en la revista académica Sexualidad y Cultura recoge que hasta 2007, tres de cada 10 hombres y dos de cada 10 mujeres en el mundo han sido infieles durante sus matrimonios. El aumento del acceso a Internet, y con ello la expansión del uso de las redes sociales, ha funcionado como facilitador para la infidelidad. Es que los affairs no solo se pueden coordinar por páginas de suscripción como Ashley Madison, cuya membresía puede costar desde 60 dólares en países como Inglaterra, sino también por medio de redes sociales de uso cotidiano.

Según la Asociación Americana para la Terapia Familiar y Matrimonial, entre 20 y 33 millones de personas usan la web con propósitos sexuales, la mayoría hombres mayores a 35 años y con hijos. Además, un estudio realizado por Jayson Dibble y Michelle Drouin, catedráticos de la Universidad de Indiana, explica que tanto hombres como mujeres usan Facebook como una forma de mantenerse en contacto con antiguos pretendientes, por si sus relaciones formales fracasan. En todos los casos, expertos coinciden en que las plataformas virtuales ofrecen accesibilidad y discreción cuando se trata de comenzar o mantener un engaño.


Una revisión de los datos de los usuarios de Ashley Madison presenta varias
revelaciones. Sao Paulo lidera la lista de las ciudades "infieles".

Con las facilidades que ofrece la Internet, la infidelidad se hace más viable y los límites para definirla más borrosos. El doctor en Psicología Clínica y articulista del Huffington Post, Joseph Nowinski, explica que en la era del Internet ser infiel ya no solo se trata de contacto físico, sino de comunicaciones, coqueteos, o encuentros que solo existen en una plataforma digital y vulneran la confianza de la pareja. El experto cita una publicación de la revista Las computadoras en el comportamiento humano. En este reporte, desarrollado en 2010, se hizo una encuesta a 920 parejas casadas y se les pidió que definieran actitudes que se consideraban inaceptables. Las conclusiones citan que en Internet cuenta como traición: revelar información privada sobre la pareja o el matrimonio, coquetear, tener “cibersexo” (intercambios eróticos en mensajes textuales o audiovisuales en plataformas online) y enamorarse. Nowinski reconoce que usualmente el infiel se defiende diciendo: “no pasó nada realmente, solo fueron mensajes”. Sin embargo, explica que se debe reconocer que la intimidad virtual es real y, por ello, tiene consecuencias reales. La más frecuente es la pérdida de confianza de la pareja. El especialista agrega que al menos el 25 por ciento de los casos terminan en separación.

Un artículo publicado por la revista de la Asociación Americana de Psicología remarca que hasta las infidelidades que se desarrollan exclusivamente en línea tienen consecuencias graves. Entre ellas, desatar una crisis de inseguridad en la persona que se siente afectada, además de otras más previsibles como ira y celos. Estudios también apuntan que una persona que mantiene relaciones virtuales puede empezar a evitar el contacto sexual con su pareja, descuidar el trabajo y el tiempo con la familia.

Esta clase de infidelidad no afecta a todos en igual medida. El reporte menciona que los hombres se sienten más traicionados cuando su pareja tiene encuentros sexuales físicos, mientras que las mujeres le dan más importancia a las traiciones virtuales, porque la consideran una traición emocional. La revista también explica que mientras el interés de los hombres por el “cibersexo” disminuye con la edad, en las mujeres pasa lo contrario. Según datos proporcionados el año anterior por el portal Ashley Madison, las suscripciones de mujeres a esta web suben 431 por ciento después del Día de las Madres. Noel Biderman, fundador del sitio, dice que esta fecha es percibida por las mujeres como un reflejo de su relación sentimental, y si no se sienten satisfechas pueden intentar buscar un affair.


  En Internet cuenta como traición revelar información privada sobre la
pareja o el matrimonio, coquetear, tener “cibersexo” y enamorarse.

Una relación virtual puede terminar convirtiéndose en una relación física, como ocurre con millones de usuarios de plataformas como Ashley Madison. En un artículo publicado en la revista académica del Diario de Terapia Familiar y Marital de Estados Unidos, se analizó información proveída por ocho estudios previos. En ese análisis, se encontró que al menos dos tercios de las personas que se conocen online terminan teniendo relaciones sexuales físicas y solo el 44 por ciento de las personas encuestadas usaron preservativos durante esos encuentros.

La revista de la Asociación Americana de Psicología remarca que comenzar una relación online puede ser visto como fácil, pues para ocultarla basta con borrar el historial del navegador o los e-mails que se reciben. Esta sensación de “facilidad”, explica la publicación, se extiende a las relaciones, pues muchos involucrados llegan a pensar que están enamorados y desarrollan una relación íntima basada en expectativas de cada uno, es decir, en sus fantasías. Sin embargo, se suele olvidar que las relaciones también requieren de trabajo.