Jaime Nebot: antes y después de Guayaquil
Cercano a cumplir 19 años como alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot se retira con una aprobación de más de 85 por ciento a su gestión.
“Lo que me satisface es que mi votación ha estado alrededor del 65 a 70 por ciento y quiere decir que hay mucha gente que no votó por mí, pero que aprecia lo que se ha hecho. Eso significa que la gente ha evolucionado a mirar el desempeño de la alcaldía como una administración cívica”. Por ello recomienda a los guayaquileños escoger bien. “Así como a (Rafael) Correa había que sustituirlo en sus defectos y no suplantarlo en sus defectos, aquí hay que sustituir al alcalde pero no implantar mecanismos fracasados que generan miseria, desempleo y baja estima”.
El secreto de su éxito está en que 85 por ciento de los ingresos municipales son para obras y 15 por ciento para administración municipal. Por esta razón, el exvicepresidente Alberto Dahik ha propuesto blindar el modelo. “El blindaje es con respecto a lo administrativo. El pueblo es libre de escoger a quien quiera y ese quien quiera puede tener ideas y enfoques distintos. Sin embargo, ¿es malo que solo se gaste el 15 por ciento en la administración y 85 por ciento en la gente, especialmente la gente pobre? ¿Es malo endeudarse a largo plazo y bajos intereses para hacer obra pública, en lugar de endeudarse a corto plazo solo para hacer crecer el gasto y no las obras, como lo hizo el gobierno anterior y por eso dejó al país en la ruina?”
Añade que hay candidatos que dicen “que hay decrecimiento de pasajeros en el aeropuerto y que debe postergárselo, cuando en realidad la curva de crecimiento no tiene el ritmo que antes tuvo. Entonces, la plata que está ahí hay que cogerla. Como la Terminal Terrestre es la única institución que no debe un centavo, hay que endeudarla para coger la plata también”.
Está convencido de que eso no ocurrirá con la candidata de su partido Cynthia Viteri, porque “aparte de ser una mujer honesta, valiente y con trayectoria, está respaldada por un equipo de gente que sabe qué hacer, cómo hacerlo para mejorar la vida de la gente, pero sobre todo de la gente pobre”.
Al repasar los cambios de la ciudad logrados durante los años de su administración sostiene: “Cuando llegué, la ciudad tenía 50 por ciento de alcantarillado y hoy alcanza al 93 por ciento. No había plantas de tratamiento de aguas, sino “cosas”. Hoy tenemos la planta de Pantano Seco que da servicio a 150 mil personas con la más alta tecnología en el estero Salado; en plena construcción está la Planta de las Esclusas que dará servicio a un millón de personas del centro sur; la planta de Mi Lote, en construcción también para dar servicio a 350 mil personas en el noroeste y se ha firmado el crédito para la planta de Los Merinos que servirá a un millón y medio de personas del Centro-norte y Perimetral de 140 millones de dólares a 35 años con 15 años de gracia a un interés del cuatro por ciento, mientras el gobierno consigue créditos al 11 por ciento, sin gracia, a cinco años plazos. Hay que saber administrar porque si no se hace, lo que se construyó en una era, se destruye en una hora y ese es el desafío, no se puede llegar a un cargo sin saber, es una falta de respeto al ciudadano”.
Nebot cree que siempre se puede hacer más pero que “Vivir bien es una utopía en construcción, porque aparecen nuevas necesidades. “¿Quién hubiera pensado que internet iba a ser una necesidad popular 10 años atrás? A septiembre 30 estamos dejando 6.000 puntos de internet gratuito de fibra óptica, que no la tiene ni Nueva York, pues en esa ciudad la red es de cobre. Un millón setecientas mil personas usan nuestra red”.
Considera que los guayaquileños han sido parte de la solución, en lugar, “de parte del problema, aunque nunca faltan excepciones. Cuando me inicié en política estaba de moda un eslogan: “Raya el carro del rico” (promovido por Abdalá Bucaram). Ese mensaje tenía una filosofía, no vas a tener nunca carro. Hoy día la gente pobre sabe que puede progresar, sabe que tiene obligaciones y ahora dice no quiero destruir nada, quiero moto, casa y después carro, porque me he dado cuenta que lo puedo tener. Ese es el cambio de mentalidad, una sociedad responsable que quiera progresar y que tenga representantes que le permitan progresar”.
Considera que el municipio ha sido fundamental en ese cambio. “Cuando llegué al Municipio, se podía invertir 100 millones de dólares al año en obras. Hoy día con impuestos más bajos del país, hemos invertido en alcantarillado y agua potable y planta de tratamiento de aguas, contando el último préstamo hay 1.250 millones, doce y media el presupuesto aplicado a obras. Por cada dólar eso representa cinco dólares más. Es decir, el Municipio mueve más de cinco mil millones de dólares en la economía”.
Sin embargo, a pesar de los avances, en la última década Guayaquil ha tenido la más alta tasa de desempleo del país. “Es un desempleo prestado. La gente que por culpa de los que no generan riqueza, inversión confianza y estímulo viene a Guayaquil, los que quieren trabajar en el Estado van a Quito, ¿Y por qué vienen aquí? Porque esta es la ciudad que más empleo genera”. Sin embargo, añade que de acuerdo a las últimas cifras del INEC en el segundo trimestre de 2018, el índice bajó a 3,44 por ciento con respecto al mismo periodo en 2017, en que fue 5,30 por ciento.
Concluye que a diferencia de lo que sostenía el expresidente Correa, Guayaquil no es la ciudad más desigual del país, sino todo lo contrario. El índice de Gini (que mide la desigualdad) en Guayaquil es de 0,38, mientras que en el resto del país es 0,44. Finalmente sostiene que hace una década, la pobreza extrema en Quito era 3,3 por ciento y en Guayaquil de 6,1 por ciento. Hoy al segundo trimestre de 2018, según datos del INEC, esta ha subido en Quito a 4,6 por ciento, mientras en Guayaquil ha bajado al 2,9 por ciento.