La trágica historia de Coco: El primer perro diagnosticado con alcoholismo
Coco es un labrador de dos años que llegó al refugio de Woodside Animal Rescue Trust, en Reino Unido luego del fallecimiento de su dueño. Rápidamente se enfermó y tuvo que ser intervenido por especialistas.
Según un comunicado del refugio, el can fue rescatado el pasado mes de marzo junto a su compañero Georgie. Las dos mascotas empezaron a mostrar signos de abstinencia de alcohol y se enfermaron gravemente.
Las dos mascotas presentaron convulsiones. Georgie falleció cuatro meses después de su llegada.
Los veterinarios sometieron a Coco a cuidados intensivos y le suministraron medicación.
“Podría ser que el dueño tomara un trago y se fuera a dormir dejando la bebida al alcance de los perros, pero simplemente no lo sabemos”, detalla Kirstin Stone, empleada del refugio.
El centro de rescate hizo público el caso de Coco el martes 4 de abril de 2023, los especialistas explican que el perro llevaba más de un mes en cuidados intensivos.
“Abstinencia de alcohol en caninos, una primicia para nosotros. Su historia es trágica y demuestra lo vital que es nuestra unidad de cuidados especiales”, detalló el refugio a través de su cuenta de Facebook.
ESTADO ACTUAL DE COCO
El centro de rescate canino se mostró agradecido con el apoyo de las personas y aseguran que Coco se encuentra fuera de peligro.
“Aunque físicamente parece haberse recuperado, a veces todavía está muy ansioso mentalmente”, finaliza el refugio.
El personal que cuidó al can asegura que se desconoce detalles sobre cómo el perro logró llegar a esta situación y que fue primordial el cuidado de Coco en un ambiente hogareño y lejos de las perreras.
EL ALCOHOL EN LOS ANIMALES
El alcohol es tóxico para las mascotas. Estas bebidas afectan gravemente al sistema nervioso de los animales y su consumo puede terminar en intoxicación y problemas respiratorios.
American Kennel Club, una organización encargada de registrar a los perros con pedrigree, asegura que se debe prestar atención a síntomas como: depresión, babeó excesivo, vómitos y disminución de la frecuencia respiratorio. Si una mascota presenta alguno de estos, deberá acudir inmediatamente al veterinario.
