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El costado personal de Andrés López

martes, 30 mayo 2017 - 04:48
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El público ecuatoriano lo conoce bien, Andrés López es una de las caras más famosas del periodismo en televisión. Inició desde muy joven y aunque pasó por varios canales, Ecuavisa es la señal que más tiempo fue su pantalla y donde hoy forma parte de “Visión 360”. Sin embargo, López es conocido en el ámbito regional por su corresponsalía en CNN en Español.
 
A pesar de que lleva décadas en televisión–con perfil muy bajo sobre su vida privada–, ahora el público podrá conocerlo desde otra perspectiva. El periodista se animó a revelar un poco de su universo personal e íntimo en su debut como escritor. “El cartero improvisado” es  un compilado epistolar dedicado a sus hijos Andrea y Andrés, en el que toca distintos temas de la vida: noviazgo, traiciones, obstáculos, miedos, el fantasma de las adicciones, amistades, entre muchos. Algunos temas son “charlados” a manera más general y otros incluyen  anécdotas e historias personales, donde se pueden entrever algunos capítulos de la vida del comunicador.
 
 
 
El libro surgió como una carta para Navidad, pero luego apareció otro tema y una nueva carta, y cuando López quiso recordar, se dio cuenta que tenía varias. Una amiga que está en el mundo editorial las leyó y le sugirió que escriba un libro. Más tarde, otro amigo escritor las vio y le dio su parecer, aunque se tomó más de una semana en dar su veredicto, provocando ansiedad en el periodista. “Le dije quiero que seas totalmente franco, si no hay posibilidades no pasa nada”, confiesa el reportero de CNN. Pero finalmente le dijo que sí encontraba material para un libro. A partir de ahí se fijó horarios y una disciplina para escribir. Por un año se terminaron los deportes de fin de semana y el tiempo libre se convirtió en tiempo de escritura con música de fondo y las fotos de sus hijos rodeándolo.
 
¿Las cartas fueron escritas para ser enviadas o para expresarse? 
Hoy por hoy la vida nos limita los tiempos, los espacios. Se crean distancias por las actividades de todo el mundo. De a ratos sentía que no había podido expresar algunas cosas y me pareció que ese era el mecanismo que me permitía hacerlo con calma, reflexionando, buscando algunos elementos y no haciéndolo ni académico ni literario. Procuro hacerlo simple, como si estuviera conversando con ellos.
 
¿Qué repercusión tuvo el libro en sus hijos?
Llegó a mi hija, tiene ya 24. A ella se lo entregué, se sorprendió. 
 
¿No sabía su hija que este libro se estaba produciendo?
Nadie sabía, más que una amiga y un amigo. Ni siquiera mi familia. Cuando le entregué el libro a mi hija se sorprendió y después de un tiempo conversamos algo. No me hacía ningún comentario, no sabía si le había gustado. Lo cierto es que ya me hizo comentarios de algunas cartas, algunas le habían gustado, otras las había cuestionado. Yo le dije: “¡Qué bueno! No es que todo tiene que ser color de rosas, la idea es cuestionar cosas que no te van a gustar”. Eso fue chévere. A mi hijo menor, cosa curiosa, todavía no se lo puedo dar,
ya habrá oportunidad.
 
A partir de este libro, ¿estas cartas podrían convertirse en diálogos con ellos? 
Yo anhelo algún rato. No quisiera traslucir como que hay un conflicto entre ellos y yo. Hay una suerte de distancia, simplemente está ahí. Una de las cartas dice “¿Y después qué?”. Yo escribí sin pensar en eso para no condicionarme. Pero en el fondo yo anhelo poder sentarme con ellos para conversar sobre esos y otros temas. 
 
¿Ha tenido el tipo de conversaciones de sus cartas con sus padres? 
​Mi papá falleció cuando yo era muy chico. Sin embargo, a él le gustaba estar con mis hermanos y conversar. Tengo esa imagen. No tuve mayor oportunidad de conversar con él. Con mi mamá sí, pero tampoco tanto. Tal vez de grande conversaba mucho con ella. A mí me impactó mucho mi formación en el colegio, que sí tuvo mucho de eso. En el colegio yo daba charlas con chicos y siempre he tenido trabajos con grupos de chicos. Hasta hace dos años tenía un grupo en Quito de la parroquia que nos reuníamos a hablar de estos temas, por eso para mí era muy natural, no sentí forzado hablar de estos temas porque los he manejado siempre.
 
A los periodistas les cuesta dar a conocer su intimidad, ¿fue difícil publicar este libro? 
Sí. Todavía me siento medio raro, un poco por eso y otro poco porque por mi personalidad: no soy una persona súper abierta ni comunicativa. Más bien lo contrario. Fue difícil y todavía manejo esta angustia de que quisiera que lean y quisiera que no lean. Es una cosa un poco extraña, por esa sensación de sentirme un tanto desnudo ante la gente por lo que digo, pero ya está. 
 
Es bastante biográfico, por ejemplo en cómo conoció a la madre de sus hijos. 
Cuento algunas anécdotas para reforzar alguna idea. Me pareció que era necesario (contar cómo la conoció) porque soy divorciado hace muchos años y no he tenido la oportunidad de contarles mi versión o visión de la vida o de esos episodios y me parecía que era necesario que ellos sepan cómo viví esa experiencia de cómo conocí a la mamá, de que fue una relación linda y que las cosas no se dieron pero así es la vida. Dejar sentado que ellos son fruto de una relación bonita, sana en todo sentido. Luego del divorcio ocurren tantas cosas que creo que es importante que ellos tuvieran la idea clara de cómo fue el tema. 
 
¿Algunos de los consejos que da en el libro le han servido en su vida personal? 
Sí. Me ha tocado escarbar para hablar. El ejercicio necesario era decir mis experiencias, hay temas duros donde yo he tenido que reconocer mis errores en el libro. Esta experiencia me ha ayudado a crecer, este ejercicio de abrirme un poco y hablar de temas duros, creo  que me ha ayudado mucho. 
 
¿Puede ser el inicio de una carrera de escritor, explorando otros géneros?
Soy franco, me encantó la experiencia de la escritura. Siento que hoy por hoy logro escribir de una manera más pulcra y puedo barrer ciertos dejos que uno va teniendo a través del tiempo. Alguien me dijo que uno no tiene que estresarse para escribir un libro y sobre  qué escribir, eso de pronto surge. No me resisto a eso, ojalá, pero de momento no me lo he planteado. Es súper estresante, mis respetos para los escritores.

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