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¿Por qué el populismo predomina en la política ecuatoriana?

miércoles, 3 febrero 2021 - 05:40
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Su más reciente libro “Psicología política del Ecuador” fue presentado a mediados de enero. Es un extenso estudio de las raíces autoritarias en el ADN de nuestra democracia. En ese acto, rindió homenaje a quienes combatieron la corrupción de la década correísta. Jaime Costales Peñaherrera habla de su investigación, de sus hallazgos y de la receta para salir en definitiva de la matriz populista. 

El país necesita terapia colectiva para que deje de crear líderes caudillistas y autoritarios como figuras predominantes en la política. Quien lo dice ha estudiado, buena parte de su vida, los hilos del poder, la mente, el comportamiento humano y la sociedad. Jaime Costales Peñaherrera (Quito, 1958) acaba de publicar el libro “Psicología política del Ecuador”.
Interesado en la política, por una extraña mezcla de “fascinación y repudio”, se propuso investigar a fondo las razones psicológicas, el carácter social y los rasgos de la cultura política.
 
“En los rasgos precoloniales, antes del incario, encontramos sociedades organizadas con esquemas autoritarios. La conquista española es un autoritarismo violento que arrasa con todo, el régimen hacendario continúa el modelo”.
 
Su obra indaga el efecto del “síndrome de hibris”, el encantamiento con el poder que deriva en adicción, lo que puede acarrear “tanto su tragedia personal como la de los pueblos a su mando”. Esto pasa, cuando los dirigentes se enajenan de la realidad fascinados por el ejercicio del poder y recurren a todo tipo de ardides para retenerlo.
 
Según su estudio, “los dirigentes avasallados por la sombra suelen resultar atrayentes para el público, y algunos in- cluso deslumbrantes, lo cual ayuda a pro- vocar una sumisión frecuente y fácil en las multitudes de seguidores”.
 
Al respecto, Costales esboza un acercamiento  a los discursos de Rafael Correa en dos niveles. El primero es el análisis del discurso de “barricada”, que generó un clima de hostilidad y polarización social inédito en el país.
 
El segundo concluye que “la narrativa inserta en los mensajes de Correa apunta a posicionarlo como la encarnación ecuatoriana del mito del héroe, ensalzando la imagen del entonces mandatario y de su gobierno como promotores de una utopía de justicia y desarrollo”. 
 
El gobierno de Correa, apunta, se sustentó en un discurso nacionalista. Su investigación detectó las pala- bras claves en los mensajes de Correa: país, Ecuador, gobierno, patria, justicia.
 
 
 Jaime Costales Peñaherrera (nacido en Quito, en 1958). Estudios: antropólogo de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador,  máster en
Salud Mental y Clínica Social por la Universidad de León, Ph.D. en Gobierno y Administración Pública por la Universidad Complutense de Madrid, 
Ph.D. en Política y Gobierno por la Universidad Católica de Córdoba, Argentina. Profesor de la Universidad San Francisco de Quito.
 
 
 
¿Cuál es el verdadero origen del fanatismo y afición por los líderes populistas?
 
El rasgo de empatronamiento es el concepto que explica mucho, desde la Psicología. Asumimos que debemos estar bajo la bota del patrón, en un sentido muy ecuatoriano de expresarlo, sería natural que le “den viviendo”, esto está marcado por un fuerte sentido de inferioridad.
 
Esto activa lo que Carl Gustav Jung define como la sombra. Por esta razón es un proceso autodestructivo, que explica la visión pesimista, trágica, destinada al fracaso. Necesitamos cambiar esto por una visión autovalorada.
 
¿Así aparecen los caudillos, autoritarios y populistas?
 
Uno de los ejes de la investigación es que los populistas de tarima, los autoritarios, corroen el alma colectiva. Usan una falsa imagen del héroe, del mito colectivo alimentado por la admiración por los héroes.
 
Los caudillos populistas se disfrazan de héroes y le convencen a la gente. El de Venezuela es un caso insultante, mientras las cúpulas viven como jeques, el pueblo se muere de hambre. El populismo es una patología de la democracia.
 
¿Cómo entra en escena el mito del héroe?
 
El mito del héroe representa el dilema central de la existencia humana, porque se refiere al impulso que emerge del in- consciente colectivo para llegar al ser individual que resuelve el enigma vital. Esto hace que la narrativa heroica sea tan fascinante para los pueblos. En cambio, Jung establece lo que es un verdadero líder, en suma un genuino héroe, alguien autoconsciente e independiente del movimiento ciego de las masas.
 
En contraposición, los líderes de corte caudillista y populista suelen tener baja autoconciencia y son arrastrados por el movimiento caótico de las masas, a las cuales manipulan a su antojo.
 
¿Rafael Correa fue una suerte de pseudohéroe?
 
Bucaram impostó la figura del fallecido presidente Jaime Roldós, para endosar el apoyo popular que él tenía. Lucio Gutiérrez aprovechó la imagen pseudoheroica de Hugo Chávez, al posicionarse como militar rebelde y como político. Correa adulteró el mito heroico, con el llamado a la gesta y aventura (Revolución Ciudadana); la exaltación y la apoteosis de sus triunfos en urnas y con el permanente llamado a la lucha y a la confrontación.
 
Cambiar la conciencia colectiva, suena fácil pero ¿cómo se logra?
 
Necesitamos liderazgos trascenden- tes, inspiradores, gente como Mandela, que inspire al pueblo para que en vez de odiarse, nos lleven a la sinergia de clases para solucionar los grandes problemas, necesitamos héroes verdaderos. Necesitamos Psicopedagogía Social para reeducar, cada persona tiene posibilidades, para que construya y deje de esperar milagros.
 
Es un papel que deben cumplir los medios de comunicación, lograr que la población se apropie de valores. De lo contrario seguimos en el carrusel inconcluso, nos subimos en el mismo carrusel, con distintos caballitos, creemos que avanzamos porque nos movemos, pero seguimos en el mismo sitio. El correísmo retrocedió al país 40 años en la historia, lo llevó antes de la dictadura de los años 60.
 
 
 
Un acto terapéutico. El ejercicio del voto es la manera que tiene cada ciudadano de expresar su rechazo
a modelos autoritarios y populistas. El investigador político Jaime Costales ha escrito
una treintena de libros que analizan las relaciones del poder y la psicología de masas.
 
 
¿Tener tantos binomios ahora es una patología?
 
Es un mal síntoma de la democracia, las democracias se consolidan cuando hay pocos grupos. Es parte de la banalización de la política de los últimos años, en el mundo, ciudadanos no capacitados para gobernar, los candidatos deben ser lo más sanos de la sociedad, no un mon- tón de personas, que son varios de ellos ilustres desconocidos. En el debate ha si- do frustrante observar, hay candidatos con dificultades de expresión verbal, no pueden hilar ideas claras.
 
¿Qué puede hacer el ciudadano frente a esto?
 
El voto es una vacuna democrática para evitar un virus más destructor que el COVID-19, el populismo autoritario y las mafias políticas. El voto es un poder. No se deje comprar por el voto, no se deje conquistar por migajas. No dé el voto a los ridículos milagreros, a los populistas bailarines, a los que hablan por boca ajena. El populismo se basa en la frustración de las multitudes frente a los gobiernos, los populistas tienen éxito empobreciendo a las masas, porque la gente está más frustrada. El negocio de la propaganda populista es culpar a alguien más, se aprovecha del sufrimiento y del malestar para darles promesas falsas.
 
¿Es factible salir del esquema en que los populistas siguen liderando?
Los ciudadanos estamos llamados a votar con actitud autoconsciente, por amor a uno mismo, a la pareja, a los hijos. El llamado es a no dar un votoa los corruptos, a los violentos.
 
Debemos entre todos construir liderazgos sensatos, sabios y constructivos, que propongan innovación, que ayuden a la población a fascinarse por la tarea de construir el país.
El desafío es sentirse constructores de una nación.
 
Hasta ahora, ¿en qué fallamos colectivamente?
 
En varias cosas, principalmente, no fuimos a lo esencial. La sociedad es co- mo un río, está contaminada. Es importante ver de dónde surge la contaminación; nace de la fuente, hay que limpiar la fuente. En esta analogía la fuente es la Psicología (ciencia del comportamiento), por tanto, necesitamos curar la Psi- cología de los ecuatorianos, curando ese complejo de inferioridad, lo volvemos a este país resiliente. Este proceso va a elevar la conciencia colectiva.
 
¿Y el ejercicio del voto es parte de esta terapia?
 
Sí. Hay que convencerle a la gente de lo siguiente: cuando usted va a votar sien- ta que es como el David de la historia bíblica, un solo ser pequeñito, contra un Goliat, el voto es como la honda de David; la reflexión crucial este momento es no le dé un voto a un populista, no le dé un voto a un milagrero.
 
En la presentación de su más reciente libro, usted hizo un llamado pacífico, para defender la libertad y la democracia, en términos no violentos.
 
Sí, eso es posible, hay que transmitir en nuestra sociedad, hay que inocular y vacu- nar con dosis de pacifismo para bajar el tono de violencia. Eso empieza por cada uno, en casa, en los espacios laborales, en los espacios educativos. En la presentación del libro me referí a la “sublevación de los ru- cus”, en kichwa los rucus son los viejitos. Ellos nos dieron una lección ética, como Julio César Trujillo, que ya partió; como Isabel Robalino Bolle, quien tiene más de 100 años pero está lista para salir a defender la democracia.
 
Ellos nos dan un ejemplo enorme y contun- dente. Al igual que los periodistas que siguieron denunciando a pesar de las amenazas y los intentos de mordaza. Si el país se enteró de la corrupción fue porque esa prensa libre se negó a callar. Esos ciudadanos pusieron sobre sus hombros la mi- sión de evitar que un caudillo autoritario y díscolo se eternice en el poder. 
 
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