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La tecnología no se tira

miércoles, 19 agosto 2015 - 12:23
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Cuando dejen de funcionar, no arroje las baterías de sus aparatos electrónicos a la basura. Tampoco tire así sus bombillas usadas, ni sus lámparas viejas, ni nada electrónico. No lo haga porque elementos como estos contaminan peligrosamente el medioambiente, lo cual podría tornarse en su contra: no solo por efectos del cambio climático, o el daño a los animales, sino también porque los desechos de este tipo contienen sustancias peligrosas para la salud humana. Un estudio de la Organización Mundial de la Salud estima que la exposición a desechos electrónicos puede tener incidencia en el desarrollo de problemas pulmonares, mentales y cognitivos. A esto se le puede agregar, sostiene el documento, mayores riesgos de desarrollar cáncer.

Cuando los desechos electrónicos terminan en la basura regular suelen tener dos destinos: ser incinerados o acabar enterrados en un vertedero. En cualquiera de los dos casos, existen consecuencias negativas. Si son enterrados pueden liberar sustancias tóxicas (como el mercurio) al suelo, contaminándolo. Y si son quemados, las emisiones que llegan al aire también son dañinas. Aun así, esto es lo que mayoritariamente ocurre en el mundo. La ONU estima que en 2014 se generaron 41.8 millones de toneladas de basura electrónica globalmente, de las cuales solo 6.5 millones fueron reportadas como tratadas formalmente por sistemas de reciclaje.

ALTERNATIVAS AMBIENTALES

Si no quiere engrosar las estadísticas de contaminación global, tiene algunas alternativas a su disposición. Una de ellas es darle sus desperdicios tecnológicos a instituciones especializadas en su reciclaje. La fundación One Life es una de ellas. Esta ONG acoge desechos de este tipo, asegurando el reciclaje de hasta el 95 por ciento de cada aparato. Cuenta con puntos de acopio en Quito, Guayaquil y Ambato (las direcciones están disponibles en su página web).

La empresa Intercia también está en capacidad de hacerse cargo. Desde mayo, tras recibir una nueva certificación por parte del Ministerio de Ambiente, esta firma está recibiendo en su planta (km 26 de la vía a Daule) focos, lámparas fluorescentes, pilas, baterías, entre otros elementos, para su reciclaje y “disposición final en el extranjero”, explica Xavier Ycaza, gerente general de Intercia.


 Las baterías contienen elementos tóxicos para el medioambiente,
por lo que reciclarlas evita la contaminación.
Lo mismo ocurre con las lámparas fluorescentes.

Otra opción para no incurrir en contaminación electrónica es no considerar como basura a cada aparato que deje de usar. La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés) recomienda que antes de reciclarlos, considere donar los dispositivos en desuso a otras personas.

Pero hay un paso que está incluso antes de donar: preferir comprar productos eco-amigables. En el mercado existen productos tecnológicos diseñados para tener un menor impacto en el ecosistema. Los analistas de EPA explican que para reconocer estos productos los usuarios pueden buscar información específica sobre ellos, como la cantidad de elementos tóxicos que contienen sus componentes, o si fueron creados usando materiales reciclados. Asimismo, la agencia sugiere priorizar aparatos que consuman menos energía, sean fáciles de desensamblar y usen una cantidad mínima de empaques.

Para facilitar la búsqueda se pueden consultar ratings como el Epeat, que ayuda a los consumidores a identificar productos electrónicos “verdes” a través de una calificación, la cual se otorga considerando aspectos como diseño, producción, consumo energético y posibilidad de reciclaje. En su web (www.epeat.net) disponen de un buscador para identificar qué tan “eco-amigable” es cada aparato que dice serlo.

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