Antidepresivos y el riesgo de suicidio: una madre advierte de sus efectos
Según estadísticas del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, actualmente el 13% de la población mayor a 18 años en dicho país consume un medicamento de este tipo, que también suele ser prescrito ante cuadros de insomnio y migraña.
A pesar de ser un tipo de fármaco ampliamente utilizado, estos traen consigo una larga lista de potenciales efectos secundarios, como náuseas, vómitos, aumento de peso, somnolencia y problemas relacionados al libido (deseo de placer sexual) e, incluso, aumento de pensamientos suicidas.
Un documental de la BBC, titulado “¿Valen la pena mis antidepresivos?”, en el que se exploran los efectos colaterales del consumo de este medicamento y la ausencia de asesoramiento en torno a su administración, vislumbró un peligro latente para quien se decida a ingerirlos.
Seonaid Stallan, una mujer de Reino Unido que le concedió una entrevista al medio referido, contó que su hijo, Dylan, se suicidó a los 18 años, después de que un médico le prescribiera pastillas antidepresivas diferentes a las que llevaba consumiendo dos años, acotando que nunca fueron advertidos sobre los efectos negativos que podría traer ello.
"Estaba luchando con la manera en que se sentía acerca de sí mismo, la forma en que se veía (...) Estaba extremadamente ansioso, y se ponía físicamente enfermo. No podía salir de la casa", relató la madre, describiendo la forma en que se sentía su hijo antes de comenzar a consumir antidepresivos de forma regular, a los 16 años, tras ser recibir un diagnóstico de dismorfia corporal y depresión.
Seonaid recordó que en la cita médica en la que recibieron la orden de cambiar el antidepresivo, el galeno que los atendió no le dijo ni a ella ni a su hijo que esta alteración podría generar efectos negativos. Además, recalca que, a pesar de que las guías sanitarias recomiendan no tomar bebidas alcohólicas mientras se consume la marca de píldoras que le fue recetada, los doctores le indicaron a Dylan que sí podía hacerlo.
En 2015, Dylan falleció tras beber una gran cantidad de alcohol a lo largo de una noche. La madre del joven, aún profundamente afectada, precisó que antes de realizar el cambio de pastillas, su hijo no había expresado pensamientos relacionados al suicidio.
Bernadka Dubicka, una profesora de psiquiatría infantil y de adolescencia de la Universidad de Hull entrevistada por la BBC, señaló que siempre es necesario realizar un análisis de los riesgos a los que expondría un paciente de cualquier edad cuando se le receten antidepresivos.
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"Los datos parecen mostrar que hasta los 25 años, uno de cada 50 jóvenes que toman un antidepresivo podría experimentar un aumento de pensamientos suicidas y autolesiones en las primeras semanas después de tomar un antidepresivo”, le comentó al medio británico.
Aparte del potencial peligro que surgiría de un inicio de consumo, el cese de este también podría acarrear afectaciones. De acuerdo al portal especializado de Estados Unidos, Mayo Clinic, que destaca que este efectos secundarios por su ingesta ocurren "rara vez", y que su interrupción podría causar síntomas similares a la gripe o un aumento de la ansiedad.
Con relación al caso de Seonaid y Dylan, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos, (FDA, por sus siglas en inglés), ya ha realizado un análisis extensivo de ensayos clínicos en los que se demostró que "en una pequeña cantidad de niños y adolescentes, los antidepresivos pueden causar pensamientos o comportamientos suicidas, o empeorarlos".
"El análisis demostró que algunos niños y adolescentes que tomaban antidepresivos tuvieron un pequeño aumento en los pensamientos suicidas, en comparación con los que tomaban una pastilla de azúcar (placebo). Ninguno de los niños de estos estudios se quitó la vida. Aun así, la FDA consideró que los hallazgos eran lo suficientemente preocupantes como para publicar una advertencia", indicó Mayo Clinic en su sitio web.
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Seonaid consideró que mientras más rigurosas sean las tasas de prescripción de antidepresivos, más vidas podrían salvarse por la disminución de casos que involucren efectos secundarios.
Como alternativa, Mayo Clinic refirió otro tratamiento que podría resultar efectivo en casos de jóvenes o niños que se ven afectados por trastornos mentales: la terapia cognitivo individual.
"Un profesional de la salud mental puede ayudar a tu hijo a mejorar la capacidad de afrontar una situación difícil, la comunicación y la capacidad para resolver problemas. Tu hijo también puede aprender a tomar conciencia de las ideas y conductas dañinas, a reemplazarlas con enfoques positivos y a manejar las emociones", indica el medio especializado sobre el procedimiento.
Lineas gratuitas
Si padeces de alguna afectación mental o solo necesitas hablar con alguien puedes hacerlo a través de la aplicación Ánima Ec de la Junta de Beneficencia de Guayaquil. También en la línea 171 opción 6 del Ministerio de Salud.
Por su parte, la secretaría de Salud del Municipio de Quito ha dispuesto varias líneas telefónicas:
-Unidad Metropolitana de Salud Norte: 02-394-7333
-Unidad Metropolitana de Salud Sur: 02-312-1035/02-312-0920/02-312-0164
-Unidad Metropolitana de Salud Centro: 02-394-9077
