El lado ‘Freak’ de Vicentico

Carolina Farfán
‘Freak’

El líder de Los Fabulosos Cadillac se presentará el 23 de noviembre en el Ágora de la Casa de la Cultura en Quito. El músico propone nuevas canciones como solista para su concierto. 
 
Vicentico no puede conciliar el sueño. Mientras avanzan las horas del despertador con manecillas, él da vueltas en su cama, instalada en una habitación oscura, que en realidad es una sala de proyección. Ni siquiera los ansiolíticos que guarda en sus cajones le permiten dormir.
 
Aquel insomnio es parte de su rutina. Se levanta, con la misma barba entrecana a medio afeitar de siempre y acude al espejo donde se peina estrafalariamente. De hecho, su peinado es el mismo que usaba Mike Core, el vocalista y tecladista de la banda británica A Flock of Seagulls, en el video de su icónica canción synth pop, ‘I ran’ (1982). Es un look con cachos redondeados de cabello en los costados. 
 
Ataviado por un saco oscuro con plumas en las hombreras y pantalones, sostenidos por tirantes blancos, que llegan más arriba de su protuberante vientre, Vicentico camina y baila caricaturescamente por los pasillos. Son pasos tan estrámboticos como los del Joker en las escalinatas, en su filme homónimo, o los del mexicano Emmanuel durante sus shows. Todo es blanco y negro, incluso los dibujos animados de la década del 30 que se proyectan en la pantalla gigante.  
 
De la garganta del cantante argentino se escapan frases como “soy un freak, soy un freak”, “cuando voy por la calle todos me sacan fotos con el celular”, o “yo soy feo, feo. Por eso me tienen, miedo, miedo, miedo”. Siempre el mismo tono vocal rasposo.
 
Y hay más. Durante el alucinante recorrido de Vicentico, él lucha contra sus demonios, representados por las cápsulas para dormir y una de las animaciones que salen de la pantalla. Es un personaje tan raro como el mismo freak que encarna el eterno líder de Los Fabulosos Cadillac. Extraño ser porque tiene cuerpo humano y cabeza de gato caricaturizada. Vicentico lo derrota con un puñetazo, luego de haber ensayado juntos algunos pasos coreografiados.
 
Aquella locura es solamente la descripción del video ‘Freak’, que corresponde al más reciente sencillo homónimo del multiinstrumentista nacido el 24 de julio de 1964 en Buenos Aires como Gabriel Julio e inscrito con los apellidos Fernández-Capello Mangani. 
 
Este audiovisual es un homenaje a los pioneros de la animación y del cine, según concibieron Vicentico y Pucho Menasti, quien lo dirigió detrás de cámaras con la ayuda de los hermanos Nicolás y José Puenzo. 
 
‘Freak’, cuyo video apareció el 24 de octubre pasado, será parte del repertorio que Vicentico propondrá este sábado 23 de noviembre, desde las 20:00, en el Ágora de la Casa de la Cultura, de Quito. Es también el primer sencillo que constará en el próximo disco como solista que prepara “Gabi”, como le dicen sus más allegados, y posiblemente esté listo en el primer trimestre del 2020.
 
El “Gabi músico”
Con la ayuda de Héctor Castillo, Vicentico alista su octavo disco como solista, carrera que ha llevado en paralelo con la de vocalista de Los Fabulosos Cadillac, conocidos también como LFC. Aunque Castillo es el productor, Fernández-Capello considera que su función es más de un ingeniero de sonido. 
 
“Es más una co-producción. Es un disco del “Gabi músico” porque todos los instrumentos de cada canción los toco yo. Es más un experimento de laboratorio, a través de samplers y la computadora en mi intimidad”, explica Vicentico, quien domina la guitarra, el bajo, los teclados y la batería. 
 
Sorprende también el hecho de que Castillo sea productor y no Cachorro López con quien trabajó en sus tres placas anteriores de estudio ‘Solo un momento’ (2010), ‘Vicentico 5’ (2012) y ‘Último acto’ (2014).  Vicentico rompe el misterio y dice que Castillo colaboró para la banda sonora de ‘La reina del miedo’ (2018), la más reciente película que protagoniza Valeria Bertollucci, la esposa del líder de los LFC con quien se casó en 1994.
 
Pero, ¿qué tiene que ver la alucinación del video de ‘Freak’ con Vicentico? Mucho. Él mismo lo desmenuzó hace poco para diario Clarín. “De chico quise ser bailarín. Me crié en un barrio bonaerense en el que apreciar la danza es sinónimo de recibir como respuesta un “qué rarito que sos” de los demás (en referencia a que la consideran como una práctica para mujeres u homosexuales)”, revela el intérprete de ‘Mal bicho’, ‘Calaveras y diablitos’, entre otras.
 
Existe un episodio en la vida de Vicentico en el que baila. Lo hace como Alejandro, el taxista desmotivado que vende su auto Renault 12 para dedicarse a otra cosa y sobrevivir en la película ‘Los guantes mágicos’ (2003), del cineasta Martín Rejtman. 
 
Alejandro es un personaje tan extraño que, incluso, cree que su vehículo le habla. Justo al final del filme aparece solo e indeciso en una discoteca. Al final accede a bailar la canción ‘Vanishing point’, de los británicos New Order.  Todo eso sin contar que la canción ‘El rey del swing’, de los LFC, es interpretada en primera persona. Ahí Vicentico adopta el personaje de un bailarín.
 
Historias extrañas y confusas
Hay muchas historias freak, entiéndase como raras, en la vida de Vicentico, empezando por su sobrenombre. Muchas veces le han preguntado sobre el por qué de ese apelativo y casi siempre tiene una versión distinta. La más aceptada es que lo comparaban con Albertico Limonta, el personaje central de la novela ‘El derecho de nacer’ (llevada del libro a la radio, televisión y cine)’. La confusión fue llamarlo ‘Vincentico’ en lugar de ‘Albertico’. 
 
La otra versión, contada por el mismo Fernández-Capello, es que Flavio Cianciarullo, el zurdo bajista de los ‘Cadillac’ bautizó así a Vicentico, su amigo desde 1983. En aquellos días salía con Ariadna, la hermana del cantante. A Cianciarullo y Vicentico los une también una casualidad, ambos nacieron el Hospital Italiano de Buenos Aires, pero con 48 horas de diferencia. 
 
El lado freak de Vicentico tiene una historia más: su apellido. Resulta que su madre Adelaida Mangani, casada con un médico llamado Manuel Fernández-Capello tuvo una aventura en 1963 con Ariel Bufano, un titiritero, quien a su vez era hijo del poeta Alfredo Bufano.
 
Doña Adelaida no estaba segura si el vástago que esperaba en sus entrañas era de Bufano o de Fernández-Capello. Cuando Gabriel Julio (Vicentico) tenía 8 años se lo llevó a vivir con Bufano. El entonces niño creía al principio que era su tío Ariel, pero luego le dijeron que era su padre y creció con esa idea.
 
Aquel suceso cobró vigencia en 1995 cuando Vicentico tenía 31 años y un hijo recién nacido: Florian, producto de su relación con Bertuccelli. Como la duda aún acusaba al músico, no sabía qué apellido darle al niño. Optó por buscar el paradero de Manuel Fernández-Capello, quien vive en España. 
 
Para definir su parentesco se sometieron a una prueba de ADN y resultó que Bufano, fallecido en 1992, sí era su padre. Aún así, Florian recibió el apellido Fernández-Capelli, al igual que su hermano Vicente, nacido en 2007.
 
Vicentico, quien grabó ‘Vasos vacíos’ (1995) con la fallecida guarachera cubana Celia Cruz y ‘Cobarde’ (en español, 2014) con el estadounidense Willie Nelson, se describe como un loco. 
“Sé muy bien que tanto lo soy. De chico podía drogarme, pero ahora sé qué clase de locura quiero tener. Soy más familiero desde que conocí a Valeria y tuve a mis hijos. Mi familia me salvó”, confiesa el cantautor bonaerense que compró su primer disco en 1975, el del grupo argentino Polifemo que tenía en su lado A la canción ‘Suéltate rock and roll’, cantada por David Lebón.
 
Aquello de las influencias es algo muy variado en la esencia de Vicentico, la voz de la icónica ‘Matador’ en 1995. Era obvio que durante su niñez imperaba la primera etapa del “rock nacional” (así lo llaman los argentinos) y luego la influencia británica, pero más de bandas de punk, ska y reggae. Aquello se evidencia en Madness, The Sex Pistols, The Clash, English Beat y The Selecter, grupos de cabecera en los inicios de Los Fabulosos Cadillac, allá por 1983, y con quienes Vicentico aún toca. De hecho, en marzo de 2020 los LFC se presentarán en el festival Lollapalooza, en Chile. Pero esa es otra historia.