La copa millonaria: riqueza, innovación y sustentabilidad en Catar 2022
Además del lujo con que Catar pretende asombrar al mundo como primer país musulmán que ha planificado este súper evento, los organizadores han confirmado múltiples innovaciones tecnológicas que harán inolvidable a la Copa Mundial de Fútbol.
Descrita como una rosa en el desierto, Catar es uno de los países más pequeños y desarrollados del mundo. Con apenas una extensión de 11.586 kilómetros cuadrados que es ligeramente superior en tamaño a la provincia ecuatoriana de Loja, produce 800 mil barriles de petróleo al día y por esa riqueza petrolera sus habitantes tienen el mayor PIB per cápita del mundo: 128.647 dólares por año.
No es una democracia, sino un país gobernado por un emir, lo que equivale a un rey. Hasta 1971, Catar fue un protectorado británico y en su territorio la exploración y explotación petrolera fue hecha principalmente por compañías británicas y norteamericanas.
Este flujo inmenso de recursos ha sido invertido en transformar al reino en un país modernísimo, con grandes rascacielos, ultramodernos servicios públicos para el transporte y el desarrollo tecnológico. Ha sido sede de importantes eventos deportivos, pero ninguno tan global como la Copa del Mundo que se iniciará afines de noviembre y en la que participará Ecuador.
Cuando en 2010, Catar inició los preparativos para recibir a unos cinco millones de turistas que irán a observar los partidos en el país y a más de dos tercios de la población mundial a asistir a la transmisión de la final a través de la televisión e Internet, se propuso asombrar al mundo con el despliegue de su riqueza, innovación y sustentabilidad.
Ha invertido más de 200 mil millones de dólares en infraestructura de los estadios, que contarán con climatización personalizada en los estadios para poder resistir las altas temperaturas del desierto. El estadio 974 tiene capacidad para 40.000 espectadores.
Descrito como el primer estadio construido para ser demolido, está conformado por contenedores que después se usarán en el comercio internacional. Cual piezas de un juego de Lego, los contenedores han sido montados para darle una fachada dorada. Cuenta con ventiladores gigantes para que nadie pase calor en sus graderíos.
Otros estadios como Al Bayt, que recibirá a Ecuador en su partido de apertura frente a Catar es una gigantesca tienda beduina, con techo retráctil, es decir que puede encogerse y con climatización también dependiendo del número de asistentes. Los organizadores aseguran de esta manera que están cumpliendo con su oferta de hacer una Copa sustentable.
Las innovaciones tecnológicas también serán notadas por los turistas y por quienes miren los partidos desde lejos. Catar cuenta por ejemplo con plataformas de Internet que será inmediatamente accesibles en tiempo real para celulares que estén en los lugares más distantes del planeta. Otra de las innovaciones tecnológicas se verá en el campo de juego.
Destaca el “árbitro de video” que aseguran es más sofisticado que el VAR, para evitar controversias arbitrales. La tecnología también beneficiará a los turistas. Los baños usan químicos en lugar de agua, que es preciosa y de altísimo costo en el desierto. Esos químicos además retiran del ambiente los malos olores.
También hay avances técnicos para la inclusión de personas con discapacidad, hay salas inmersivas especiales para aquellos que sufren de autismo y tabletas en braille para quienes padecen de ceguera. El alcohol es prohibido en los países musulmanes, pero se expenderá en áreas especiales.
Este gran avance tecnológico contrasta con la supervivencia de costumbres ancestrales de los pueblos beduinos, como es el caso de los habitantes rurales de la península de Catar. La mayor parte del territorio está compuesta de inmensas dunas desérticas que pueden ser visitadas por turistas. También están la cría y competencia de caballos, que son de razas extraordinarias famosas en el mundo de la hípica. Igualmente, está la crianza de halcones de caza y los mercados o bazares tan típicos en el mundo de Medio Oriente.
Este país de paradojas tiene una historia peculiar. Ubicado a la entrada del golfo Pérsico, Catar es una península cuyo principal vecino es Arabia Saudita. Otro de sus vecinos es Baréin, con quien en el siglo pasado mantuvo conflictos hasta que, en 1916, los británicos lo convirtieron en protectorado. El principal producto de exportación eran las perlas, buscadas por embarcaciones que se dedicaban únicamente a su extracción.
La exportación se vino al suelo, cuando Japón comenzó a cultivarlas, generando una severa crisis económica que se superó a partir de los años 30 del siglo pasado cuando se descubrió y desarrolló una gran industria petrolera.
Con miras a diversificarla, el reino está invirtiendo ingentes recursos en tecnología. Un ejemplo de esa inversión es la cadena de noticias Al Jazeera que difunde las informaciones desde la perspectiva de la región. Paralelamente, ha desarrollado una industria turística de lujo que tiene más de 30 mil habitaciones hoteleras y una aerolínea propia Qatar Airways que opera 150 vuelos diarios desde su capital Doha hacia Kuwait, Omán, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos.
Catar está gobernado por la familia Al Thani, que ha estado al mando de la península desde antes del protectorado británico. Su representante hoy es Hamad Al Thani, quien depuso en un golpe de Estado a su padre en 1995. Al Thani se graduó en la Real Academia Militar de Sandhurst, en el Reino Unido en 1971 y fue nombrado heredero en 1977, pero con un golpe pacífico separó a su padre del gobierno cuando se estaba tratando en Suiza de una fractura en la pierna.
Su objetivo era modernizar el país. Por haber sido aliado de Estados Unidos, Catar cuenta con extensiones universitarias de prestigiosas universidades norteamericanas en su territorio, como Cornell, Texas A&M, Carnegie Mellon, Virginia Commonwealth, además de una universidad francesa y otra holandesa. Las universidades y los convenios se realizan a través de la Fundación Catar, presidida por la esposa del emir Moza bint Nasser al-Missned.
A pesar del oropel y los avances, Catar tiene el lado oscuro de los regímenes autocráticos. El periódico The Guardian reveló recientemente que entre los años 2010 y 2022 por lo menos 6.000 trabajadores extranjeros murieron en Catar por las condiciones extremas, de casi esclavitud y ausencia de respeto a los derechos humanos. Se vincula unos 37 directamente al Mundial de Fútbol.
