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Ecuador, ¿cómplice de Assange?

martes, 23 mayo 2017 - 08:24
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El próximo 5 de junio, si sigue en la embajada ecuatoriana en Londres, Julian Assange cumplirá cinco años asilado. Aunque Suecia anunció el archivo de la investigación por violación en su contra el pasado viernes 19 de mayo, si sale de la embajada Assange podría ser arrestado por no comparecer ante la justicia inglesa. Las autoridades de ese país se niegan a revelar si existe o no un pedido de extradición contra Assange presentado por Estados Unidos.
 
Assange siempre sostuvo que la denuncia por violación era solo una maniobra para extraditarlo a Estados Unidos, donde podría ser juzgado por la publicación de documentos secretos y militares. 
 
Si llega a emitirse una orden de arresto, Ecuador deberá decidir si continua dándole asilo a pesar de las controvertidas acusaciones en su contra. Estados Unidos ha nombrado al ex jefe del FBI, Robert Mueller, para conducir una investigación independiente sobre la “intromisión rusa” en las elecciones presidenciales, en la que Assange es un personaje protagónico. 
 
WikiLeaks publicó miles de correos del partido demócrata que influyeron en contra de la candidata Hillary Clinton y a favor del hoy presidente Donald Trump. Las agencias de inteligencia de Estados Unidos concluyeron que hackers rusos obtuvieron esos emails y los publicaron por medio de WikiLeaks. El presidente Trump despidió al director del FBI, James Comey, justamente el encargado de investigar las denuncias sobre la interferencia rusa en los comicios, desencadenando un proceso que puede terminar con su destitución.
 
Assange está metido hasta el cuello en el nuevo ‘Watergate’. El fiscal general de Estados Unidos, Jeff Sessions, aseguró que arrestar a Julian Assange ahora “es una prioridad” para Estados Unidos y el director de la CIA, Mike Pompeo, calificó a WikiLeaks como “un servicio de inteligencia hostil” que trabaja instigado por estados como Rusia. 
 
Pompeo asegura que Assange no se ha limitado a recibir y publicar información obtenida ilegalmente sino que “ha alentado a sus seguidores a buscar trabajo en la CIA para obtener información” y dirigió personalmente a la soldado Chelsea (antes Bradley) Manning “en el robo de información secreta específica”.
 
Estas declaraciones cambian radicalmente el caso de Julian Assange. “Hasta hace poco la posición del Departamento de Estado de Estados Unidos era que no había interés en arrestar a Assange, ahora hay nuevas acusaciones” dice el excanciller ecuatoriano José Ayala Lasso. 
 
“Ecuador se encuentra en un problema de repercusiones políticas serias que ha asumido de manera injustificable”, dice Ayala Lasso. 
 
Un asilado, según convenciones internacionales, no puede alterar el orden público ni intervenir en política, pero el caso de Assange es especial pues ha tenido “la más amplia facultad de actuar inclusive como candidato al senado australiano, ha dado conferencias de prensa, organiza reuniones y ha tomado parte activa en actos calificados de interferencias en la política interna de Estados Unidos e incluso hay quienes dicen que interfirió en las elecciones recientes en nuestro país”, dice Ayala Lasso. 
 
“Ecuador le ha permitido el uso de los sistemas de comunicación de la embajada, actuando como una especie de cómplice y favorecedor de estas actitudes de Assange y eso es altamente criticable”.
 
“Los asilos tienen condiciones estrictas y claramente Assange no las ha cumplido”, añade Roberto Izurieta, director de programas latinoamericanos de la Universidad George Washington. 
 
¿Qué ha hecho Assange desde la embajada? 
De lo que se conoce, en 2013 coordinó el escape de Edward Snowden, el exagente de la CIA que reveló los programas de vigilancia electrónica que usa el gobierno estadounidense para espirar. 
 
Entonces, Assange convenció al cónsul Fidel Narváez (quien aún trabaja en la Embajada y es coordinador de Alianza PAIS en Europa) de emitir un salvoconducto que le permitió a Snowden viajar de Hong Kong a Rusia. El destino final de Snowden, se dijo, era el Ecuador, pero una llamada del vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, al presidente Correa, frenó esos planes. 
 
Desde 2012 WikiLeaks ha publicado 18 grandes filtraciones. La última es una serie llamada Vault, sobre las tecnologías que utiliza la CIA para espiar en teléfonos inteligentes y computadoras de cualquier lugar del mundo, sin restricción. 
 
 
Pero el golpe con mayor repercusión ha sido los “Podesta emails”, producto del hackeo al jefe de campaña de Hilary Clinton, que perjudicaron su reputación. “Amo a WikiLeaks”, dijo entonces Donald Trump. Por eso, muchos se preguntan si la anunciada intención de arrestar a Assange es una maniobra del equipo de Trump para distanciarse de un aliado que se volvió incómodo.
 
Al respecto Assange ha asegurado que su fuente no es el gobierno ruso, pero también ha dicho que si recibe documentos de cualquier gobierno y verifica su autenticidad, los publicaría sin dudarlo. Al margen de que si la justicia de Estados Unidos avanza en su investigación y presenta cargos contra Assange, es hora de que el nuevo gobierno de Ecuador revise su posición, dice Izurieta. 
 
El nuevo presidente Lenín Moreno, ha asegurado que mantendrá a Assange como refugiado político “pero recordándole siempre que la condición en que está no le permite participar en política de nuestro país ni de los países vecinos”.
 
La recomendación de Moreno, sin embargo, ha incidido poco. El discurso de Assange al enterarse de que Suecia había archivado el caso en su contra fue contundente: no perdona, no olvida, y “la guerra de verdad acaba de comenzar”. Una guerra que, de no variar sus condiciones, seguirá librando desde la embajada ecuatoriana.

 

 

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