La Jueza de Garantías Penales sustituyó la medida por prohibición de salida del país, presentación diaria en la Fiscalía y el uso del dispositivo electrónico.
El ministro de Defensa, Oswaldo Jarrín, reveló la existencia de grupos insurgentes en Ecuador. Su actuación se evidenció durante las violentas jornadas de protesta contra el Gobierno.
Muchos indígenas dejaron sus cultivos para llegar a Quito a reclamar por la desidia de los Gobiernos, que históricamente los relegaron a la pobreza. Mujeres, niños y ancianos brutalmente reprimidos por la fuerza pública. Sus historias en el campo reflejan su descontento.
En ocho días se perdieron más de 1.000 millones de dólares en ventas, varios negocios saqueados y destruidos, pequeños agricultores sin producir, y cuestionamientos y ofensas en la ciudadanía por cómo se suscitaron los hechos. ¿Hay forma de recomponer este daño?
La factura de sangre la pagaron los más vulnerables convertidos en carne de cañón; aún se cuantifica la cifra de muertos. Heridos por cientos. Detenidos y desaparecidos. Al cierre de esta edición, la calma y la razón no han retornado porque el brote desestabilizador sigue en curso.
A través de su historia, el país ha sido escenario de innumerables manifestaciones sociales, pero no tenía en sus registros ningún edificio incendiado, vehículos incinerados en plena vía.