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¿Cómo envejece nuestro sistema inmunitario?

jueves, 24 diciembre 2020 - 03:29
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Esta compleja red de células, tejidos y órganos es el arma principal que tiene nuestro organismo para defenderse del SARS-CoV-2, el nuevo coronavirus causante de esta enfermedad.
 
Al igual que cualquier otra parte del cuerpo, el sistema inmune envejece con los años, y esto nos deja más vulnerables a las infecciones, al cáncer y a todo tipo de enfermedades.
 
Esta es una de las razones —además de la prevalencia de enfermedades preexistentes— por la que las personas mayores de 65 años corren más riesgo de contagiarse de covid y desarrollar una forma más virulenta de la enfermedad.
 
Sin embargo, la edad del sistema inmunitario no coincide necesariamente con la edad cronológica. Y en la medida en que nos volvemos mayores, esta discrepancia puede hacerse aún más amplia, publica la BBC.
 
"Podemos tener individuos que cronológicamente tienen 80 años y un sistema inmune que parece de una persona de 62 años. O todo lo contrario: una persona de 60 años cuyo sistema inmune parece el de una persona de una edad mucho más avanzada", dice Shai Shen-Orr, inmunólogo del Instituto de Tecnología de Israel Technion.
 
Podemos que ralentizar su envejecimiento (o, posiblemente, revertir su edad).
 
La pérdida de las células que guardan la memoria de los patógenos hace que al envejecer no solo perdamos la capacidad de responder a una infección, sino también a las vacunas que las previenen.
 
En el caso de la vacuna contra la gripe, por ejemplo, "el 40% de los adultos mayores de 65 años no genera una respuesta a la vacuna", comenta Shen-Orr.
 
Otro problema es que la edad genera más inflamación en la sangre y en los tejidos, algo que en inglés se conoce como inflammaging (una combinación de las palabras inflamation y envejecimiento, ageing).
 
"Además de no funcionar de forma óptima, las células del sistema inmune tienden a causar inflamación, algo que da lugar a numerosas enfermedades", explica Lord.
 
Todos estos cambios que se producen a medida que nos volvemos más viejos. 
 
"Infecciones que estaban bajo control pueden reaparecer (como el herpes zóster, o la tuberculosis), aumenta la susceptibilidad a nuevos patógenos (gripe, neumonía)", dice. 
 
Si bien con el avance de los años todos sufrimos un deterioro cuya trayectoria es previsible, lo que varía enormemente es el ritmo en que lo hace cada individuo, influido por la genética, pero también —y en una gran medida— por el estilo de vida.
 
Hasta hace poco no era posible determinar la edad inmunitaria, pero las investigaciones de Shen-Orr y su equipo, en colaboración con la Universidad de Stanford, en Estados Unidos, lograron crear un método para obtener esta información, crucial para llegar a tratamientos acertados.
 
"Analizando la composición de 18 tipos de células del sistema inmune y la expresión de los genes en una muestra de sangre, podemos establecer en qué estadio del proceso de envejecimiento se encuentra el sistema inmunitario de una persona", explica Shen-Orr.
 
La variación en la velocidad del proceso de deterioro también se vincula a la diferencia de género.
 
"Mientras que los dos sexos sufren el envejecimiento, debido a los efectos específicos de las hormonas sexuales, algunos de los parámetros envejecen a ritmos distintos en hombres y mujeres", señala Montecino.
 
Por ejemplo, en las mujeres "la menopausia produce una nivelación de los efectos protectores del estrógeno".
 
La buena noticia es que el proceso de envejecimiento puede ralentizarse.
 
La clave está en mantenerse físicamente activo: "hoy día permanecer mucho tiempo sentado, es para el organismo lo que antes era fumar", explica Lord, comparándolo con este hábito que mucha gente ya ha abandonado". 

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