La conmovedora historia de la mujer con "daño cerebral" que se convirtió en cantante

Hoy es dueña de una fortuna que asciende a 35 millones de euros, y ha vendido 25 millones de copias de sus álbumes en todo el mundo.
Redacción Vistazo

 

Susan Boyle es la finalista del concurso Britain’s Got Talent de 2009. Ese año impresionó no solo a Inglaterra, sino a todo el mundo, con su maravillosa voz. Hoy es dueña de una fortuna que asciende a 35 millones de euros, y ha vendido 25 millones de copias de sus álbumes en todo el mundo.

A pesar de haber conseguido tantos logros, como dos nominaciones para los premios Grammy, la vida de Boyle ha sido marcada por múltiples contratiempos. Se convirtió en una estrella que ardió demasiado potente y terminó volviendo a sus orígenes.  La mujer es el testimonio de como una persona puede pasar por etapas muy brillantes y muy oscuras, aun teniendo un trastorno mental.

BRITAIN’S GOT TALENT
Cuando Susan Boyle, una mujer británica de 47 años entró a la explanada donde se realizaban las audiciones de Britain’s Got Talent, en abril del 2009, nadie le prestó mucha atención. Llevaba el pelo desprolijo, tenía cejas espesas y su robusta figura se alejaba de lo que, en ese momento, eran las glamorosas estrellas de la música.

En escena un miembro del jurado le preguntó cuál era su sueño. Dijo que quería convertirse en cantante profesional, con una simpatía y seguridad que le sacó algunas risas y silbidos al público. Ahora nadie la tomaba en serio.

Sin embargo, aquello cambió cuando empezó a cantar I Dreamed a dream, del musical de Los Miserables. Se instaló un silencio producto de la sorpresa por lo maravilloso de su voz, que solo se rompió con una estruendosa ovación final.

El jurado, entre ellos Simon Cowell, se dio cuenta de que había algo extraordinario en Susan.

La humilde mujer llegó a la final y quedó en segundo puesto de la competencia británica, y tan solo diez días después, su interpretación subida en YouTube llegó a más de 100 millones de reproducciones. Asimismo, ese mismo año vendió 10 millones de copias de su primer álbum en todo el mundo, convirtiéndose en el disco más vendido del 2009.

Sin embargo, no todo había sido así bueno en la vida de Boyle.

BULLYING
Susan nació en Blackburn, West Lothian, Reino Unido, el 1 de abril de 1961. Su madre, Bridget Boyle, padecía de presión alta y tenía 47 años, una edad considerada mayor para pasar por ese tipo de procedimientos, por lo que los médicos le habían aconsejado abortar a la bebé. Aun sabiendo que el parto podía matarlas a las dos, Susan decidió seguir con el embarazo.

Estuvieron al borde de la muerte durante la cesárea, pero una vez recuperadas, a Bridget le dieron la mala noticia: su hija tenía daño cerebral por haber carecido de oxígeno.

Susan comentó que creció bajo esa etiqueta, que cada dificultad en su vida era ligada a aquel “daño cerebral”; lo cual, años después, se enteró de que no era cierto. Los especialistas se habían equivocado, y ya siendo famosa, se enteró de que realmente tenía Síndrome de Asperger, un trastorno del Espectro Autista que afecta las relaciones interpersonales y que puede causar ansiedad y depresión.

“Lo del daño cerebral fue una etiqueta injusta. Ahora entiendo mejor lo que estaba mal y me siento aliviada y un poco más relajada conmigo misma”, admitió al diario The Observer, en el 2013.

Pese a todos los problemas que su “daño cerebral” le acarreó, Boyle creció rodeada de música. Su madre tocaba el piano y su padre cantaba. Esta última costumbre Susan la adoptó desde los cinco años. A los 12 empezó a cantar en el coro del colegio y en la parroquia católica a la que acudía.

Mientras encontraba su pasión por la música, Susan frecuente fue víctima del bullying por parte de sus compañeros. Se burlaban por sus dificultades para el aprendizaje y la llamaban “Simple Susan” (Susan-espinillas).

Después de cumplir 20 años comenzó a participar en distintos concursos de canto y audiciones, pero sus esfuerzos no siempre traían frutos, lo que desanimaba a Boyle y le hacía cuestionarse si debía o no seguir sus sueños.

DESAMPARADA
El padre de Susan falleció en 1997 y su madre en 2007. Ninguno de ellos conoció completamente el potencial de la voz de su hija, ni lo reconocida que sería por ello.

Boyle ha contado que después de la muerte de su madre, se sintió desamparada. Como era una trabajadora social desocupada, decidió invertir su tiempo libre en ser voluntaria en una iglesia ubicada en donde nació. En esos momentos, su única compañía en casa era su gato, Pebbles.

Susan nunca se casó, y después declaró a The Lady Magazine que “Si hubiera tenido un hombre, hubiese sido solo algo platónico. He estado mucho tiempo sola como para casarme”. Asimismo, en otra entrevista reconoció que era virgen y que nunca había besado a nadie.

REFLECTORES MUY BRILLANTES
Tras Britain’s Got Talent, el éxito de Susan explotó: sus vistas en YouTube subían cada vez más y sus discos se vendían rápidamente en todo el mundo. Pero entre tanto éxito, ella se sentía agobiada por la fama y no entendía por qué.

Susan habría empezado a comportarse de una manera muy rara el mismo día que se dio la final del certamen de canto antes mencionado. El gerente de su hotel tuvo que llamar a la policía; la policía llamó a los médicos, quienes a su vez llamaros a los psiquiatras, y decidieron finalmente internarla en un centro de salud mental.

La mujer no pudo manejar la fama y terminó en instituto The Priory, junto a su gato. Los doctores confirmaron que Susan manifestaba síntomas de agotamiento y cansancio extremos, debido a su rápida ascensión del anonimato a la fama, especialmente teniendo Asperger.

Tras días de profundo descanso, se sintió mejor y cantó para el presidente Barack Obama el 4 de julio de 2009, cuando se celebraba la independencia de Estados Unidos. También llevó a cabo interpretaciones para la reina Isabel y el Papa Benedicto XVI.

VOLVIENDO A SUS RAÍCES
Susan compró una casa de 450 mil euros cuando empezó a notar que sus ingresos incrementaban, pero pronto descubrió que ostentar una mansión no era lo suyo. Le cedió la casa a una sobrina y ella se compró la casa donde había vivido toda su vida, por 75 mil euros.

“¿Por qué no viviría aquí? Siento que mi madre sigue por acá. ¡Y hay aquí tan buenos recuerdos!”, comentaba cuando le cuestionaban su decisión.

Actualmente Boyle todavía canta en la iglesia de su pueblo y con su fortuna, ha ayudado a su familia (ocho hermanos y 16 sobrinos) a alcanzar sus metas profesionales.

Durante un reportaje de la revista People dijo: “Nunca quise ser una diva (...) Vivo donde crecí, no necesito mansiones y todavía me gusta tomar el ómnibus o caminar hasta el supermercado y elegir qué voy a cenar”.

Boyle vive sola, su gato Pebbles murió hace tiempo, y un nuevo gato que le consiguieron escapó una noche. Sin embargo, continúa con una sonrisa en el rostro y hace poco agradeció a través de sus redes sociales haber sido vacunada contra la Covid-19.