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El video de Ricardo Montaner para su Venezuela que se desangra

domingo, 21 agosto 2016 - 08:00
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"Si te tiran diez veces te levantas. Otras diez, otras cien, otras quinientas. No han de ser tus caídas tan violentas, ni tampoco, por ley, han de ser tantas"
(Pedro Bonifacio Palacios, Almafuerte)
 
En tiempos oscuros, cuando los dictadores, los señores de horca y cuchillo, los que en el poder se creen dueños de vidas y hacienda, y el terror es la única Carta Magna, no hay espada más filosa, y a la larga más letal, que los artistas. Acabo de ver y oír un tema de Ricardo Montaner (Héctor Eduardo Reglero Montaner, 58, venezolano y argentino: vio la luz en Valentín Alsina). Un dulce y romántico tema: Aunque ahora estés con él. Su letra completa el título. Mientras estés con él, yo te seguiré buscando.
 
 El tema de Montaner es una clara y dolorida metáfora sobre la Venezuela de hoy
Historia eterna: el enamorado que no renuncia a ella aunque la vea en brazos de otro. Tema de mil boleros. Nada nuevo. Pero en la imagen, mientras el cantautor se afirma en su voluntad de reconquista… Montaner aparece detrás de una ventana desvencijada, y de pronto se duplica. Canta (el audio no cesa), pero mira con dolor escenas terribles de la Venezuela empobrecida y mancillada por el tirano Hugo Chávez y su sucesor, el grotesco Nicolás Maduro.
 
 El cantautor, como tantos otros artistas en la historia, eligió la más letal de las armas contra la dictadura: su arte
Y entonces la intención y la verdad, aunque sutiles para eludir el panfleto, surgen claramente. Montaner le habla a un amor perdido que es mucho más que una o mil mujeres. Le habla a su amada Venezuela, el país más rico de América, la tierra caribeña que flota sobre un inmenso lago de petróleo, mientras las imágenes estallan con la fuerza de un huracán. Violencia sin fin en las calles. Protesta y represión. Zonas de Caracas hechas pedazos. Reparto de comida a niños con hambre: algo que no llega a disimular la sonrisa de la bella chica encargada de las magras raciones. Me recuerda a la Cuba que conocí en 1974… Gente vestida con andrajos. Chicos ya golpeados por la desnutrición. Dictadura de hierro: cero prensa libre, bien se sabe.
 
 En el video de su tema, mira descorazonado las tristes escenas de Venezuela hoy, y esa mirada es por sí sola una acusación
 
La ominosa sombra de Chávez y su secuaz, Maduro, se tienden sobre el país con un manto negro, trágica contrapartida del manto de petróleo cuyos dólares sólo sirvieron para afirmar la tiranía y la paradoja: el país más rico y más pobre de América. Y Montaner sigue mirando y cantando. No entra en el juego frontal y acaso brutal de la confrontación. Sigue buscando a su amada… "mientras estés con él".
 
 Cuesta creer lo que Chávez y su secuaz, Maduro, hicieron con el país más rico de América: una tierra que flota sobre un inmenso lago de petróleo
 
Y las palabras son infinitos disparadores. Entendidos el juego y la metáfora, los patéticos desfiles vuelven a los ojos y a la memoria: cinco millones de venezolanos por mes cruzando la frontera para comprar en Colombia todo cuanto falta en la enorme cárcel urdida por Chávez, Maduro y el pajarillo hablador… No tecnología de última generación, no. Comida, dentífrico, y lo más humillante: papel higiénico. La herencia de la gloriosa revolución bolivariana… que tanto interesado y estúpido fervor despertó alguna vez en nuestra patria. Y Montaner sigue mirando el derrumbe, y la pegadiza melodía continúa, y ella sigue estando con él…. Pero desde antes de Nerón hasta hoy, todos los tiranos cayeron y nada dejaron para sus pueblos: sólo sangre, muerte, hambre, y la agobiante tarea de ponerse de pie y reconstruir lo hecho pedazos. Luminosa y agobiante tarea, pero con destino al más noble y bello de los puertos: la libertad.
 
 Cada una de las escenas es la cruel síntesis de lo que dejó esa farsa llamada Revolución Bolivariana
 
Volvamos sobre el tema de Montaner. Oigámoslo más de una vez. Y recordemos aquella predicción de la gran cantante cubana Olga Guillot, que desde cualquier lugar del mundo desafiaba a Fidel con apenas siete palabras: "Habana, Habana, si no es hoy, será mañana". Su pequeña y poderosa forma de resistencia. Aquella que, dormida, Federico García Lorca definió con su arte inimitable: "Están los viejos cuchillos / tiritando bajo el polvo". Pero un día resurgirán en Venezuela, arribará la democracia, y en aquella fiesta que ojalá no cueste vidas, Montaner y su inteligente y sesgado testimonio estarán en el palco de honor.
 

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