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La naturaleza de Otavalo atrae a los viajeros

lunes, 21 diciembre 2015 - 10:01
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Fotos: Segundo Espín

Montañas, senderos, lagunas, ríos y cascadas son varios de los elementos que componen la oferta turística de Otavalo.

Otavalo es un cantón que se lo puede recorrer en bicicleta. Hay cuatro rutas, con distinto grado de complejidad, en las que se pasan por maravillosos paisajes serranos.

Una de esas rutas, de 12 kilómetros, tiene como destino la cascada de Peguche, que se encuentra en la comunidad de Faccha Llacta. Ese sitio pertenecía a una antigua hacienda de obrajes. Como vestigio queda una casa que data de 1693.

Al ingreso de esa zona protegida, controlada por el Ministerio del Ambiente, se encuentra un calendario solar o Inti Watana. Allí se realizan ceremonias ancestrales previas al baño de purificación en la cascada de Peguche por el Inti Raymi o Fiesta del Sol que se realiza a fines de junio. Por ejemplo, los danzantes se bañan en sus aguas a partir de las ocho de la noche antes de comenzar con los bailes.

El acceso es por un antiguo sendero al que le denominaron Guaca Ñan y se accede a la sagrada caída de agua de 30 metros de altura del río Jatun Yaku o río Grande, que se origina en el lago San Pablo. El nombre de Peguche proviene del idioma tsafiki, que hablan los tsáchilas, y significa vaho o vapor que riega el valle.

Por un sendero se accede a una segunda cascada de seis metros en la parte superior. En este lugar se realizan actividades como camping y pícnic.

CANOPY Y MÁS

En la vía a las lagunas de Mojanda se encuentra la cascada de Taxopamba. Luego de caminar por un sendero durante 30 minutos se accede a los dos saltos de agua. El primero tiene 15 metros y el segundo de 10 metros. En ese sitio se practica el canyoning. Este deporte extremo consiste en el descenso con cuerdas junto a la cascada.

Retomando la ruta se llega a las tres lagunas de Mojanda, que están sobre los 3.755 metros sobre el nivel del mar. La más grande tiene un perímetro de casi ocho kilómetros. Allí hay senderos y sitios para acampar.

A su alrededor se encuentran varias montañas, entre ellas el Fuya Fuya. Ese cerro es usado por los andinistas como sitio de aclimatación previo al ascenso a los nevados. El recorrido concluye en el Parque Cóndor, en el cerro de Curiloma, un mirador natural del lago San Pablo. Éste es un centro de rescate y cuidado de aves rapaces de 12 hectáreas que abre sus puertas de miércoles a domingo.

En este lugar se realizan actividades educativas de protección, adiestramiento y cuidado de aves rescatadas como los cóndores, búhos, buitres, gavilanes, águilas, entre otros.

Esto es una parte del abanico que ofrece Otavalo todos los días del año. Una ciudad a la que vale la pena viajar.

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