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El vicepresidente, ficha clave en el ajedrez venezolano

jueves, 22 septiembre 2016 - 04:31
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Si el presidente venezolano, Nicolás Maduro, fuera revocado en 2017, su sucesor será quien entonces ocupe la vicepresidencia, un escenario que abre la posibilidad de acuerdos pero también de luchas internas en el oficialismo.  
 
La Constitución venezolana de iniciativa chavista prevé ese reemplazo cuando el mandatario haya cumplido cuatro de sus seis años de gobierno, lo que en el caso de Maduro ocurrirá el 10 de enero de 2017.
 
Pero si la consulta se celebrara antes como exige la oposición -lo que el poder electoral descartó el miércoles al anunciar que recién tendría lugar a mediados del primer trimestre de 2017—, habría nuevas elecciones.
 
En Venezuela el cargo de vicepresidente es de libre remoción y nombramiento.
 
Actualmente lo ocupa Aristóbulo Istúriz, un profesor de educación básica de 69 años que ha pasado por múltiples cargos durante los gobiernos de Hugo Chávez (1999-2013) y Maduro.
 
Pero nada asegura que Istúriz, quien ha sido sindicalista, diputado, alcalde, ministro de Educación y gobernador, sea el llamado a tomar las riendas del chavismo si Maduro tiene que dejar el poder.
 
Dicharachero, este educador negro y con pasado político en Acción Democrática (AD) -uno de los partidos tradicionales de Venezuela a los que fustiga- fue designado por Maduro el pasado 6 de enero.
 
Su nombramiento generó expectativa incluso en la oposición, que acababa de asumir el control de la Asamblea legislativa tras 17 años de hegemonía chavista, por su fama de conciliador y su amistad con dirigentes de AD.
 
Pero Istúriz niega que tenga apetitos presidenciales. "Yo no voy a ser presidente de nada, nosotros no somos individualidades, somos un proyecto político, una revolución", dijo la semana pasada a la AFP.
 
"No se hace nada quitando un chavista para poner otro chavista. No hacen nada con quitar a Maduro para poner a otro de nosotros (...) Para cambiar el régimen, como dicen, tienen que poner a uno de los suyos y eso debe hacerse en un lapso y ya no les dio tiempo", insistió con vehemencia.
 
No le cabe duda de que Maduro terminará su gobierno, pese a la grave crisis económica que, según él ya tuvo su punto de inflexión y cuya tendencia sería a mejorar.
 
"Maduro va a seguir siendo el presidente, pongan a quien pongan. Yo soy Maduro, yo soy Diosdado (Cabello, número dos del oficialismo), todos somos el mismo", subrayó.
 
 
¿Unidad o lucha de poder?
 
Sin embargo, analistas como Francine Jácome opinan que de cara al referendo se empezarán a proyectar las figuras que podrían reemplazar a Maduro, pensando incluso en la transición hacia un gobierno opositor.
 
Jácome recuerda que Cabello encabeza desde mayo actos multitudinarios en varias regiones.
 
"Está en campaña electoral, ha estado recorriendo el país. Van a empezar a promover (cuadros) y será problemático porque aflorarán las divisiones internas y los diferentes grupos", señaló.
 
La discordia se acentuaría una vez Maduro cumpla cuatro años en el gobierno y haya pasado el peligro de una elección anticipada ante la no realización del referendo en 2016, estima el analista Benigno Alarcón.
 
"A partir del 11 de enero se desatarían los demonios de todo lado y empezaría el gran conflicto por el poder, la disputa se centrará en la sucesión del presidente. Hay fracturas en el oficialismo, pero por ahora no se desplazarán a Maduro porque significaría entregarle el poder a la oposición", indicó.
 
Pero tampoco se descarta que, ante la posibilidad de un revocatorio en 2017, un sucesor de Maduro sea elegido por acuerdo en el partido de gobierno. "Yo puedo ser vicepresidente y puedo ser alcalde, puedo ser vicepresidente y puedo ser concejal", aseveró Istúriz para remarcar la unidad del chavismo.

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