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Un campeón bañado en Bronce

martes, 25 junio 2019 - 03:57
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La Real Academia Española define la palabra “mini” como pequeño, corto o breve. En Ecuador, “mini” tiene otro significado. Se la usa para hablar de grandeza, orgullo, confianza, alegría, coraje… La redefinieron 21 jóvenes jugadores y un grupo de entrenadores, delegados y asesores en menos de seis meses. 
 
Campeones Sudamericanos y medalla de bronce en la reciente Copa del Mundo de Polonia, la Sub20 reescribió la historia del fútbol de Selecciones en Ecuador. Antes de eso, los antecedentes los limitaban a pelear un cupo para el Mundial, y si acaso lo conseguía, iban a “aprender”. Pero lo obtenido por este equipo, dirigido por el argentino Jorge Célico, eleva la exigencia de quienes vengan después e invita a plantearse la verdadera pregunta: ¿Cómo sostener estos éxitos a largo plazo? 
 
Pese a que en Ecuador la planificación es una herramienta casi imaginaria, esta ocasión fue la excepción. El proceso venía ya de varios años cuando probó más de 500 jugadores, y se potenció con la llegada de Célico, en 2017. En ese lapso fueron a los Juegos Bolivarianos en Colombia (subcampeones), luego al Suramericano en Bolivia (eliminados en primera ronda) y de allí al Campeonato Sudamericano en Chile en enero pasado, donde cosecharían su primer éxito. 
 
Ese grupo de ‘Centennials’ (jóvenes que nacieron entre 1995 y 2005) llegó al Mundial con un objetivo irreal desde lo histórico: “Vamos a Polonia a ganar el Mundial”, señaló el técnico Célico días previos al viaje. Rebeldes desde su propia edad, compitieron para ser campeones, y pese a que no lo lograron, al país regresaron como héroes. ¿Cómo hicieron para cambiar la historia de un fútbol acostumbrado a papeles antagónicos en el mundo?
 
Construir el camino 
Claudio Campos lleva casi cinco años en la Federación Ecuatoriana de Fútbol. Es coordinador de las selecciones juveniles y desde hace un año y medio se ha involucrado más con la Sub-20. Fue parte de la delegación que estuvo en Polonia, con la Selección, junto al cuerpo técnico. Para él, la comunicación fue clave para llegar lejos en el Mundial. 
 
Después de ganar el Sudamericano se empezó a hablar de posibles transferencias de los jugadores ecuatorianos que más destacaron en el torneo. A cuatro meses de disputar un Mundial, era un escenario que podía afectar el rendimiento de chicos que ven en el fútbol el único camino para salir de la pobreza.
 
Allí es donde la comunicación resultó esencial. “Es algo básico que a veces no se valora pero que sí influye”, reconoce Campos. Hoy, agrega, las tentaciones son inevitables, y es imposible no enterarse de ofertas o que no te llame algún empresario. “Hablamos mucho con ellos, era normal que el cuerpo técnico caminara con ellos, conversando con ellos, entendiendo sus dudas y aconsejándolos para que no cometan errores”. 
 
El vínculo humano ganó protagonismo. Hacer una broma y luego llegar con un mensaje claro; tratarse de forma cercana pero con respeto; una relación familiar... El éxito de la Selección se basó en establecer conexiones entre jugadores y cuerpo técnico para convencerse de que esta ocasión todo era distinto, de que podían pelearle el título a los tradicionales campeones.
 
Algo que apreciaron periodistas como Julio Vacacela, quien acompañó a la “Mini Tri” desde su llegada a Polonia. “El cuerpo técnico planificó de la mejor manera su paso por el Mundial, dentro de las limitaciones que tenían en cuanto a presupuesto”. 
 
Combinación perfecta 
El futbolista ecuatoriano es reconocido en estas categorías por su capacidad física, pero en ninguna otra ocasión le ha sumado, al mismo tiempo, alta dosis de talento en general. Y en el Mundial destacacon por su ataque sostenido, control del balón, elaboración de jugadas… “En el Sudamericano mostró su capacidad y en el Mundial lo confirmó”, dice Campos.
 
Todo es parte de un acompañamiento en divisiones formativas que ya empieza a dar sus primeros frutos. Al resultado de esta Sub-20 se suma la Sub-17, clasificada al Mundial de esa categoría que se disputará desde octubre próximo en Brasil. “Cada técnico le da su toque personal, pero hay un trabajo sostenido en cada categoría para convencerlos de sus capacidades físicas y técnicas”.
 
Hacerlo no es sencillo, sobre todo a chicos con poca experiencia profesional, que llegan de distintas partes del país con una consigna: destacar por encima del resto. En ese juego de individualidades, que afectan al equipo, el trabajo personalizado influyó: “si tocaba cambiar algo, el cuerpo técnico lo hacía sin desesperarse, incluso cuando parecía que nos eliminaban del Mundial, nunca transmitieron intranquilidad”. 
 
La tan conocida fortaleza mental esta vez no fue una debilidad. “Se encontraron chicos con buena proyección, con virtudes, que mejoraron en el camino”, puntualiza. 
 
Gonzalo Plata, una de las figuras de la “Mini Tri”, recibió el Balón de bronce como el tercer mejor jugador del torneo. A él se sumó José Cifuentes, quien compite actualmente por el mejor gol del torneo con su anotación frente a EE.UU. en cuartos de final. Y jugadores como Diego Palacios y Sergio Quinteros tienen propuestas para jugar en grandes equipos de Europa. 
 
El éxito de esta Sub-20 se contradice con la realidad de la Selección Absoluta, dirigida por el colombiano Hernán Darío Gómez. Una encuesta de Revista Vistazo en redes sociales mostró que más del 80 por ciento de los votantes consideran que esa Selección necesita cambios.
 
La aparición de estos jóvenes invita a soñar en que ellos lideren un verdadero proceso en la Selección de mayores. Una que no se construya con dudas, como sucede con la actual, sino desde el éxito deportivo y humano de la Sub-20.
 

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