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Rosalía Arteaga revela cómo fue el día en que la obligaron a renunciar a la Presidencia y quiénes fueron los responsables

jueves, 11 marzo 2021 - 05:24
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La exvicepresidenta y expresidenta de la República, Rosalía Arteaga, reveló cómo fue el día en que la obligaron a renunciar a la Presidencia, en 1997, cuando le tocaba asumir el cargo tras la destitución de Abdalá Bucaram. Incluso, su cuadro tardó más de 20 años en ser colocado en el salón amarillo del Palacio de Carondelet, en Quito, junto a los otros exmandatarios.
 
En entrevista con la editora digital de Vistazo, Gabriela Pinasco, la expresidenta analizó la desigualdad entre entre hombres y mujeres que existe en Ecuador. A su criterio, en ese sentido hay que trabajar mucho en educación y ajustar los marcos legales.
 
"¿En 1997, usted fue víctima de un sistema político machista, cree que ha habido un proceso significativo de cambio desde entonces o no?", consultó la entrevistadora.
 
Arteaga dice que se trata de una fecha importante para ella y el Ecuador. "En el 96 gano las elecciones como Vicepresidenta, fui una de las pioneras", resaltó, al comparar el caso de Estados Unidos que recién este año, 2021, elige a Kamala Harris como su primera Vicepresidenta.
 
"En el 97, asumo la Presidencia como un legítimo derecho, como mujer que había ganado las elecciones en calidad de Vicepresidenta y la Constitución lo contemplaba como un derecho. Sin embargo, este derecho es burlado por un golpe de estado por parte del propio Congreso", rememora la exmandataria.
 
Y enfatiza que, "hay una evidencia de un machismo rampante" en aquella época.
 
Agrega que las Fuerzas Armadas (FF.AA.) y ciertos sectores de la sociedad, sobretodo ciertos partidos políticos, fueron responsables de lo sucedido.
 
"A veces a las pioneras nos toca pagar el precio", remató. Su retrato como mandataria tardó 21 años en colocarse en el salón amarillo del Carondelet.
 
Al paso, la periodista le consultó: "¿qué recuerda del día que la obligaron a dejar la presidencia y el aprendizaje que le dejó?".
 
"Primero, que uno no puede fiarse de la palabra de quien en un momento dado ofrece apoyo. Talvez yo adolecía o creo que adolezco de cierta ingenuidad, en el sentido de que, yo cuando doy mi palabra la cumplo y que vale más una palabra que un documento escrito. Entonces, aprendí una lección dolorosa, de no fiarme".
 
Y cita como ejemplo, lo que le decían ciertos altos mandos de FF.AA., quienes le aseguraban que iban a respetar la ley, pero que al final no lo hicieron. "Se sometieron a las presiones de los partidos políticos en el Congreso", afirma.
 
Sobre lo que tardó en colocarse su retrato, Arteaga concluye que, a lo largo de estos años, eso refleja una cultura machista.
 
"Fue solamente por un pedido de las mujeres de Guayaquil. Yo no lo sabía, pero habían hecho una solicitud a varios gobiernos y finalmente se realizó la colocación del retrato, que es un gesto simbólico, pero que dice mucho", sostiene la expresidenta, en torno al reconocimiento a la presencia de las mujeres en la política ecuatoriana.
 
Por último, Arteaga dice que en el país sí hay las herrramientas para llegar a cargos importantes y para ello hay que seguir preparándose, tener confianza en uno mismo y seguir luchando.
 

 

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