Dos municipios, dos realidades

Diana Romero
Dos municipios, dos realidades

“Cuando yo era niño, los guayaquileños ponderábamos la labor municipal de la Capital. Hoy es exactamente al revés”, escribió el exvicepresidente de la República Alberto Dahik. Y añadió una pregunta: “¿Cuán diferente son las finanzas de Guayaquil, por ejemplo, con las de Quito, sometida por muchos años a presiones políticas y a un manejo totalmente diferente?”. 
 
Las dos  ciudades más pobladas, juntas, suman el 41 por ciento de la población del país y coinciden en algunos de los problemas sociales, ¿por qué se manejan de manera diversa? El espejo del ayer En los años 70, Quito se enorgullecía de tener y haber tenido grandes alcaldes.
 
La administración más larga fue la de Sixto Durán-Ballén (1970-1978). Durante su gestión se concreta ron muchos proyectos de infraestructura propios de la especialización de urbanista que ostentaba el alcalde. Su figura se volvió presidenciable.
 
 
A mediados de los 80, la elección del más popular radiodifusor quiteño, Gustavo Herdoíza, llegó con más incógnitas que esperanzas. A los 100 días de su gestión, a fines de 1984, ya una investigación de Vistazo encendía las alarmas. Lo sucedió Rodrigo Paz Delgado, quien reorganizó la administración y recuperó rápidamente la imagen de un municipio ágil y moderno. 
 
Entre 1970 y 1988, Quito tuvo seis alcaldes. En esos mismos 18 años, Guayaquil tuvo 17, algunos por pocos días. Cuando el expresidente León Febres-Cordero llegó al Sillón de Olmedo en 1992, clausuró el edificio municipal para reorganizarlo física y administrativamente. Entre otras cosas, anunció la eliminación del sindicato de trabajadores municipales. Entonces funcionarios del Municipio de Quito asesoraron a  los nuevos empleados municipales guayaquileños en una colaboración para entonces inédita.
 
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