Educación y salud en Ecuador: el reto es la calidad
Diana Romero miércoles, 25 enero 2017 - 12:06
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En varias campañas el gobierno ha resaltado el aumento del gasto en educación y salud. En un balance cuantitativo, las cifras demuestran un récord de inversión en estos sectores; pero si el análisis es cualitativo, persisten las críticas. En estos últimos diez años se construyeron 70 Escuelas del Milenio, se decretó la matriculación gratuita, la distribución de libros y de alimentación escolar. La inversión anual en educación pasó de 1.170 millones en 2006 a 2.804 millones en 2015. En total en la década el gobierno invirtió 22 mil millones de dólares en este rubro.
En salud primaron las políticas de gratuidad, los afiliados al IESS pasaron de 1,5 a 3,5 millones, lo que aumentó la demanda de servicios y desbordó la capacidad del sistema público y privado. La inversión acumulada en la década llega a 16 mil millones de dólares e incluye la construcción de 11 hospitales, la readecuación de 11 más, y la creación de 51 centros de salud. El sistema de salud pública pasó de tener 9 médicos por cada diez mil habitantes, a tener 20. “Sin duda, los avances que se realizan en Ecuador en tema de salud son impresionantes”, dijo la directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Carissa Etienne, cuando en abril de este año entregó un reconocimiento al Ecuador por sus políticas públicas sanitarias.
“Quiero destacar el aumento en el presupuesto para la salud; en estos nueve años la inversión pública estatal en salud ha alcanzado niveles históricos de acuerdo al mandato constitucional”, dijo. El presupuesto para aliviar a los sectores más vulnerables también ha sido importante y ha incluido programas de transferencia de dinero que ayudaron a reducir la pobreza, que en 2007 era de 37 por ciento y bajó a 23 por ciento. La pobreza extrema, que en Ecuador se mide aparte, bajó del 16 a 8 por ciento de la población. Unos 3 millones de personas salieron de la pobreza por ingresos y pasaron a aumentar la clase media según el Informe Regional sobre Desarrollo Humano de Naciones Unidas. El reto es que esa población, que permanece en una situación de vulnerabilidad, no caiga de vuelta a la pobreza con el aumento del desempleo, anota un reporte del Banco Mundial.
Mientras el crecimiento económico fue sostenido, el gobierno manejó una narrativa triunfalista que llamó la atención en el extranjero y tuvo su cúspide en la portada de la revista colombiana Dinero, que tituló ‘El milagro ecuatoriano’ y describió con admiración los “sorprendentes” logros en infraestructura vial, de educación y salud. Hoy, el Ecuador despierta a inicios de 2017 con la economía en recesión y para el próximo gobierno el reto será mantener la red de políticas públicas enfocadas en el bienestar social.
Calidad del gasto
Aunque el presupuesto destinado a estos sectores es indiscutible, hay muchas observaciones sobre la calidad de la inversión. La principal crítica al sistema de salud pública es que está abarrotado, que faltan especialistas, que hay que esperar meses para conseguir una cita, que escasean algunos medicamentos y que se han restringido los bonos que recibían las personas con enfermedades catastróficas. El convenio que el gobierno tenía con las clínicas privadas para que reciban a los afiliados al IESS quedó a nulado en año pasado.
A pesar del aumento de plazas en hospitales faltan esfuerzos para reducir indicadores clave como la mortalidad materna, la mortalidad infantil y hay muy poca prevención de infecciones de transmisión sexual según Francisco Andino, exministro de Salud y miembro del colectivo Foro Permanente de la Salud. Hay deudas pendientes con los más pequeños. Ecuador está en el puesto 95 de 161 naciones en el cuidado de niños enfermos, indica el estudio de la ONG Save the Children.
El 24 por ciento de los menores de 5 años, es decir unos 500 mil niños, padecen de desnutrición crónica. Son bebés que, por falta de alimentación, presentan un rezago en su crecimiento y en sus funciones cognitivas, y que podrían tener secuelas de por vida. El Ecuador es un país con demasiados niños malnutridos y sin una estrategia clara de planificación familiar y uso de anticonceptivos, lo que ha hecho que despunte el embarazo adolescente; el 49 por ciento de las mujeres que son madres tuvieron a su primer hijo antes de los 19 años, la cifra más alta de la región superada solo por Venezuela.
Infraestructura educativa
La exministra de educación Rosa María Torres, una experta que ha trabajado para la Unicef y la Unesco, ha sostenido en varios artículos que la “revolución educativa” del actual gobierno puso las prioridades al revés al enfocarse demasiado en la nfraestructura y dejar en último lugar a la capacitación de maestros y la pedagogía. Atribuye a la precariedad de los docentes que el Ecuador siga sacando notas bajas en la evaluación regional de educación de la Unesco, en las materias de lectura, escritura y matemáticas.
Las Escuelas del Milenio, grandes edificios donde se brinda educación matutina y vespertina para unos mil estudiantes, han sido el modelo al que el gobierno le ha apostado en los últimos años. En las ciudades han funcionado bien, pero hay mucha inconformidad en las zonas rurales donde pequeñas escuelas comunitarias han cerrado y miles de niños deben ahora trasladarse grandes distancias, a su propio costo, para acudir a clases. Cada Escuela del Milenio ha costado unos 6 millones, pero en 2014 el Ministerio de Educación anunció que en adelante se levantarían escuelas con material prefabricado que costarían aproximadamente un millón cada una. El propio Lenin Moreno causó revuelo cuando dijo que las Escuelas del Milenio son “elefantes blancos” y que con lo que cuesta una se podrían haber construido diez.
Aunque el Ministerio de Educación ha afirmado que cumplió con “todas” las políticas de su Plan Decenal de Educación que concluyó en 2015, no se ha logrado el propósito de universalizar la educación. La taza de asistencia en Educación General Básica (EGB) pasó de 91 a 96 por ciento en diez años; mientras que en el bachillerato la taza de asistencia pasó del 48 al 66 por ciento.