Durante la tarde del 17 de octubre de 2019, la ciudad mexicana de Culiacán se convirtió en un infierno. El Cártel de Sinaloa sitió el municipio hasta lograr que las autoridades liberaran a Ovidio Guzmán, hijo de Joaquín "el Chapo" Guzmán, tras un precipitado operativo de captura.
Estas son las preguntas claves de una misión fallida que todavía genera dudas y que demostró el poder que tiene esta banda criminal en México, el cual fue subestimado por el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
La respuesta con armas de alto calibre de los secuaces del hijo del Chapo obligó a las fuerzas de seguridad a liberarlo para evitar un baño de sangre en la ciudad de Culiacán.
La acusación, presentada la semana pasada, los responsabiliza del presunto cargo de conspiración para distribuir cocaína, metanfetamina y marihuana para su importación a EE.UU.