La asesina psicópata de 11 años que aterrorizó a todo un país

Gabriela Pinasco
A los 11 años Mary Bell ya había asesinado a dos niños, uno de 4 y otro de 3 años.

Mary Flora Bell tenía apenas 11 años cuando se convirtió en la pesadilla del humilde barrio de Scotswood, en la ciudad de Newcastle, al noreste de Inglaterra. Nadie imaginó que una niña tan pequeña pudiera ser capaz de cometer varios asesinatos.

El episodio más escalofriante de esta historia sucede cuando Mary Bell decide tocar a la puerta de la familia de su vecino, Martin Brown, para preguntar si podía ver al niño. La madre, destrozada por la pérdida de su hijo mayor, le respondió que este había fallecido días antes en una casa abandonada. Fríamente, la niña dijo: “Ya sé que está muerto. Lo que quería ver es su ataúd”.

Martin tenía solo cuatro años cuando fue estrangulado por Mary Bell. Meses después, ella hizo lo mismo con otro pequeño niño de la zona, Brian Howe, de tres años. Los mató por simple aburrimiento, a sangre fría y sin demostrar remordimiento alguno.

La verdad salió a la luz en 1968. Reino Unido descubrió con horror que una pequeña niña era la culpable de ambos asesinatos, pero también se dio a conocer la dura historia detrás de ella. Fue víctima de diferentes tipos de abusos desde que nació, y padecía un trastorno psicopático.

Era aún temprano cuando Martin Brown salió a jugar en el barrio junto a otros niños. Poco después lo encontraron con sangre y saliva en el rostro, y cerca de sus manos un frasco de pastillas. La autopsia reveló que había sido estrangulado y que recibió un golpe en la cabeza.

Mary Bell siempre iba acompañada de su amiga Norma Bell, con quien no tenía ningún parentesco sanguíneo. Ambas maltrataban, golpeaban y amenazaban a otros niños del barrio. En una ocasión, destrozaron varias cosas de una guardería de Scotswood, y dejaron una nota que luego fue hallada por la policía: “Yo asesiné… así que volverá a hacerlo”.

El segundo asesinato ocurrió el 31 de julio del mismo año. Brian Howe de tres años apareció muerto en un terreno baldío. Fue estrangulado y tenía una letra marcada en el vientre con una hoja de afeitar: “M”. Con una tijera le habían cortado mechones de pelo y le hicieron cortes en las piernas y en los genitales.

Poco después, la Policía empezó a sospechar de Mary y Norma, debido a sus actitudes extrañas. Además, la hermana del pequeño Brian, aseguró a los agentes que fue Mary Bell quien le dijo dónde podrían encontrar a su hermano cuando aún estaba activada su búsqueda.

En un primer interrogatorio con el detective local James Dobson, Mary Bell se mostró fría y manipuladora, y mencionó por error el detalle de las tijeras como el arma que hirió a Brian, pese a que nadie se lo había comentado antes. Los policías notaron que Mary Bell hacía bromas frente a la puerta de la familia Howe, y se frotaba las manos mientras sonreía frívolamente. Mary y Norma fueron detenidas poco tiempo después.

Martin Brown apareció muerto en una casa abandonada del barrio de Scotswood, en Newcastle .

Cadena perpetua
"Lo hice únicamente por el placer y la emoción de matar", confesó Mary Bell sin mostrar el más mínimo remordimiento. "Apreté su pescuezo y presioné sus pulmones, así es como lo matás".

El juicio contra ambas se realizó el 5 de diciembre de 1968. Mientras que Norma se quebró en un par de ocasiones, Mary Bell se mantuvo fría como una roca, dando respuestas astutas y desafiantes.

La menor declaró que le gustaba "herir a los seres vivos, animales y personas que son mucho más débiles que yo, a los que no se pueden defender".

El 17 de diciembre fue condenada a cadena perpetua por el cargo de homicidio contra dos menores. Al escuchar la pena, Mary Bell rompió en llanto. El juez del caso sostuvo que Bell era "un riesgo muy grave para otros niños si no se la vigilaba de cerca". "Tengo poder para ordenar una pena de prisión y me parece que ningún otro método para tratar con ella en las circunstancias es adecuado", añadió el magistrado.

Norma fue declarada inocente porque el jurado consideró que actuó bajo la influencia de su amiga.

Así lucía Mary Bell cuando fue arrestada por la Policía.

Una vida llena de abusos
Poco después del juicio, el psiquiatra del Ministerio del Interior de Gran Bretaña, David Westbury, reveló que la niña sufría de un trastorno psicopático y que necesitaba un tratamiento que podría durar varios años.

En 1984 salió a luz pública el libro de la periodista Gitta Sereny “Cries Unheard, The Story of Mary Bell” (“Llanos ignorados, la historia de Mary Bell”), en el que se revela cómo fue la infancia de la niña asesina.

Su madre la tuvo a los 17 años, era alcohólica y adicta, y siempre consideró a la pequeña como un estorbo. Cuando Mary Bell era bebé, la mujer le suministraba drogas, ocasionándole una sobredosis cuando tenía 1 año. Solía mezclar la comida de la menor con pastillas. Varios medios aseguraron que la madre la lanzó por la ventana una vez, la menor sufrió entonces un fuerte golpe en la cabeza.

Además de haber vivido una infancia llena de abusos, a Mary Bell le detectaron un tipo de psicopatía.

Betty, como se llamaba la madre, también recurrió a la prostitución para poder conseguir drogas. Con apenas cinco años, Mary Bell tuvo que participar de los encuentros sexuales de su madre. A los ocho años fue violada por un pedófilo, con el consentimiento de la madre.

Aunque fue sentenciada a la pena máxima, Mary Bell quedó en libertad el 14 de mayo de 1980, porque según las autoridades, ya no era considerada un riesgo para la sociedad. Ella decidió rehacer su vida y en 1984 se convirtió en mamá. Sin embargo, los medios la seguían acosando por sus crímenes del pasado.

En mayo de 2003, Mary Bell consiguió que el Tribunal Supremo de Reino Unido le renovara su derecho a preservar su intimidad y solicitó anonimato total para ella y su familia. La norma que fue aprobada para preservar oculta la identidad de expresidiarios se conoce como “la orden Mary Bell”.

Lo último que se supo de la asesina es que se convirtió en abuela en 2009 a los 51 años.
 

Mary Bell en 1980, año en que la liberaron.