Habemus cannabis

Diana Romero
Habemus cannabis

Una vez zanjada la polémica del cannabis con las reformas al COIP, Ecuador abre la puerta a su producción industrial. Se trata del cáñamo, una planta que, a diferencia de la marihuana, dejó de ser catalogada como sustancia psicotrópica. 
 
La producción del cáñamo mueve unos 19 mil millones de dólares anuales en el mundo. Estos cultivos florecen en Asia, Europa, Estados Unidos y, para no ir tan lejos, en Perú y Colombia.
 
Por eso, un diminuto frasco de aceite de esta planta, usado por personas que sufren cáncer, epilepsia, Parkinson, entre otras enfermedades, cuesta más de 50 dólares. Ahora, este remedio podría producirse en Ecuador y abrir la puerta a una nueva industria farmacéutica, textil y alimenticia. ¿Cómo?
 
 
El 17 de septiembre, la Asamblea Nacional votó un paquete de reformas al Código Integral Penal (COIP) que, entre otras, excluye al “cannabis no psicoactivo o cáñamo” de las sustancias sujetas a fiscalización. Es decir, ya no es considerada una droga y se puede cultivar y procesar bajo la regulación del Ministerio de Agricultura.
 
“Es un avance enorme porque entramos al mercado. Al fin se hace la diferenciación y se entiende que esto no es marihuana”, dice Santiago Trejo, consultor en Industrias Sensibles. Explica que el polémico cannabis se divide en dos grandes variedades: la marihuana, que tiene activos psicotrópicos que producen el “efecto vuelo”. Y por otro lado, el cáñamo, que tiene usos terapéuticos e industriales.
 
“Pero estamos abriendo la puerta a una grave amenaza porque no tenemos instituciones sólidas que supervisen esta producción”, alerta el asambleísta César Carrión. A su criterio, el Ecuador es un país de tránsito de droga y, con esta reforma, el narco podría aprovecharse para cultivar marihuana.
 
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