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Exmillonario vive en una isla desierta con maniquíes y cuenta su experiencia de aislamiento

miércoles, 29 abril 2020 - 04:37
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El confinamiento ha dejado desconcertadas a muchas personas, sobre todo luego de que se hayan cumplido más de 40 días desde el encierro. Varios Gobiernos, incluido el ecuatoriano, planean como salir del aislamiento para, mediante el distanciamiento, intentar alcanzar una “normalidad”.

Sin embargo, otras personas se sienten cómodas con la soledad y el aislamiento, aunque sea en casos extremos. Un ejemplo es el de David Glasheen, un australiano de 76 años que vive en una isla desierta. Su caso sirve para comprender cómo se puede vivir aislado.

No toda su vida fue así, de hecho, paradójicamente, hace más de 40 años él se dedicaba a los negocios en la bolsa de valores. Su éxito era tan que se lo consideró como uno de los mejores corredores de bolsa en Australia. Sin embargo, en la crisis financiera de 1987 su vida cambió. Perdió una fortuna de 10 millones de dólares y quedó en la ruina.

Diez años después, luego de vivir en la pobreza, decidió radicarse en una isla desierta. Mediante unas gestiones realizadas le concedieron un espacio en la Isla de la Restauración, al noroeste de Australia. El lugar es completamente deshabitado, a pesar de que se planificó potenciarlo turísticamente, esto nunca se concretó y Glasheen vive solo ahí desde hace 23 años.

Su adaptación a la isla fue complicada, en un comienzo. Reconoce que tuvo que construir una cabaña precaria, pero que la ha ido restaurando. Ahora cuenta con paneles solares que le genera la energía suficiente para conectarse a internet. Tiene su propio huerto donde cultiva las frutas y verduras que consume. Incluso elabora su propia cerveza. Dispone de una pequeña embarcación con la que se transporta al continente una vez al año para abastecerse de lo necesario.

A pesar de todo, extraña el acompañamiento humano. Ocasionalmente recibe a turistas que deciden alojarse con él durante unos días y así obtiene ingresos extras. Sin embargo, es el único tipo de contacto que tiene. De tal forma que desarrolló particulares estrategias para afrontar el aislamiento.

Está acompañado de su perro Zeddi, quien lo cuida en sus aventuras. Sin embargo, eso no fue suficiente e incorporó otro tipo de acompañamiento. Glasheen compró dos maniquíes femeninos, vestidos de cuerpo entero, a los que llamó Miranda y Phyllis. A través de Internet mantiene contacto a distancia con personas reales y ha intentado, sin éxito, buscar pareja en páginas de citas. Reconoce que ninguna mujer está dispuesta a ir a la isla para conocerlo y comenzar una relación.

Entre sus sugerencias para afrontar el aislamiento destaca disponer de juegos de mesa tradicionales y leer libros o cualquier tipo de material. Además, aconseja tener lentes de repuesto, porque perder la visión sería “bastante miserable”, contó para una entrevista a MailOnline Travel. Asimismo, recomienda guardar monedas de plata, porque son más fáciles de almacenar y su valor se puede apreciar. Sus ratos libres le han permitido redactar un libro con sus vivencias, el cual se llama “El millonario náufrago”.

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